ANDALUCÍA BRUTALMENTE MILITARIZADA.-
A los andaluces se nos
militarizó, sobre todo, a partir de 1953 cuando el sanguinario dictador
Francisco Franco decidió condenar y arriesgar nuestro territorio con las bases
nucleares de Rota y de Morón. Su objetivo era obtener cobertura política y
militar de EEUU, pero luego estas bases militares fueron, ya en democracia (tanto
con el PSOE como con el PP), creciendo y dotándose de nuevos artilugios de
matanzas y guerras que hemos visto por muchos años (Yugoslavia, Libia, Irak, “escudo
antimisiles”…)
La historia de Andalucía
ha estado marcada por el fantasma atómico: el accidente de Palomares (17 de
enero de 1966); accidentes nucleares en el Estrecho; pero también por sucesos sangrientos
como la explosión del polvorín militar de Cádiz (18 de agosto de 1947), con
unos 150 muertos y miles de heridos.
La presencia de la Legión
en Ronda, la instalación de numerosas fábricas de armas de todo tipo (Sevilla,
Cádiz, Málaga), la instalación de grandes bases (Córdoba), etc., más una severa
militarización de las conciencias y las costumbres (por ejemplo: la “guerra
santa” predicada por los legionarios en la semana santa de Málaga), constituyen
otros ejemplos de la militarización sin piedad que se padece desde hace 70 años.
Esta militarización (que
tiene raíces históricas relacionadas con la posición estratégica de Andalucía)
es tanto más dolorosa y estremecedora en la medida que, precisamente, la
cultura andaluza es, por definición, básicamente favorable a la vida, la luz,
la fiesta, la simplicidad vital, la naturaleza, la solidaridad humana y la Paz.
Los andaluces y las andaluzas no son militaristas, aborrecen profundamente las
guerras y la violencia.
Quizás la clave de la
militarización de Andalucía está en la pobreza. Es decir, siendo una comunidad
con fuertes necesidades sociales, a los partidarios de la militarización les ha
costado poco impactar negativamente, a sus anchas, sobre el territorio a base
del señuelo de los puestos de trabajo… Los multimillonarios gastos militares
devoran los recursos económicos que tanta falta nos hacen para solventar
nuestras necesidades, y encima nos hacen trabajar (a bajo precio) fabricando
todo tipo de armas de guerra, ocupando, además, nuestro territorio con todo
tipo de instalaciones militares.
Lo que ha ocurrido (y
ocurre) en la bahía de Cádiz con la fabricación de una flota de guerra para
Arabia Saudí (un país en guerra y en dictadura) es un ejemplo claro de la
amarga realidad de Andalucía: una cultura que rechaza profundamente la guerra,
pero sujeta a tal clase de extrema necesidad que se ve forzada a entrar en los
astilleros y fabricar barcos de guerra para una dictadura. El dolor no puede
ser mayor, un dolor histórico que los andaluces y andaluzas conocen muy bien
por siglos de explotación y marginación por señoritos y terratenientes que
hacían valer la misma violencia (fundada en el estado de necesidad de la
mayoría).
Pero militarizar
Andalucía hasta convertirla, en este mundo globalizado de hoy, en un importante
enclave de producción de armas y bases militares nucleares (como la de
Gibraltar) o los atraques de buques nucleares en Málaga… es un proceso político
y económico que se ha acrecentado últimamente hasta extremos peligrosamente distópicos.
En ya muchas ocasiones la
Junta de Andalucía (lo mismo PSOE que PP) ha promocionado (y sigue haciéndolo) distintas
ferias de armas -encuentros internacionales de fabricantes y comerciantes de
armas de guerra- en Sevilla; razón por la cual los colectivos sociales han denunciado
ese sórdido despropósito y han convocado movilizaciones para este 30 de abril:
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“La Plataforma STOP Feria de Armas ha convocado a la ciudadanía a una concentración el
próximo martes 30 de abril a las 20.00h en la Plaza Nueva de Sevilla. Este
llamado a la acción surge en protesta contra la Aerospace and Defense Meeting ADM 2024, evento que promueve la comercialización de armamento y
tecnología bélica y está programado en FIBES del 14 al 16 de mayo”.
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Con el caso de Palestina y con la guerra de Ucrania estamos viendo, otra
vez, los inmensos horrores de la guerra; y estamos comprobando, además, cómo se violenta
brutalmente a Andalucía para actuar como lanzadera militarista en favor de la
destrucción de tantos países y seres humanos.
Pero la guerra, venga de donde venga, la promueva quien la promueva, no
ya no soluciona nada y eterniza los conflictos, sino que nos conduce a todos
(y al Planeta) a un holocausto. El día 30, en Sevilla, digamos otra vez más NO A
LA GUERRA, NO A LAS FERIAS DE ARMAS, SÍ A LA PAZ y SÍ A LA SOLIDARIDAD
INTERNACIONAL.