A muchos y a muchas nos sigue alarmando sobremanera el anuncio hecho el pasado 5 de octubre por el expresidente Rodríguez Zapatero acerca de la instalación en la Base Aeronaval de Rota de un sofisticado y agresivo sistema militar como es el llamado “escudo antimisiles”. Este anuncio, unido al hecho de que el actual presidente Mariano Rajoy acaba de nombrar ministro de Defensa a una persona que se ha dedicado y se dedica a la fabricación de armas de guerra (como misiles, bombas de racimo –ahora ya prohibidas–, etc.), nos mantiene a todos profundamente preocupados.
A los sucesivos gobiernos del PSOE y del PP no les está importando nada implicar a España en políticas claramente belicistas. Esto lo prueban hechos, por mencionar otros casos que se suman a los dos anteriores, como el fuerte incremento de las exportaciones de armas españolas en estos años: casi un 400% de incremento en 2010 respecto a 2001, es decir, 1.128 millones de euros, según Centre Delàs, en 2010; o como fue en su momento el significativo hecho de retirar los soldados españoles de Irak para, a renglón seguido, destinarlos a la guerra contra Afganistán; o como es actualmente la colosal deuda –de unos 30.000 millones de euros– que arrastra el Ministerio de Defensa, etc. Frente a la acción diplomática, las políticas de desarme, de respeto y fomento de los Derechos Humanos en el mundo, de solidaridad y de cooperación internacional, etc., los distintos gobiernos de España han apostado, sin tapujos, por coaligarse estrechamente con la OTAN y obedecer sin rechistar las directrices militares de Estados Unidos. Por ello, la instalación de uno de los elementos clave (4 grandes buques de guerra) de un nuevo e importante sistema de armas norteamericano en España no es ninguna sorpresa.
Aquí hace tiempo que el régimen bipartidista pactó operar en materia de Defensa y Política Exterior completamente al margen de la opinión ciudadana y contra ella, pues muchas veces, como se ha visto a lo largo del tiempo, los españoles y las españolas han reclamado políticas de Paz y Desarme y no han sido mínimamente oídos. Las condiciones del referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN han sido conculcadas una vez tras otra y la voluntad ciudadana libremente expresada en las urnas aquél 12 de marzo de 1986 violada sin contemplaciones. En vez de apostar por la defensa de los Derechos Humanos, el PSOE y el PP se han embarcado en el estado de guerra global que vienen practicando las grandes potencias. Una forma, dicen estos partidos, de ser tenidos en cuenta en el ámbito internacional.
El problema es de una magnitud ética y política inmensa: nuestros gobernantes actúan, lo repito, en materia de Defensa y Política Exterior, es decir, en los ámbitos que deberían fortalecer los caminos de la Paz y la Solidaridad Internacional, completamente al margen de la voluntad ciudadana. Nuestros gobernantes están tomando decisiones sobre nuestras vidas y sobre las vidas de los ciudadanos de otros países sin tener absolutamente para nada en cuenta nuestras exigencias de Paz y Desarme. No hay democracia real en materia de economía, pero tanto o más grave es el hecho de que en materia de Defensa y Política Exterior lo que hay es no ya ausencia de democracia –lo que, en realidad, no sorprenderá a nadie mínimamente informado– sino una locura belicista campando a sus anchas por todo el planeta y financiada, también y a la fuerza, con el dinero de nosotros y nosotras los contribuyentes que vivimos en este país.
No podemos permanecer pasivos ante todos estos hechos por muy gigantescas e inmanejables que puedan parecernos todas estas circunstancias. Nuestro deber ético y político de colocarnos frente a este creciente belicismo es insoslayable.
Respecto al “escudo antimisiles”, desvelemos algunas de las principales mentiras que nos han querido hacer creer respecto a él:
1ª.- Que “no amenaza a nadie”
Zapatero, el día que anunció que se instalaría en Rota el “escudo antimisiles”, dijo –de un modo muy surrealista– algo así como “esto no apunta a nadie”. Sin embargo, el presidente ruso Dimitri Medvédev ha contestado amplia y recientemente que Rusia se siente directamente amenazada por este sistema de armas auspiciado por la OTAN y el Pentágono. Sus declaraciones, más que preocupantes, no dejan lugar a dudas sobre la crisis de seguridad internacional de la que estamos hablando y pueden verse en:
2ª.- Que no será perjudicial para España
¿La instalación de un ofensivo sistema de armas estratégicas en el sur de España no nos convierte a todos en un blanco prioritario de potencias militares adversarias como podrían ser, en determinadas circunstancias, Rusia o China y cualquiera de sus aliados?. Es muy obvio que España queda mucho más expuesta que antes y, en este sentido, notablemente más insegura.
3ª.- Que no supondrá más peligro que la situación actual
La situación actual es ya, ciertamente, muy grave: España es un fiel servidor de la estrategia norteamericana en el Mediterráneo y Oriente Medio [estrategia que incluye el uso de la amenaza nuclear]. Las bases de Rota, Morón y Gibraltar ya son, efectivamente, un blanco militar de potencias adversarias. ¿Cuál es la novedad?. La novedad es que este nivel de peligrosidad se incrementa notablemente con el escudo antimisiles, es decir, con la presencia permanente de más buques de guerra y sus equipos de control en la Base de Rota.
4ª.- Que generará empleo
La gente que vivimos en la Bahía de Cádiz sabemos muy bien que el empleo que da la Base es muy escaso y muy mal pagado. Aquí no ignoramos que vendrán las empresas norteamericanas –con sus propios empleados– a contratar los escasos beneficios posibles que puedan generarse con el suministro de víveres, reparaciones de buques, obras en la Base, etc. En época de recortes presupuestarios, hasta para reparar la pista perimetral de seguridad de la Base se están usando bulldozers militares. Y no olvidamos tampoco, por ejemplo, el significativo contencioso que el Ayuntamiento de Rota tiene en materia fiscal con la Base [un resumen del cual puede leerse en este documentado informe sobre el escudo antimisiles:
5ª.- Que el coste del escudo lo pagarán otros
Ya el escudo le ha costado a España algunos millones de euros (unos 64) en mejoras de los muelles nº 1, 2 y 3 y en la construcción del nº 4 (inaugurado en el verano de 2011) de la Base Aeronaval de Rota. A esto habría que añadir otros costes como lo que resulte de incrementar los sistemas de seguridad de la Base o, sin duda, el coste del efecto negativo que toda esta actividad militar tenga sobre la industria turística de la zona.
6ª.- Que es una forma de “defenderse” de Irán o de Corea del Norte
Como es sabido, los misiles de Irán (los Shahab, con un máximo de 2.000 kms. de área de acción) y de Corea del Norte no tienen capacidad para impactar sobre territorio europeo. Entonces, ¿de quién nos defiende el “escudo antimisiles”?.
7ª.- Que forma parte de nuestras obligaciones con Europa y con la OTAN
El argumento de nuestra “lealtad debida” a Europa y la OTAN es un absurdo si se piensa lo que los ciudadanos ya dijimos y aprobamos en el referéndum de la OTAN de marzo de 1986: retirada progresiva de los efectivos norteamericanos de España, no nuclearización del territorio y no participación en la estructura militar integrada de la OTAN. Esas son las directrices que el gobierno español debería seguir y no las órdenes belicistas de EE.UU., la OTAN y sus socios europeos (especialmente los belicosos gobiernos de Reino Unido y Francia) que nos imponen más y más riesgos militares.
8ª.- Que España será “más tenida en cuenta” en el escenario internacional
Con el “escudo antimisiles” España, como ha dicho el general Miguel Ángel Ballesteros, director del Instituto Español de Estudios Estratégicos, hace “una apuesta política clara por convertir a España en un socio leal y fiable para la OTAN y para EE UU", lo que dicho en lenguaje llano significa: cada vez que haya una guerra o una operación de amenaza de fuerza por parte de EE.UU., España va a verse, a partir de ahora, aún más directamente implicada; cada vez que EE.UU. haga un movimiento estratégico en el norte de África, en el Mediterráneo y en Oriente Medio, España quedará más directamente comprometida en la situación de riesgo que se genere.
9ª.- Que es eficaz contra ataques y aumentará nuestra seguridad
Esta imagen de “eficacia” del escudo antimisiles ante posibles ataques de ejércitos oponentes es absolutamente discutible. Basta con oír atentamente las varias referencias en el citado vídeo de Medvédev a la medidas tecnológicas militares que las fuerzas armadas rusas están habilitando para comprender que el “escudo antimisiles” que operará desde la provincia de Cádiz no será invulnerable. Los elementos que componen el “escudo antimisiles” pueden ser atacados y destruidos por otras potencias.
10ª.- Que el “escudo” son armas de Paz
Llamar “escudo antimisiles” –como si fuera un simple chaleco antibalas– al sistema de armas contra-misiles es un eufemismo belicista en el sentido de que, en realidad, este sistema de armas no solamente tiene múltiples funcionalidades militares nada defensivas sino que además constituye una grave “ofensa” para, sin ir más lejos, el acuerdo que actualmente rige internacionalmente en materia de control de armas estratégicas nucleares, el llamado Nuevo START. Al emplear las palabras “escudo antimisiles” parece como si fueran los países de la OTAN quienes son las posibles víctimas de un futurible ataque ante el que no tienen otra opción legítima que la de “defenderse”… pero el inocente “escudo” más bien parece un descarado paso en la línea de un nuevo rearme cuyas consecuencias para la paz internacional serán muy negativas en el corto y medio plazo.
Una preocupante conclusión sobre el “escudo”:
Lo peor del “escudo” no es que constituye una realidad tecnológico-militar y política preocupante, sino, sin duda, el hecho de que genera, fortalece y extiende una mentalidad favorecedora de las guerras. Efectivamente, el “escudo antimisiles” apuntala una percepción de miedo respecto a “los otros” que están más allá del escudo y que, supuestamente, nos amenazan; y viene a actuar, en este sentido, como un gran y peligroso nuevo muro de Berlín que divide al mundo en dos y que justifica otra vez el rearme y las guerras. Porque esta es, sencillamente, la vieja mentira de siempre que querrían grabar a fuego en nuestros corazones: “si quieres la paz, prepárate para la guerra”.