Acaba de
terminar la XXVII edición de las Marchas a Rota, Morón y Gibraltar. Un año más
el movimiento por la Paz de Andalucía ha demostrado su capacidad de decir NO A
LA GUERRA, sí al empleo, a la educación, a un sistema sanitario de calidad,
etc. El sábado 27 estuvimos en Morón y Gibraltar y el domingo 28 en la Base de
Rota exigiendo políticas de Paz y Desarme bajo el lema: “GASTOS MILITARES PARA
ESCUELAS Y HOSPITALES. OTAN NO, EMPLEO Y VIVIENDA SÍ”. Por mi parte, un año
más, he tenido la inmensa suerte de poder participar junto a todos mis
compañeros y compañeras en este proyecto de Paz, en este proyecto de dignidad
para Andalucía y los demás pueblos del mundo que reclamamos, que exigimos,
Solidaridad Internacional y Cultura de Paz en vez de la carrera armamentista y
belicista de nuestros gobiernos.
Las marchas
contra las Bases de Rota, Morón y Gibraltar han incluido este año 2012, como no
podía ser de otro modo en un momento en que hay anunciada una Huelga General
para el 14 de noviembre, claros y variados mensajes del movimiento pacifista a
favor del empleo y unas condiciones de vida dignas; empleo y condiciones de
vida que están siendo impedidas por, entre otras causas, un gasto militar
(alrededor de 20.000 millones de euros anuales y una deuda militar de unos
30.000 millones de euros) que está desviando para financiar las guerras los
recursos que tanto necesitamos para el empleo, la vivienda, la educación, la
sanidad, etc.
Pero ahora que
ha pasado esta importante convocatoria de los y las pacifistas de Andalucía
quisiera contar, tranquilamente, mis sueños de guerra…
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Sí, la
provincia de Cádiz es un auténtico paraíso en la tierra y en el mar. Las playas
de Conil o Zahara, el pinsapar de la Sierra de Grazalema o los sabores marinos
de Tarifa y su entorno son realidades de gran belleza. Igualmente lo son la luz
de la ciudad de Cádiz, los caballos de Jerez, el frondoso Parque de los
Alcornocales, la hondura mística del Coto de Doñana… y tantos otros atractivos que
sorprenden por su brillo y su exuberancia de vida. Esta es una tierra mítica,
fenicia y tartésica, que hermana Europa con África y que, por el Estrecho de
Gibraltar, toma el pulso al universo mediterráneo.
Pero, cómo no,
toda utopía tiene su envés, su mundo oscuro bajo el felpudo, su tarántula negra
agazapada en los dobleces del cubrecama. Aunque en la provincia de Cádiz me temo
que hay dos peligros cargados de veneno en vez de uno, pues aquí todo es o
doblemente bello o doblemente negativo. Literatura aparte, nuestros dos mayores
problemas son el altísimo índice de desempleo (que continúa creciendo y
angustiando a la población hasta límites sobrecogedores -un 35%-) y los riesgos
de carácter militar derivados, especialmente, de las Bases, con carácter
nuclear, de Rota y Gibraltar.
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Es poco conocido
el caso de la militarización social (política, económica, industrial,
territorial…) de la provincia de Cádiz, acontecimiento que está ligeramente confundido
con la presencia de las dos grandes bases de Rota y Gibraltar. Es decir, una
cosa es el hecho, histórico, de la militarización de este territorio y otra es
la presencia, a partir de los años 50, de la Base de Rota, donde se almacenó un
colosal polvorín nuclear hasta 1975. Ambas realidades están completamente
relacionadas entre sí, pero no son exactamente lo mismo.
Muy
recientemente, Ecologistas en Acción-Cádiz ha elaborado un breve informe donde
se desgranan algunos de los elementos que constituyen ese hecho de la
militarización social de la provincia de Cádiz. Dicho informe puede verse en: http://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/Documento_completo_10_razones_para_hacer_objecion_fiscal_a_los_gastos_militares.pdf.
Remito al lector a este breve informe, en cuya elaboración he participado, para
ahondar un poco en lo que estoy comentando, a saber, que prácticamente detrás
de cada bella playa, pasando los pinares, sigue habiendo un cartelito mohoso
que dice: “prohibido el paso, zona militar”… aunque algunas de esas
instalaciones, recientemente desafectadas de su uso militar, ya solo sirven al
Mº de Defensa para especular con ellas y tratar de vendérselas caras a los
ayuntamientos de la zona.
Si alguien
quiere profundizar más en el asunto le propongo, también, este otro documento
de la Red Antimilitarista y Noviolenta de Andalucía (R.A.N.A.) titulado “Nueve
propuestas de Paz, Desarme y Noviolencia para Andalucía” (http://redantimilitarista.wordpress.com/2012/04/17/17-de-abril-de-2012-dia-mundial-de-accion-contra-los-gastos-militares/#more-725)
donde encontrará, igualmente, noticias diversas, aquí contextualizadas en el
ámbito territorial de la Comunidad Autónoma, sobre la militarización social que
padecemos los y las andaluces, gaditanos incluidos.
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Algunas veces
me pregunto: ¿qué hago yo dedicándome a la Paz si nunca he estado en una guerra
y nunca he padecido los rigores del exilio, o de las mutilaciones, o del
hambre, o de la ruina de las infraestructuras, o de la pérdida de seres
queridos, o de la contaminación fruto de bombardeos con sustancias químicas o
radiactivas… o de tantos y tantos otros efectos perniciosos de las guerras?,
¿de dónde me viene a mí este afán por hablar de Paz, Desarme y Noviolencia si
yo jamás estuve en una guerra ni padecí nunca los efectos de un conflicto
armado –quitando los psicológicos y culturales, lo que no es poco, producidos
por la dictadura militar franquista durante 40 años–?.
Siempre he vivido en Jerez y en mi ciudad –y en toda la zona de la Bahía
de Cádiz, donde vivimos 700.000 personas ahora tan amenazadas por el escudo
antimisiles– es muy fácil soñar con
la guerra y, más concretamente, con gigantescos y ensordecedores aviones de
guerra lo mismo que con otros artilugios militares sofisticados. La provincia
de Cádiz es la provincia más militarizada del estado español, incluyendo, y
esto es lo peor, regulares visitas de naves nucleares (buques o submarinos) de
distintas flotas de guerra a los puertos de Rota y Gibraltar. Por ejemplo, el
Pittsburg (http://www.diariodecadiz.es/article/provincia/1284330/otro/submarino/nuclear/rota.html)
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Como abducido por su oscuro misterio, ya de pequeño dibujaba, supongo
que al igual que otros muchos niños y niñas de por aquí, el gran depósito de
agua –pintado a cuadros rojos y blancos para ser bien visto por las aeronaves–
que destaca como altura mayor de la Base de Rota. En verano veía mucho ese depósito-minarete
porque iba con mi familia a bañarme a la playa de Puntacandor, junto al pueblo
de Rota. Y entre dunas y pinares asomaban frecuentemente aviones de guerra que
pasaban zumbando por encima nuestra mientras mi familia, y otras muchas, nos
dedicábamos inocentemente a las tortillas, los picadillos fresquitos y las
siestas. Sí, nos bañábamos –a lo Fraga– junto a las bombas nucleares que, allá
por los años 70, sesteaban también en las tripas de la escuadra de submarinos
Poseidón que fondeaba permanentemente en la Base. Un mundo feliz de armas atómicas, cometas y sandías. Jugábamos con las
medusas y las olas mientras los yanquis ensangrentaban, más allá de nuestra
inocencia desarrollista, países como Vietnam. Recuerdo, concretamente, a los
P3-Orión de lucha antisubmarina revoloteando incesantemente, a muy baja altura,
por encima nuestra allí en la playa. De pequeño me quedaba absorto mirando
aquellas fortalezas volantes, sin comprender apenas y, a renglón seguido,
volvía a mi cubito de arena y a bañarme.
No
éramos conscientes de lo que la Base de Rota y toda aquélla Guerra Fría
significaba porque, simplemente, se nos había amputado desde hacía mucho toda
capacidad de percepción crítica de la realidad. Es verdad que los terratenientes
y señoritos de la zona daban las boqueás,
pero la gran oligarquía financiera española y los tecnócratas del Opus Dei lograron
colarnos una Base Nuclear a la puerta de nuestras casitas de vecinos. Franco
nos estaba sacando –según el NODO– del aislamiento… y mucha gente de por aquí
sabíamos cómo conseguir algo, lo que fuera, ropa, herramientas, pequeños
electrodomésticos, etc., acudiendo a los contenedores de las urbanizaciones
donde sabíamos que vivían “los americanos”. Yo mismo fui a rebuscar alguna vez,
siendo adolescente, a ciertos contenedores de basura de lujo del Puerto de
Santa María.
A
los de Palomares y a nosotros la era líquida –la era del poder atómico– nos
llegó muchísimo antes que a nadie. Así que contemplábamos la Base, quizás, con
los mismos ojos pasmados, milagreros, con que algunos contemplaban la catedral
que un papa falso levantó en Utrera como pingüe homenaje a una supuesta
aparición profética de la Virgen María.
Y así, en parte, seguimos o sigo todavía, a mis 50 años, viendo, oyendo,
construyendo (hay varias fábricas de armas en la provincia de Cádiz) y
disfrutando de cazabombarderos, aviones de carga militar, helicópteros de
guerra, festivales aéreos militares, aviones cisterna, maniobras navales,
bandas de música militar en la Semana Santa, grandes acuartelamientos, potentes
radares, polvorines, portaviones, oficinas de “Defensa”, astilleros de guerra,
baterías de misiles, aviones que transportan tropas, escudos antimisiles,
exhibiciones y solemnidades militares en San Fernando, holas y adioses al buque
escuela Elcano, visitas de este o esta Ministro de Defensa, cuarteles y
viviendas militares, prácticas de tiro naval y un larguísimo etc. de realidades
militares bastante variadas.
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Bien,
hoy quiero hablar de este mal sueño de guerra, junto a la Base de Rota, en que
me ha tocado vivir y, concretamente, de lo que siento ahora cuando de noche
oigo el rugido de los motores del C5 Galaxy por encima, literalmente lo digo,
de mi cama. Por cierto, aquí les presento, para abrir boca y de la mano de uno
de los fabricantes de armas más grandes del mundo, Lockheed Martin, al ruidoso C5
Galaxy. Por favor, pinchen aquí y véanlo: http://www.youtube.com/watch?v=ISFtVs7Gbpw&feature=related
Pues no hace
mucho, era viernes, me acosté a las 00,38h. Puse el despertador para el día
siguiente y me eché sin más. Yo duermo muy bien, y además caigo enseguida, así
que tiene que haber un fuerte ruido para que me desvele (como, por poner un
ejemplo, el de los cohetes que cada 6 de diciembre irrumpen en el amanecer de
Jerez para saludar a la Inmaculada Concepción, patrona de la infantería
española). Entonces, digo que después de poner el despertador, dejé mis baratas
gafitas de presbicia junto a la radio que casi nunca oigo y me eché a dormir.
La ciudad –bueno, mi pueblo, porque Jerez es un pueblo– estaba ya toda en
silencio cuando de pronto el cielo, el tiempo, el espacio, los sentidos, se
llenaron con un temible estruendo de motores… efectivamente, un dragón de la
muerte, un Lockheed C5 Galaxy, estaba maniobrando por encima de nuestras ya
escasas bodegas y de nuestros monumentos -al victorioso general jerezano Miguel Primo de Rivera y al heroico aviador militar Durán González-
para enfilar la pista de aterrizaje de la Base Aeronaval de Rota. Este
estruendo duró no más de unos 15 a 20 segundos. Sé que no fue ni un Boeing
KC-135 Stratotanker (cisterna de
reabastecimiento en vuelo), ni uno de los bestiales C-17 Globemaster, ni un
tristemente-recordado-por-su-capacidad-de-asesinar B-52, que son todos aviones
enormes que pululan continuamente por aquí entre las bases de Morón y Rota y
que hacen unos ruidazos parecidos al amenazante y sobrecogedor C5 Galaxy. Lo sé
porque lo sé, porque lo he oído muchas veces, porque siempre me paro, esté
haciendo lo que esté haciendo, cuando oigo ese estruendo y le presto atención.
Lo sé porque tengo grabado en mi cerebro el momento, que he oído
frecuentemente, en que se produce un notable cambio de velocidad -parecido al
de la inversión de motores cuando una aeronave entra en pista- de sus cuatro
motores General Electric TF-39 (ó CF6-80C2)
que lo impulsan. Lo sé porque pueden oírse también en los vídeos de youtube
–por ejemplo en el aterrizaje: http://www.youtube.com/watch?v=ycaOpV-q0h4&feature=relmfu,
y en el despegue: http://www.taringa.net/posts/imagenes/1984219/Lockheed-C-5-Galaxy_-Gigante-en-el-aire___.html–.
Seguro. Era un
auténtico dragón de la muerte, un monumental carguero estratégico C5 Galaxy de
esos que están bajo la responsabilidad del premio Nobel de la Paz sr. Barak
Obama. Qué tiempos estos en que los responsables de los grandes arsenales de
destrucción masiva son reconocidos y galardonados como si fueran pacifistas. No
quiero ser un mal agorero, pero fea señal, ¿no?. Y quiero añadir que la hora de
los aterrizajes en la Base de Rota de estos mortíferos bicharracos, lo digo por
si alguien quiere hacer turismo belicista en la provincia de Cádiz, oscila, más
o menos, entre las 7 de la tarde y la 1 de la madrugada. Vuelos irregulares,
claro, que dependen totalmente de en qué parte del planeta toca matar.
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Y como decía, un
viernes a la hora de acostarme, después de poner el despertador, oigo ese
rugido… que vengo oyendo, casi, me da la sensación, desde toda mi infancia
hasta aquí, como he dicho. Los C5 Galaxy, inmensos aviones de carga que pueden
volar muy bajo y a muy poca velocidad, parecen, cuando se acercan a pista, que
casi no se mueven en el aire, como si estuvieran a punto de caer… pero no, no
se caen (ni en mis sueños). Su color gris oscuro es, seguro, un reflejo de la
mortífera carga de 120.000 kilos que pueden transportar: tropas o material
variado de guerra (tanques, helicópteros, camiones, grúas, soldados, municiones
y armas de todo tipo). Casi siempre enfilan la pista de aterrizaje de la Base
Aeronaval de Rota, de unos tres kms. de larga, maniobrando desde del norte y
haciendo una gran curva entre Jerez y el Puerto de Santa María para acabar en
el peligroso aeropuerto roteño. Así que nos sobrevuelan frecuentemente por el
lado noreste o, también, por el lado de levante; aunque por dónde entran o
salen de pista depende igualmente de condiciones atmosféricas como el viento
reinante, etc. Ver venir esas moles
volantes de metal ametrallador por el cielo de la campiña entre Arcos y Jerez,
con la silueta de la serranía de Grazalema al fondo, como yo lo he visto alguna
vez, es una fina experiencia espiritual que recomiendo a todos y a todas.
http://www.infodefensa.com/?noticia=ind ... o-y-mantis
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Ya he dicho
que no exagero nada al explicar, como trato de hacer aquí, que los sueños de
todos los gaditanos están cuajados de aviones de guerra, ya rápidos, ya lentos,
ya estruendosos. A quien no me crea le pido que lo compruebe aquí: http://www.diariodejerez.es/article/jerez/1128445/am/se/pone/prueba/la/parra.html.
Eso es, se trata de una noticia (venía al día siguiente, a color y en primera
página en el diario local de Jerez de más tirada) que da la buena nueva –el
tiempo de Paz de las Navidades se acercaba cuando la publicaron– de que el
costosísimo avión militar de carga y transporte europeo A-400M había aterrizado
en el aeropuerto civil de Jerez, llamado La Parra, haciendo prácticas de prueba
y eficaces piruetas. Y un poco más lejos, a unos 60 kms., en el pequeño
aeródromo deportivo de Villamartín, sobre la misma fecha, se probaban el avión
de guerra Mantis y el helicóptero Pelícano, dos robots militares capaces de
matar pero tripulados a distancia (véase al respecto: http://www.revistatenea.es/RevistaAtenea/REVISTA/articulos/GestionNoticias_6571_ESP.asp).
Pero además, fabricamos –en plantas situadas en Puerto de Santa María, Puerto
Real y Jerez– piezas de fibra de carbono para el mencionado carguero
estratégico A-400M.
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No, no es que
yo esté obsesionado con el rugido de los aviones militares y cosas así. Es
quizás que quien me lee no ha tenido probablemente, por mencionar otra, la
extraordinaria experiencia de oír en directo el ruido que hace un Eurofighter
Typhoon en la playa de la Victoria, en un acto (anual) organizado por el Ayuntamiento
de Cádiz (“Festival Aéreo” le llaman). El cazabombardero (no sé si útil también
para las “misiones humanitarias” a las que se apuntan PP y PSOE continuamente)
llega a buena velocidad, en paralelo por la playa, hasta la altura de la
tribuna de invitados, se para casi en seco y echa a volar, en vertical, hacia
el mismísimo aliento encogido de más de 20.000 espectadores que aplauden el
show bélico. Pura y dura propaganda de guerra que en la provincia de Cádiz está
a la orden del día. Por cierto que aquél día de piruetas militares
humanitarias, como yo andaba por allí con mis compañeros y compañeras de la Red
Antimilitarista y Noviolenta de Andalucía (R.A.N.A.) clamando por la Paz, un
abuelo me dijo:
-Oiga, quite
de ahí la pancarta que no deja a mi nieto ver el espectáculo y llevamos aquí
mucho tiempo esperando.
Estas palabras me llegaron al alma.
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Y aún quisiera añadir que mis sueños de guerra –a pesar de que
me hice insumiso en 1988– hunden sus raíces en un ambiente bastante más rancio,
torticero, monótono y dictatorial que los modernos aviones de combate del s.
XXI. Porque ya Franco respondía desde Jerez, allá en 1962, justo la fecha en
que nací, con una panda de aviones de lucha antisubmarina, los arqueológicos
hidroaviones Albatros, y luego con los P3-Orión (algunos de ellos alquilado a
los mismos Estados Unidos), desde una Base Aérea militar radicada en Jerez (que
hoy es el aeropuerto civil de AENA). Era el llamado Ala 22 de Lucha
Antisubmarina que en el año 1992 se trasladó definitivamente a la Base de
Morón. Mis queridos P3-Orión, que siempre vivirán en mi retina por haberlos visto
y oído tanto, tienen capacidad para
realizar, en mayor o menor grado, las siguientes tareas: lucha antisubmarina y
anti-superficie, vigilancia marítima, minado, vigilancia de narcotráfico e
inmigración ilegal, búsqueda y salvamento, mando y control aéreo, inteligencia
electrónica y fotográfica, comunicaciones, etc. Por cierto que he oído aquí
en Jerez la anécdota de un piloto de un
P3 que una vez voló muy bajo, rozando las casas de una barriada del
extrarradio, para que un mecánico que iba a bordo pudiera saludar por la
ventanilla a su esposa. Ignoro la veracidad de esta insignificante anécdota,
pero aseguro a todos que detrás de esta tontería habita un mundo de miseria (la
que hemos vivido aquí durante siglos) mezclado con otro de sofisticada
tecnología que se implicó de lleno, directamente, en la guerra nuclear, fría
(dicen), entre EE.UU. y la URSS. Rota y Jerez no son Palomares, ni mucho menos,
pero quién sabe si un día (gracias al escudo antimisiles) lo serán. Supongo que
aquéllos franquistas P3-Orión (que todavía se usan, por ejemplo, en la guerra
de España contra Somalia) prepararon mis orejas para los bestiales Galaxys
norteamericanos de hoy.
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Pero ya no
tenemos base aérea militar en Jerez. Así que La Base de Rota es, por supuesto,
la razón principal por la que yo, hoy, tengo sueños de guerra, sueños con
tarántulas volantes que llevan grandes cantidades de armas y de soldados a las
guerras de Oriente Medio con el consentimiento de aspecto bobo y cruda
complicidad de mis impresentables gobernantes. Así es, la palma de todo este
tinglado militarista que el PP y el PSOE han montado en las provincias de
Sevilla y Cádiz se la lleva, por supuesto, la Base de Rota: La base de Rota está ubicada frente a Cádiz,
a la entrada del estrecho de Gibraltar. Tiene una extensión de 23.000 hectáreas
y un perímetro de 26 kilómetros. El puerto, recién ampliado, tiene capacidad
para 24 buques. En la pista se produjeron el año pasado 45.000 movimientos
aéreos. El convenio autoriza un máximo de 4.250 militares y 1.000 civiles
estadounidenses. También puede tener 18 aviones de patrulla marítima, 13 de
reconocimiento y 18 de patrulla de EE UU. Alberga el Cuartel General de la
Flota española y los mayores buques. (portaviones, fragatas, etc).
Todos los políticos de la zona, empezando por el Presidente de la Junta
de Andalucía, hacen mutis por el foro cuando de la Base se trata. Por ejemplo:
el tratado España-USA en materia de Defensa habla de la posibilidad de
accidentes nucleares en las bases de Morón y Rota… pero no hay ninguna
información en las poblaciones que rodean a las mencionadas bases acerca de qué
hacer si esos accidentes se producen. ¿Y si se producen ataques de otras
potencias a estas instalaciones?. Aquí nadie dice nada de nada al respecto. El
día que ocurra algo nos caeremos con todo
el equipo, como se suele decir. Las sensaciones de resignación e indefensión
de la ciudadanía es absoluta, el silencio de las autoridades sórdido hasta
límites inhumanos… aunque luego se acusa a Sadan Husein, Gadafi, etc., de usar
a sus poblaciones como escudos humanos. Porque aquí algunos aún se ilusionan
por unos puestos de trabajos, pero no quieren hacerse eco de lo que ya ha dicho
Medvedev "y, probablemente, emplazar
en el oeste y el sur del territorio ruso modernas armas ofensivas capaces de
destruir el componente europeo del sistema de defensa antimisil..." (http://www.revistatenea.es/RevistaAtenea/REVISTA/articulos/GestionNoticias_6531_ESP.asp)
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Pero
volvamos a mis sueños de guerra. Una unidad del Galaxy vale unos 180 millones
de dólares y una hora de vuelo de este aparato vale alrededor de 50.000 dólares.
El morro de un C5 Galaxy es como el de un bulldog mudo y puede abrirse y tragar
toneladas de todo tipo de material de guerra. Sus pesadas alas, levemente
caídas, y su críptico U.S. Air Force escrito en un fuselaje apocalíptico de
gris oscuro atemorizan. Su tren de aterrizaje de los deseos de mil y una
ruedas, sus cuatro gigantescas turbinas, su alta cola trasera y sus grandes
estabilizadores, su descomunal panza donde enguye o vomita la guerra… todo esto
contrasta, sí, es verdad, con lo tranquilos que se bañan los militares
españoles de la Base de Rota en las playas del Almirante, tanto en el trocito
que da por el lado de La Costilla como por el que da al lado de la playa de
Fuentebravía (en el término de El Puerto de Santa María). Todo esto que yo
cuento contrasta, sí, con el “pero aquí
nunca ha pasado nada” de algunos lugareños aún confiados. Pero no me extraña
–no me extraña nada– que algunos aún confíen en la ausencia de peligrosidad de
la Base.
Pongamos
un ejemplo significativo que aclare un poco el porqué de esta supuesta sumisa aceptación
de los habitantes de la zona: en el informe medioambiental del ayuntamiento de
Rota sobre la contaminación acústica en su término municipal (véase: http://www.aytorota.es/doc/medio_ambiente/mapa_ruido/rota_informe_entrega_enero_2008.pdf)
no se encontrará nada sobre el ruido de los C5 Galaxy ni de ningún otro avión.
¿No es raro –y sintomático– de la total falta de información en la misma zona
de lo que es y representa la Base?. Consulten ustedes mismos este documento al
que me refiero y compruébenlo. El autor o autores del mismo resuelven el asunto
con un laconismo tecnicista (para que muy pocos puedan entenderlo) que me hace
temblar: <<Las curvas isofónicas han sido proporcionadas por la Jefatura del Apoyo
Logístico de la base naval. Las curvas han sido obtenidas mediante simulación
informática y los resultados se encuentran en el estudio “Aircraft Noise Study
– Summary Report. Naval Station Rota. Spain. (January 200)”, elaborado por el
Air Force Center for Environmental Excellence (Environmental Conservation and
Planning Directorate) y el Headquarters Air Mobility Command (Civil Engineering
Directorate Planning and Programming Division), donde se establece la huella de
ruido correspondiente a un día medio de la zona objeto de estudio>>. Pero no solamente los datos los da la
misma Base y, para más inri, han sido obtenidos por simulación informática,
sino que además ni se ofrecen ni se hace de ellos un resumen o una valoración.
Por su parte, en la tesis doctoral (año 2002) de Mª Rocío
Piñeiro (dedicada a las relaciones socioecológicas entre la Base de Rota y su
entorno más inmediato y que puede verse completa en internet: http://gestdoc.aytorota.es/webnet/W11667/indexadordocumental/archivo/Id/F17643/Nf/tesis_doctoral.pdf)
tampoco encontraremos datos significativos al respecto, aunque su estudio sí
esté lleno de otros valiosos datos y aportaciones varias sobre otros temas
(como las numerosas veces en que los ecologistas hemos hablado de los peligros
de contaminación nuclear en la zona).
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Recuerdo –lo
recuerdo en mi propio cuerpo– el miedo que, durante unos días, reinaba en esta
zona cuando el presidente de U.S.A. Ronald Reagan ordenó bombardear Trípoli y
Bengasi en abril de 1986. Mi experiencia de la amenaza de la posible réplica
militar de los cazabombarderos libios se redujo a “nerviosismo”, según quedé
informado por ABC en http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1986/04/16/035.html,
pero la verdad es que aquí, entonces, el cangueli
era mucho. Todos, en aquel momento, creímos que Gadafi quizás podría burlar los
sistemas defensivos norteamericanos y hacer algún daño en la Base de Rota y sus
alrededores. Por lo visto (aunque ya esto lo sé solo de haberlo leído) vino
hasta la Base Aeronaval Nuclear el inefable don Manuel Fraga… entonces
presidente de AP. Y al ser preguntado por lo que había notado en el interior
del recinto militar dijo con sorna: "Aquí no pasa nada. Yo sólo he visto a
unos americanos jugando al golf y a tres negritas monísimas". (en: http://www.diariodecadiz.es/article/provincia/1083978/mana/viste/caqui.html). Pero sí que pasaba. Y lo que pasaba era que sentimos
miedo a ser bombardeados... un miedo que, como es sabido, no supera al otro
miedo (lo señalé claro al comienzo de este artículo) que nos atenaza: el paro,
el hambre.
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De aviones militares en acciones de guerra -declarada o no-
sabemos lo que se dice un rato aquí en la provincia de Cádiz y en Morón. No hay
más que recordar Guantánamo y los vuelos secretos (dicen que hasta 11)
organizados por la CIA en 2005 para portear presos de guerra en el eje
Guantánamo-Rota-Turquía (según se explica en, por ejemplo, http://www.radioklara.org/spip/spip.php?article1654). Aunque esta actividad aérea militar siguió en 2007 (http://www.elpais.com/articulo/espana/Gobierno/admite/juez/escala/vuelos/CIA/Guantanamo/elpepuesp/20080906elpepinac_3/Tes)
y parece que se remonta a 2002 (http://www.diariodecadiz.es/article/andalucia/141434/gobierno/admite/dos/vuelos/rota/guantanamo.html).
Pero en la Base de Rota hay decenas de miles de movimientos aéreos anuales… y,
casi con toda certeza, uno puede imaginar que, además del tráfico humano citado
-que vulnera toda el Derecho Internacional y todas las convenciones
internacionales en defensa de los Derechos Humanos-, las aeronaves
norteamericanas deben llevar a bordo, seguramente, todo tipo de material
bélico: armas químicas, nucleares (quizás no ensambladas) y bacteriológicas.
Por eso, por obra y gracia de Francisco Franco y de Su Graciosa Majestad, el
cielo de la región del Estrecho de Gibraltar ha sido siempre, y sigue siéndolo
en la actualidad, una permanente feria de aviones de guerra sobre nuestras
cabezas, mientras dormimos.
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A mí me parece, a lo mejor en extraña pirueta junguiana, que existe
alguna relación entre la mente colectiva de los españoles, en donde el peligro
venía del sur (que vienen los moros), y el tapón que puso Franco en Cádiz
para que nadie nos invadiera: la Base de Rota… como si hubiera sellado por el
sur la herida que él mismo abrió cuando cruzó el Estrecho con destino
(ensangrentado) Madrid… el ruido de sables, el golpe de estado, la República abatida,
los americanos que nos salvaban (bienvenido Mr. Marshall) ya para siempre de lo
que pudiera venir por el Sur, las bombas nucleares yanquis que, gracias a
Dios, Franco colocó en Rota frente a los rojos de la URSS y a los
moros… La Base de Rota, la otra cara líquida del Valle de los Caídos,
símbolo de modernidad y cicatriz atómica de la Guerra Civil que causó un millón
de muertos.
También
el origen del pequeño aeropuerto de La Parra (Jerez) está en el transporte de
tropas por parte de Franco desde el norte de África hasta la península. Por
cierto que en 7 de julio de 1977, un P-3 Orión, se estrelló en la misma pista de La
Parra causando seis muertos de su tripulación. En septiembre de 1988 un caza
F-5 también tuvo un accidente en la base. Desde esa fatídica fecha, no se había
tenido que lamentar ningún otro incidente aéreo con víctimas mortales en la
ciudad, aunque en septiembre del 88 un F-5 se precipitó dentro del perímetro de
la base jerezana causando graves heridas a su piloto.
¿Accidentes
de los C5 Galaxy en la Base de Rota?. Supongo que unos cuantos; reseñados en
prensa ninguno (que yo sepa), aunque por supuesto en internet pueden leerse tenebrosas
noticias como esta de abril de 2006 “Se estrelló un C5 que se dirigía a la Base
de Rota”:
<<En las
primeras horas de hoy, un enorme C-5 Galaxy de la USAF se estrelló cerca de la
base aérea de Dover, en Delaware, cuanto intentaba realizar un aterrizaje de
emergencia a consecuencia de la plantada del motor número 2. EL avión estaba
asignado al Ala 436 correspondiente a la Air Nacional Guard.
Abordo se
encontraban 17 ocupantes y se desconoce la cantidad de víctimas, el C-5 se
partió en tres segmentos, la proa se separó del fuselaje, aunque no en su
totalidad y todo el conjunto de la deriva, quedó a cientos de metros de los
restos principales.
El principal
accidente aéreo del C-5 sucedió en Abril de 1975, cuando realizaba la
evacuación de niños huerfanos de Raigón (Vietnam). El avión despegó con 314
personas abordo, incluídos 127 niños y una de las puertas laterales de acceso
fue mal cerrada. La misma se desprendió en vuelo colisionando con la deriva lo
que provocó la perdida de control del avión, que realizó un aterrizaje de
emergencia, aunque 176 personas resultaron fallecidas.
Las fotos
muestran el estado del C-5 que se estrelló hoy en Delaware:>> La base aérea militar de Dover es a la que
llegan, habitualmente, los aviones que transportan los ataúdes de soldados
estadounidenses muertos en combate en Iraq o Afganistán. Véase:
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Pero este
artículo se me ha vuelto largo y pastoso. Lo siento. ¿Acaso no he dicho ya que
Cádiz es un nido de ametralladoras, una zona nuclear, una pista de despegue de
inmensos aviones de guerra, una guarida de escorpiones tipo “escudo antimisiles”?.
¿No he dado a entender ya, clara y sobradamente, que esto es, poco más o menos,
un campo de concentración o, más exactamente, un descomunal cuartel atómico?. ¿No
he dejado claro que no exagero y que aunque nunca estuve en una guerra llevo 50
años con ella en las venas?. Pues entonces basta por hoy. No insisto más. Mis
sueños de guerra, yo que nunca estuve en una guerra, terminan aquí.
Y quizás
alguien que haya tenido la notable paciencia de seguirme hasta este punto
concluya finalmente conmigo: los gaditanos y las gaditanas sí que, un día,
descansaremos bien en paz.