Una vez más la ONU, coincidiendo con la apertura de los plenarios de su Asamblea General, ha promovido este año la celebración del Día Internacional de la Paz para la jornada del 21 de septiembre (véase: http://www.un.org/es/events/peaceday/2010/). Sin embargo, hay que recordar aquí la paradoja (llamésmola suavemente así) de que fue la ONU quien dictó la resolución 1441, de 8 de noviembre de 2002, abriendo así las puertas a la invasión de Irak por parte de EE.UU. por el motivo de las supuestas armas de destrucción masiva. La ONU también ha amparado de algún modo guerras de muy dudosa legalidad, como la de Afganistán. Como ha escrito el investigador para la Paz Eduardo Melero: “El 20 de diciembre de 2001, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó la Resolución 1386, en la que autorizaba el establecimiento de la ISAF (Fuerza Internacional para la Seguridad en Afganistán) para mantener la seguridad en Kabul y sus alrededores, permitiendo que ISAF utilizara la fuerza armada para cumplir su cometido”.
¿Quizás la ONU pretende con la celebración de este Día que reduzcamos la Paz a un bello sentimiento y que la alejemos de nuestra exigencia de Justicia?. ¿Que hablemos de Paz, pero que no hablemos de la retirada de España y de la OTAN de Afganistán?. ¿Que hablemos de Paz pero que no hablemos de los gastos militares y la fabricación de armas y las políticas exteriores agresivas?. ¿Que hablemos de Paz y de tibios llamamientos al desarme nuclear pero no que denunciemos quién fabrica, tiene y amenaza con sus arsenales nucleares desde Rota, Morón y Gibraltar?. Celebrar la Paz está bien, ¿denunciar las guerras no?.
En su discurso de este año dedicado a la Paz Ban Ki-moon ha dicho que los jóvenes “son vulnerables a las fuerzas del extremismo. Por eso, digo a todos los gobiernos y a nuestros asociados: hagamos más por los jóvenes. Démosles un mundo de paz y tolerancia”. Teniendo razón en lo que dice, pienso que al Secretario General de la ONU se le ha olvidado mencionar que el legado que “los viejos” (los que no parecen “extremistas”) están dejando a los jóvenes es aterrador: inmensos arsenales atómicos que siguen activos, guerras y multimillonarios gastos militares, cambio climático, crisis alimentaria…
(septiembre 2010)