viernes, 25 de marzo de 2016

Guerra, cambio climático, xenofobia.


Aunque a poca gente parezca importarle el problema climático, y mucho menos a las enloquecidas autoridades que se cruzan de brazos ante las férreas directrices de los intereses económicos, las noticias que van apareciendo en los medios de comunicación sobre el cambio térmico en el planeta son sobrecogedoras. Los datos que circulan son sencillamente estremecedores. Y aunque caer en el milenarismo o catastrofismo es un absurdo lujo que no nos podemos permitir ya, tampoco parece razonable mantenerse impasibles o ajenos al problema. Minusvalorar este asunto para aparentar serenidad o control del aparatoso desequilibrio es tan ridículo y peligroso como la otra extrema opción fóbica contra el género humano y su supuesto destino suicida. En todo caso, y de un modo objetivo, podemos decir que la situación es bastante más que preocupante. Y no solo por el problema en sí, tan grave, sino también por la irresponsable pasividad de nuestros gobernantes que no hacen nada útil, realmente, para enderezar el ruinoso rumbo que el Capitalismo nos ha marcado a todos y a todas.





En este contexto de crisis planetaria, las guerras y la sinrazón continúan campando a sus anchas. Las fuerzas armadas belgas, asesoradas por John Kerry (EE.UU.), han decidido bombardear al ISIS en territorio sirio con sus cazas F16: http://www.clarin.com/mundo/atentados-Belgica-F-16-bombardear-ISIS_0_1546645450.html, los cuales ya estaban operando en Irak junto a los cazas holandeses. Con la aviación militar de Francia a la cabeza, Europa entera pacta con Turquía un acuerdo indigno para expulsar a refugiados de la guerra de Siria y se entrega a la vía belicista para intentar solucionar los problemas (sobre todo de cara a un electorado que se vuelve más conservador cada día). El espectáculo es sórdido donde los haya, al tiempo que en Idomeni (frontera griega con Macedonia) los refugiados sirios sufren los rigores de un rechazo histórico de Europa a los más elementales principios éticos de ayuda humanitaria.


La xenofobia crece en Europa. El llamado Informe RAXEN deja claro que sigue creciendo un clima de racismo y xenofobia en nuestro país y en toda Europa que viene a coincidir, sospechosamente, con la pasividad de los gobiernos en relación con los delitos de odio: http://www.movimientocontralaintolerancia.com/html/raxen/raxen.asp. La actitud militarista de nuestros gobiernos, sumisos a las directrices de la OTAN, lo dice todo respecto a cómo la vieja Europa pretende ahora desembarazarse de lo positivo que ha ocurrido en el norte de África y en Oriente Medio respecto a las primaveras árabes. Europa da la espalda a los aires de libertad de países que querían democracia y, a la vez, denunciaban las desigualdades sociales impuestas por tiranos sostenidos por Occidente. Europa se debate entre permitir que las organizaciones musulmanas adquieran poder en el Mediterráneo y su preferencia por gobiernos obedientes y pro occidentales. Esta es la cuestión, la vieja cuestión.

"Desde su inicio en 2011, la guerra civil siria le ha costado la vida a más de 200.000 personas y los desplazados ya se cuentan por millones. Diversas causas políticas y sociales han contribuido al conflicto, pero un nuevo estudio señala al cambio climático como la gota que pudo desbordar el vaso en el país mediterráneo, al agravar la sequía que tuvo lugar entre 2006 y 2010 hasta convertirla en la más larga y dura jamás registrada en la zona. Es, además, la primera vez que se relaciona el calentamiento global con un conflicto del siglo XXI" (http://muhimu.es/medio-ambiente/siria-cambio-climatico/#)


Ecologistas en Acción:
Fuente de la fotografía (AFP/ Daniel Mihailescu):