Algunos partidos políticos (me refiero a los del
bipartidismo) se dicen demócratas, o sea, que defienden la libertad de
expresión, que respetan y cumplen la voluntad ciudadana. Pero ¿de verdad
respetan la voluntad de la gente de a pie que todos los días sale a la calle en
Jerez y en tantas ciudades a gritar libertad, empleo, solidaridad y dignidad,
mientras ellos cierran filas a favor de los intereses de los bancos y hunden
las arcas públicas de aquí a décadas?. El pueblo decide, la ciudadanía decide… Sí,
y puede y debe hacerlo ahora, especialmente, cuando el PP vulnera (según ha
declarado el mismo presidente del gobierno) el programa electoral con que logró
engatusar al pueblo.
La situación es muy grave, la voluntad ciudadana está
descaradamente secuestrada y el Parlamento, impotente, está a años luz del
sufrimiento cotidiano de la gente. Entonces, ¿quién está gobernando?. La
respuesta es muy fácil. Valga esta anécdota para contestar. El otro día me
pusieron una multa al coche -uno que me prestaron- por no poner el tiquet de estacionamiento.
Fui a pagarla, como antes se hacía, al Ayuntamiento y me dijeron que me
dirigiese a las ventanillas de La Caixa… Efectivamente, para eso los poderosos,
sin consultar absolutamente nada con la ciudadanía, cambiaron la Constitución:
para obligarnos a pagar la deuda (generada por ellos) hasta en los mínimos
detalle y en los grandes también (privatizaciones del agua, la sanidad, los
transportes, las pensiones, la educación, etc.)
Por todo ello, para el 31 de octubre (CGT: http://www.cgtandalucia.org/CGT-registra-la-convocatoria-de)
y para mediados de noviembre la ciudadanía ya está preparado nuevas huelgas generales.
Y no solo vamos a exigir empleo, sanidad, vivienda, escuela pública de calidad,
etc., es que además vamos a denunciar –y este va a ser seguro el mensaje
central de las movilizaciones– la dictadura que se nos ha impuesto. Prudencia
ante lo delicado del momento sí, firmeza en la exigencia del cumplimiento de
los derechos humanos de todos también.
Saldremos a la calle pacíficamente, con sentido
crítico y sabiendo que hay alternativas económicas, políticas, fiscales. Por
poner un solo ejemplo: no dedicar alrededor de 20.000 millones de euros anuales
en gastos militares, armas y guerras. Puede que los gobernantes nos quiten,
para dárselo a los bancos, el sueldo (quien lo tenga) de esos días de huelga,
pero también comprobarán que tratar de pisotear nuestra dignidad y la de
nuestros hijos no es fácil. Todas las protestas sociales (y son muchas) habidas
hasta ahora deben unirse los días 31 de octubre y 14 de noviembre en un mismo e
inmenso clamor: democracia real ya.