lunes, 29 de octubre de 2012

Aviones de guerra mientras sueño.

Acaba de terminar la XXVII edición de las Marchas a Rota, Morón y Gibraltar. Un año más el movimiento por la Paz de Andalucía ha demostrado su capacidad de decir NO A LA GUERRA, sí al empleo, a la educación, a un sistema sanitario de calidad, etc. El sábado 27 estuvimos en Morón y Gibraltar y el domingo 28 en la Base de Rota exigiendo políticas de Paz y Desarme bajo el lema: “GASTOS MILITARES PARA ESCUELAS Y HOSPITALES. OTAN NO, EMPLEO Y VIVIENDA SÍ”. Por mi parte, un año más, he tenido la inmensa suerte de poder participar junto a todos mis compañeros y compañeras en este proyecto de Paz, en este proyecto de dignidad para Andalucía y los demás pueblos del mundo que reclamamos, que exigimos, Solidaridad Internacional y Cultura de Paz en vez de la carrera armamentista y belicista de nuestros gobiernos.


Las marchas contra las Bases de Rota, Morón y Gibraltar han incluido este año 2012, como no podía ser de otro modo en un momento en que hay anunciada una Huelga General para el 14 de noviembre, claros y variados mensajes del movimiento pacifista a favor del empleo y unas condiciones de vida dignas; empleo y condiciones de vida que están siendo impedidas por, entre otras causas, un gasto militar (alrededor de 20.000 millones de euros anuales y una deuda militar de unos 30.000 millones de euros) que está desviando para financiar las guerras los recursos que tanto necesitamos para el empleo, la vivienda, la educación, la sanidad, etc.

Pero ahora que ha pasado esta importante convocatoria de los y las pacifistas de Andalucía quisiera contar, tranquilamente, mis sueños de guerra…

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Sí, la provincia de Cádiz es un auténtico paraíso en la tierra y en el mar. Las playas de Conil o Zahara, el pinsapar de la Sierra de Grazalema o los sabores marinos de Tarifa y su entorno son realidades de gran belleza. Igualmente lo son la luz de la ciudad de Cádiz, los caballos de Jerez, el frondoso Parque de los Alcornocales, la hondura mística del Coto de Doñana… y tantos otros atractivos que sorprenden por su brillo y su exuberancia de vida. Esta es una tierra mítica, fenicia y tartésica, que hermana Europa con África y que, por el Estrecho de Gibraltar, toma el pulso al universo mediterráneo.

Pero, cómo no, toda utopía tiene su envés, su mundo oscuro bajo el felpudo, su tarántula negra agazapada en los dobleces del cubrecama. Aunque en la provincia de Cádiz me temo que hay dos peligros cargados de veneno en vez de uno, pues aquí todo es o doblemente bello o doblemente negativo. Literatura aparte, nuestros dos mayores problemas son el altísimo índice de desempleo (que continúa creciendo y angustiando a la población hasta límites sobrecogedores -un 35%-) y los riesgos de carácter militar derivados, especialmente, de las Bases, con carácter nuclear, de Rota y Gibraltar.

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Es poco conocido el caso de la militarización social (política, económica, industrial, territorial…) de la provincia de Cádiz, acontecimiento que está ligeramente confundido con la presencia de las dos grandes bases de Rota y Gibraltar. Es decir, una cosa es el hecho, histórico, de la militarización de este territorio y otra es la presencia, a partir de los años 50, de la Base de Rota, donde se almacenó un colosal polvorín nuclear hasta 1975. Ambas realidades están completamente relacionadas entre sí, pero no son exactamente lo mismo. 

Muy recientemente, Ecologistas en Acción-Cádiz ha elaborado un breve informe donde se desgranan algunos de los elementos que constituyen ese hecho de la militarización social de la provincia de Cádiz. Dicho informe puede verse en: http://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/Documento_completo_10_razones_para_hacer_objecion_fiscal_a_los_gastos_militares.pdf. Remito al lector a este breve informe, en cuya elaboración he participado, para ahondar un poco en lo que estoy comentando, a saber, que prácticamente detrás de cada bella playa, pasando los pinares, sigue habiendo un cartelito mohoso que dice: “prohibido el paso, zona militar”… aunque algunas de esas instalaciones, recientemente desafectadas de su uso militar, ya solo sirven al Mº de Defensa para especular con ellas y tratar de vendérselas caras a los ayuntamientos de la zona.

Si alguien quiere profundizar más en el asunto le propongo, también, este otro documento de la Red Antimilitarista y Noviolenta de Andalucía (R.A.N.A.) titulado “Nueve propuestas de Paz, Desarme y Noviolencia para Andalucía” (http://redantimilitarista.wordpress.com/2012/04/17/17-de-abril-de-2012-dia-mundial-de-accion-contra-los-gastos-militares/#more-725) donde encontrará, igualmente, noticias diversas, aquí contextualizadas en el ámbito territorial de la Comunidad Autónoma, sobre la militarización social que padecemos los y las andaluces, gaditanos incluidos.

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Algunas veces me pregunto: ¿qué hago yo dedicándome a la Paz si nunca he estado en una guerra y nunca he padecido los rigores del exilio, o de las mutilaciones, o del hambre, o de la ruina de las infraestructuras, o de la pérdida de seres queridos, o de la contaminación fruto de bombardeos con sustancias químicas o radiactivas… o de tantos y tantos otros efectos perniciosos de las guerras?, ¿de dónde me viene a mí este afán por hablar de Paz, Desarme y Noviolencia si yo jamás estuve en una guerra ni padecí nunca los efectos de un conflicto armado –quitando los psicológicos y culturales, lo que no es poco, producidos por la dictadura militar franquista durante 40 años–?.

Siempre he vivido en Jerez y en mi ciudad –y en toda la zona de la Bahía de Cádiz, donde vivimos 700.000 personas ahora tan amenazadas por el escudo antimisiles– es muy fácil soñar con la guerra y, más concretamente, con gigantescos y ensordecedores aviones de guerra lo mismo que con otros artilugios militares sofisticados. La provincia de Cádiz es la provincia más militarizada del estado español, incluyendo, y esto es lo peor, regulares visitas de naves nucleares (buques o submarinos) de distintas flotas de guerra a los puertos de Rota y Gibraltar. Por ejemplo, el Pittsburg (http://www.diariodecadiz.es/article/provincia/1284330/otro/submarino/nuclear/rota.html)

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Como abducido por su oscuro misterio, ya de pequeño dibujaba, supongo que al igual que otros muchos niños y niñas de por aquí, el gran depósito de agua –pintado a cuadros rojos y blancos para ser bien visto por las aeronaves– que destaca como altura mayor de la Base de Rota. En verano veía mucho ese depósito-minarete porque iba con mi familia a bañarme a la playa de Puntacandor, junto al pueblo de Rota. Y entre dunas y pinares asomaban frecuentemente aviones de guerra que pasaban zumbando por encima nuestra mientras mi familia, y otras muchas, nos dedicábamos inocentemente a las tortillas, los picadillos fresquitos y las siestas. Sí, nos bañábamos –a lo Fraga– junto a las bombas nucleares que, allá por los años 70, sesteaban también en las tripas de la escuadra de submarinos Poseidón que fondeaba permanentemente en la Base. Un mundo feliz de armas atómicas, cometas y sandías. Jugábamos con las medusas y las olas mientras los yanquis ensangrentaban, más allá de nuestra inocencia desarrollista, países como Vietnam. Recuerdo, concretamente, a los P3-Orión de lucha antisubmarina revoloteando incesantemente, a muy baja altura, por encima nuestra allí en la playa. De pequeño me quedaba absorto mirando aquellas fortalezas volantes, sin comprender apenas y, a renglón seguido, volvía a mi cubito de arena y a bañarme.


No éramos conscientes de lo que la Base de Rota y toda aquélla Guerra Fría significaba porque, simplemente, se nos había amputado desde hacía mucho toda capacidad de percepción crítica de la realidad. Es verdad que los terratenientes y señoritos de la zona daban las boqueás, pero la gran oligarquía financiera española y los tecnócratas del Opus Dei lograron colarnos una Base Nuclear a la puerta de nuestras casitas de vecinos. Franco nos estaba sacando –según el NODO– del aislamiento… y mucha gente de por aquí sabíamos cómo conseguir algo, lo que fuera, ropa, herramientas, pequeños electrodomésticos, etc., acudiendo a los contenedores de las urbanizaciones donde sabíamos que vivían “los americanos”. Yo mismo fui a rebuscar alguna vez, siendo adolescente, a ciertos contenedores de basura de lujo del Puerto de Santa María.

A los de Palomares y a nosotros la era líquida –la era del poder atómico– nos llegó muchísimo antes que a nadie. Así que contemplábamos la Base, quizás, con los mismos ojos pasmados, milagreros, con que algunos contemplaban la catedral que un papa falso levantó en Utrera como pingüe homenaje a una supuesta aparición profética de la Virgen María.  Y así, en parte, seguimos o sigo todavía, a mis 50 años, viendo, oyendo, construyendo (hay varias fábricas de armas en la provincia de Cádiz) y disfrutando de cazabombarderos, aviones de carga militar, helicópteros de guerra, festivales aéreos militares, aviones cisterna, maniobras navales, bandas de música militar en la Semana Santa, grandes acuartelamientos, potentes radares, polvorines, portaviones, oficinas de “Defensa”, astilleros de guerra, baterías de misiles, aviones que transportan tropas, escudos antimisiles, exhibiciones y solemnidades militares en San Fernando, holas y adioses al buque escuela Elcano, visitas de este o esta Ministro de Defensa, cuarteles y viviendas militares, prácticas de tiro naval y un larguísimo etc. de realidades militares bastante variadas.

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Bien, hoy quiero hablar de este mal sueño de guerra, junto a la Base de Rota, en que me ha tocado vivir y, concretamente, de lo que siento ahora cuando de noche oigo el rugido de los motores del C5 Galaxy por encima, literalmente lo digo, de mi cama. Por cierto, aquí les presento, para abrir boca y de la mano de uno de los fabricantes de armas más grandes del mundo, Lockheed Martin, al ruidoso C5 Galaxy. Por favor, pinchen aquí y véanlo: http://www.youtube.com/watch?v=ISFtVs7Gbpw&feature=related

 

Pues no hace mucho, era viernes, me acosté a las 00,38h. Puse el despertador para el día siguiente y me eché sin más. Yo duermo muy bien, y además caigo enseguida, así que tiene que haber un fuerte ruido para que me desvele (como, por poner un ejemplo, el de los cohetes que cada 6 de diciembre irrumpen en el amanecer de Jerez para saludar a la Inmaculada Concepción, patrona de la infantería española). Entonces, digo que después de poner el despertador, dejé mis baratas gafitas de presbicia junto a la radio que casi nunca oigo y me eché a dormir. La ciudad –bueno, mi pueblo, porque Jerez es un pueblo– estaba ya toda en silencio cuando de pronto el cielo, el tiempo, el espacio, los sentidos, se llenaron con un temible estruendo de motores… efectivamente, un dragón de la muerte, un Lockheed C5 Galaxy, estaba maniobrando por encima de nuestras ya escasas bodegas y de nuestros monumentos -al victorioso general jerezano Miguel Primo de Rivera y al heroico aviador militar Durán González- para enfilar la pista de aterrizaje de la Base Aeronaval de Rota. Este estruendo duró no más de unos 15 a 20 segundos. Sé que no fue ni un Boeing KC-135 Stratotanker  (cisterna de reabastecimiento en vuelo), ni uno de los bestiales C-17 Globemaster, ni un tristemente-recordado-por-su-capacidad-de-asesinar B-52, que son todos aviones enormes que pululan continuamente por aquí entre las bases de Morón y Rota y que hacen unos ruidazos parecidos al amenazante y sobrecogedor C5 Galaxy. Lo sé porque lo sé, porque lo he oído muchas veces, porque siempre me paro, esté haciendo lo que esté haciendo, cuando oigo ese estruendo y le presto atención. Lo sé porque tengo grabado en mi cerebro el momento, que he oído frecuentemente, en que se produce un notable cambio de velocidad -parecido al de la inversión de motores cuando una aeronave entra en pista- de sus cuatro motores General Electric TF-39 (ó CF6-80C2) que lo impulsan. Lo sé porque pueden oírse también en los vídeos de youtube –por ejemplo en el aterrizaje: http://www.youtube.com/watch?v=ycaOpV-q0h4&feature=relmfu, y en el despegue: http://www.taringa.net/posts/imagenes/1984219/Lockheed-C-5-Galaxy_-Gigante-en-el-aire___.html–.



Seguro. Era un auténtico dragón de la muerte, un monumental carguero estratégico C5 Galaxy de esos que están bajo la responsabilidad del premio Nobel de la Paz sr. Barak Obama. Qué tiempos estos en que los responsables de los grandes arsenales de destrucción masiva son reconocidos y galardonados como si fueran pacifistas. No quiero ser un mal agorero, pero fea señal, ¿no?. Y quiero añadir que la hora de los aterrizajes en la Base de Rota de estos mortíferos bicharracos, lo digo por si alguien quiere hacer turismo belicista en la provincia de Cádiz, oscila, más o menos, entre las 7 de la tarde y la 1 de la madrugada. Vuelos irregulares, claro, que dependen totalmente de en qué parte del planeta toca matar.

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Y como decía, un viernes a la hora de acostarme, después de poner el despertador, oigo ese rugido… que vengo oyendo, casi, me da la sensación, desde toda mi infancia hasta aquí, como he dicho. Los C5 Galaxy, inmensos aviones de carga que pueden volar muy bajo y a muy poca velocidad, parecen, cuando se acercan a pista, que casi no se mueven en el aire, como si estuvieran a punto de caer… pero no, no se caen (ni en mis sueños). Su color gris oscuro es, seguro, un reflejo de la mortífera carga de 120.000 kilos que pueden transportar: tropas o material variado de guerra (tanques, helicópteros, camiones, grúas, soldados, municiones y armas de todo tipo). Casi siempre enfilan la pista de aterrizaje de la Base Aeronaval de Rota, de unos tres kms. de larga, maniobrando desde del norte y haciendo una gran curva entre Jerez y el Puerto de Santa María para acabar en el peligroso aeropuerto roteño. Así que nos sobrevuelan frecuentemente por el lado noreste o, también, por el lado de levante; aunque por dónde entran o salen de pista depende igualmente de condiciones atmosféricas como el viento reinante, etc.  Ver venir esas moles volantes de metal ametrallador por el cielo de la campiña entre Arcos y Jerez, con la silueta de la serranía de Grazalema al fondo, como yo lo he visto alguna vez, es una fina experiencia espiritual que recomiendo a todos y a todas.
Indra realiza en Cádiz una demostración de vuelo de sus UAV Pelí­cano y Mantis
http://www.infodefensa.com/?noticia=ind ... o-y-mantis

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Ya he dicho que no exagero nada al explicar, como trato de hacer aquí, que los sueños de todos los gaditanos están cuajados de aviones de guerra, ya rápidos, ya lentos, ya estruendosos. A quien no me crea le pido que lo compruebe aquí: http://www.diariodejerez.es/article/jerez/1128445/am/se/pone/prueba/la/parra.html. Eso es, se trata de una noticia (venía al día siguiente, a color y en primera página en el diario local de Jerez de más tirada) que da la buena nueva –el tiempo de Paz de las Navidades se acercaba cuando la publicaron– de que el costosísimo avión militar de carga y transporte europeo A-400M había aterrizado en el aeropuerto civil de Jerez, llamado La Parra, haciendo prácticas de prueba y eficaces piruetas. Y un poco más lejos, a unos 60 kms., en el pequeño aeródromo deportivo de Villamartín, sobre la misma fecha, se probaban el avión de guerra Mantis y el helicóptero Pelícano, dos robots militares capaces de matar pero tripulados a distancia (véase al respecto: http://www.revistatenea.es/RevistaAtenea/REVISTA/articulos/GestionNoticias_6571_ESP.asp). Pero además, fabricamos –en plantas situadas en Puerto de Santa María, Puerto Real y Jerez– piezas de fibra de carbono para el mencionado carguero estratégico A-400M.

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No, no es que yo esté obsesionado con el rugido de los aviones militares y cosas así. Es quizás que quien me lee no ha tenido probablemente, por mencionar otra, la extraordinaria experiencia de oír en directo el ruido que hace un Eurofighter Typhoon en la playa de la Victoria, en un acto (anual) organizado por el Ayuntamiento de Cádiz (“Festival Aéreo” le llaman). El cazabombardero (no sé si útil también para las “misiones humanitarias” a las que se apuntan PP y PSOE continuamente) llega a buena velocidad, en paralelo por la playa, hasta la altura de la tribuna de invitados, se para casi en seco y echa a volar, en vertical, hacia el mismísimo aliento encogido de más de 20.000 espectadores que aplauden el show bélico. Pura y dura propaganda de guerra que en la provincia de Cádiz está a la orden del día. Por cierto que aquél día de piruetas militares humanitarias, como yo andaba por allí con mis compañeros y compañeras de la Red Antimilitarista y Noviolenta de Andalucía (R.A.N.A.) clamando por la Paz, un abuelo me dijo:

-Oiga, quite de ahí la pancarta que no deja a mi nieto ver el espectáculo y llevamos aquí mucho tiempo esperando.

Estas palabras me llegaron al alma.

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Y aún quisiera añadir que mis sueños de guerra –a pesar de que me hice insumiso en 1988– hunden sus raíces en un ambiente bastante más rancio, torticero, monótono y dictatorial que los modernos aviones de combate del s. XXI. Porque ya Franco respondía desde Jerez, allá en 1962, justo la fecha en que nací, con una panda de aviones de lucha antisubmarina, los arqueológicos hidroaviones Albatros, y luego con los P3-Orión (algunos de ellos alquilado a los mismos Estados Unidos), desde una Base Aérea militar radicada en Jerez (que hoy es el aeropuerto civil de AENA). Era el llamado Ala 22 de Lucha Antisubmarina que en el año 1992 se trasladó definitivamente a la Base de Morón. Mis queridos P3-Orión, que siempre vivirán en mi retina por haberlos visto y oído tanto, tienen capacidad para realizar, en mayor o menor grado, las siguientes tareas: lucha antisubmarina y anti-superficie, vigilancia marítima, minado, vigilancia de narcotráfico e inmigración ilegal, búsqueda y salvamento, mando y control aéreo, inteligencia electrónica y fotográfica, comunicaciones, etc. Por cierto que he oído aquí en Jerez la anécdota de un piloto  de un P3 que una vez voló muy bajo, rozando las casas de una barriada del extrarradio, para que un mecánico que iba a bordo pudiera saludar por la ventanilla a su esposa. Ignoro la veracidad de esta insignificante anécdota, pero aseguro a todos que detrás de esta tontería habita un mundo de miseria (la que hemos vivido aquí durante siglos) mezclado con otro de sofisticada tecnología que se implicó de lleno, directamente, en la guerra nuclear, fría (dicen), entre EE.UU. y la URSS. Rota y Jerez no son Palomares, ni mucho menos, pero quién sabe si un día (gracias al escudo antimisiles) lo serán. Supongo que aquéllos franquistas P3-Orión (que todavía se usan, por ejemplo, en la guerra de España contra Somalia) prepararon mis orejas para los bestiales Galaxys norteamericanos de hoy.

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Pero ya no tenemos base aérea militar en Jerez. Así que La Base de Rota es, por supuesto, la razón principal por la que yo, hoy, tengo sueños de guerra, sueños con tarántulas volantes que llevan grandes cantidades de armas y de soldados a las guerras de Oriente Medio con el consentimiento de aspecto bobo y cruda complicidad de mis impresentables gobernantes. Así es, la palma de todo este tinglado militarista que el PP y el PSOE han montado en las provincias de Sevilla y Cádiz se la lleva, por supuesto, la Base de Rota: La base de Rota está ubicada frente a Cádiz, a la entrada del estrecho de Gibraltar. Tiene una extensión de 23.000 hectáreas y un perímetro de 26 kilómetros. El puerto, recién ampliado, tiene capacidad para 24 buques. En la pista se produjeron el año pasado 45.000 movimientos aéreos. El convenio autoriza un máximo de 4.250 militares y 1.000 civiles estadounidenses. También puede tener 18 aviones de patrulla marítima, 13 de reconocimiento y 18 de patrulla de EE UU. Alberga el Cuartel General de la Flota española y los mayores buques. (portaviones, fragatas, etc).


Todos los políticos de la zona, empezando por el Presidente de la Junta de Andalucía, hacen mutis por el foro cuando de la Base se trata. Por ejemplo: el tratado España-USA en materia de Defensa habla de la posibilidad de accidentes nucleares en las bases de Morón y Rota… pero no hay ninguna información en las poblaciones que rodean a las mencionadas bases acerca de qué hacer si esos accidentes se producen. ¿Y si se producen ataques de otras potencias a estas instalaciones?. Aquí nadie dice nada de nada al respecto. El día que ocurra algo nos caeremos con todo el equipo, como se suele decir. Las sensaciones de resignación e indefensión de la ciudadanía es absoluta, el silencio de las autoridades sórdido hasta límites inhumanos… aunque luego se acusa a Sadan Husein, Gadafi, etc., de usar a sus poblaciones como escudos humanos. Porque aquí algunos aún se ilusionan por unos puestos de trabajos, pero no quieren hacerse eco de lo que ya ha dicho Medvedev "y, probablemente, emplazar en el oeste y el sur del territorio ruso modernas armas ofensivas capaces de destruir el componente europeo del sistema de defensa antimisil..." (http://www.revistatenea.es/RevistaAtenea/REVISTA/articulos/GestionNoticias_6531_ESP.asp)

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Pero volvamos a mis sueños de guerra. Una unidad del Galaxy vale unos 180 millones de dólares y una hora de vuelo de este aparato vale alrededor de 50.000 dólares. El morro de un C5 Galaxy es como el de un bulldog mudo y puede abrirse y tragar toneladas de todo tipo de material de guerra. Sus pesadas alas, levemente caídas, y su críptico U.S. Air Force escrito en un fuselaje apocalíptico de gris oscuro atemorizan. Su tren de aterrizaje de los deseos de mil y una ruedas, sus cuatro gigantescas turbinas, su alta cola trasera y sus grandes estabilizadores, su descomunal panza donde enguye o vomita la guerra… todo esto contrasta, sí, es verdad, con lo tranquilos que se bañan los militares españoles de la Base de Rota en las playas del Almirante, tanto en el trocito que da por el lado de La Costilla como por el que da al lado de la playa de Fuentebravía (en el término de El Puerto de Santa María). Todo esto que yo cuento contrasta, sí, con el “pero aquí nunca ha pasado nada” de algunos lugareños aún confiados. Pero no me extraña –no me extraña nada– que algunos aún confíen en la ausencia de peligrosidad de la Base.

Pongamos un ejemplo significativo que aclare un poco el porqué de esta supuesta sumisa aceptación de los habitantes de la zona: en el informe medioambiental del ayuntamiento de Rota sobre la contaminación acústica en su término municipal (véase: http://www.aytorota.es/doc/medio_ambiente/mapa_ruido/rota_informe_entrega_enero_2008.pdf) no se encontrará nada sobre el ruido de los C5 Galaxy ni de ningún otro avión. ¿No es raro –y sintomático– de la total falta de información en la misma zona de lo que es y representa la Base?. Consulten ustedes mismos este documento al que me refiero y compruébenlo. El autor o autores del mismo resuelven el asunto con un laconismo tecnicista (para que muy pocos puedan entenderlo) que me hace temblar: <<Las curvas isofónicas han sido proporcionadas por la Jefatura del Apoyo Logístico de la base naval. Las curvas han sido obtenidas mediante simulación informática y los resultados se encuentran en el estudio “Aircraft Noise Study – Summary Report. Naval Station Rota. Spain. (January 200)”, elaborado por el Air Force Center for Environmental Excellence (Environmental Conservation and Planning Directorate) y el Headquarters Air Mobility Command (Civil Engineering Directorate Planning and Programming Division), donde se establece la huella de ruido correspondiente a un día medio de la zona objeto de estudio>>. Pero no solamente los datos los da la misma Base y, para más inri, han sido obtenidos por simulación informática, sino que además ni se ofrecen ni se hace de ellos un resumen o una valoración.
[Carme Chacón, ex ministra de Defensa sosteniendo una camiseta donde se lee "Operación Atalanta"]
Por su parte, en la tesis doctoral (año 2002) de Mª Rocío Piñeiro (dedicada a las relaciones socioecológicas entre la Base de Rota y su entorno más inmediato y que puede verse completa en internet: http://gestdoc.aytorota.es/webnet/W11667/indexadordocumental/archivo/Id/F17643/Nf/tesis_doctoral.pdf) tampoco encontraremos datos significativos al respecto, aunque su estudio sí esté lleno de otros valiosos datos y aportaciones varias sobre otros temas (como las numerosas veces en que los ecologistas hemos hablado de los peligros de contaminación nuclear en la zona).

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Recuerdo –lo recuerdo en mi propio cuerpo– el miedo que, durante unos días, reinaba en esta zona cuando el presidente de U.S.A. Ronald Reagan ordenó bombardear Trípoli y Bengasi en abril de 1986. Mi experiencia de la amenaza de la posible réplica militar de los cazabombarderos libios se redujo a “nerviosismo”, según quedé informado por ABC en http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1986/04/16/035.html, pero la verdad es que aquí, entonces, el cangueli era mucho. Todos, en aquel momento, creímos que Gadafi quizás podría burlar los sistemas defensivos norteamericanos y hacer algún daño en la Base de Rota y sus alrededores. Por lo visto (aunque ya esto lo sé solo de haberlo leído) vino hasta la Base Aeronaval Nuclear el inefable don Manuel Fraga… entonces presidente de AP. Y al ser preguntado por lo que había notado en el interior del recinto militar dijo con sorna: "Aquí no pasa nada. Yo sólo he visto a unos americanos jugando al golf y a tres negritas monísimas". (en: http://www.diariodecadiz.es/article/provincia/1083978/mana/viste/caqui.html). Pero sí que pasaba. Y lo que pasaba era que sentimos miedo a ser bombardeados... un miedo que, como es sabido, no supera al otro miedo (lo señalé claro al comienzo de este artículo) que nos atenaza: el paro, el hambre.

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De aviones militares en acciones de guerra -declarada o no- sabemos lo que se dice un rato aquí en la provincia de Cádiz y en Morón. No hay más que recordar Guantánamo y los vuelos secretos (dicen que hasta 11) organizados por la CIA en 2005 para portear presos de guerra en el eje Guantánamo-Rota-Turquía (según se explica en, por ejemplo, http://www.radioklara.org/spip/spip.php?article1654). Aunque esta actividad aérea militar siguió en 2007 (http://www.elpais.com/articulo/espana/Gobierno/admite/juez/escala/vuelos/CIA/Guantanamo/elpepuesp/20080906elpepinac_3/Tes) y parece que se remonta a 2002 (http://www.diariodecadiz.es/article/andalucia/141434/gobierno/admite/dos/vuelos/rota/guantanamo.html). Pero en la Base de Rota hay decenas de miles de movimientos aéreos anuales… y, casi con toda certeza, uno puede imaginar que, además del tráfico humano citado -que vulnera toda el Derecho Internacional y todas las convenciones internacionales en defensa de los Derechos Humanos-, las aeronaves norteamericanas deben llevar a bordo, seguramente, todo tipo de material bélico: armas químicas, nucleares (quizás no ensambladas) y bacteriológicas. Por eso, por obra y gracia de Francisco Franco y de Su Graciosa Majestad, el cielo de la región del Estrecho de Gibraltar ha sido siempre, y sigue siéndolo en la actualidad, una permanente feria de aviones de guerra sobre nuestras cabezas, mientras dormimos.

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A mí me parece, a lo mejor en extraña pirueta junguiana, que existe alguna relación entre la mente colectiva de los españoles, en donde el peligro venía del sur (que vienen los moros), y el tapón que puso Franco en Cádiz para que nadie nos invadiera: la Base de Rota… como si hubiera sellado por el sur la herida que él mismo abrió cuando cruzó el Estrecho con destino (ensangrentado) Madrid… el ruido de sables, el golpe de estado, la República abatida, los americanos que nos salvaban (bienvenido Mr. Marshall) ya para siempre de lo que pudiera venir por el Sur, las bombas nucleares yanquis que, gracias a Dios, Franco colocó en Rota frente a los rojos de la URSS y a los moros… La Base de Rota, la otra cara líquida del Valle de los Caídos, símbolo de modernidad y cicatriz atómica de la Guerra Civil que causó un millón de muertos.

También el origen del pequeño aeropuerto de La Parra (Jerez) está en el transporte de tropas por parte de Franco desde el norte de África hasta la península. Por cierto que en 7 de julio de 1977, un P-3 Orión, se estrelló en la misma pista de La Parra causando seis muertos de su tripulación. En septiembre de 1988 un caza F-5 también tuvo un accidente en la base. Desde esa fatídica fecha, no se había tenido que lamentar ningún otro incidente aéreo con víctimas mortales en la ciudad, aunque en septiembre del 88 un F-5 se precipitó dentro del perímetro de la base jerezana causando graves heridas a su piloto.

¿Accidentes de los C5 Galaxy en la Base de Rota?. Supongo que unos cuantos; reseñados en prensa ninguno (que yo sepa), aunque por supuesto en internet pueden leerse tenebrosas noticias como esta de abril de 2006 “Se estrelló un C5 que se dirigía a la Base de Rota”:

<<En las primeras horas de hoy, un enorme C-5 Galaxy de la USAF se estrelló cerca de la base aérea de Dover, en Delaware, cuanto intentaba realizar un aterrizaje de emergencia a consecuencia de la plantada del motor número 2. EL avión estaba asignado al Ala 436 correspondiente a la Air Nacional Guard.

Abordo se encontraban 17 ocupantes y se desconoce la cantidad de víctimas, el C-5 se partió en tres segmentos, la proa se separó del fuselaje, aunque no en su totalidad y todo el conjunto de la deriva, quedó a cientos de metros de los restos principales.

El principal accidente aéreo del C-5 sucedió en Abril de 1975, cuando realizaba la evacuación de niños huerfanos de Raigón (Vietnam). El avión despegó con 314 personas abordo, incluídos 127 niños y una de las puertas laterales de acceso fue mal cerrada. La misma se desprendió en vuelo colisionando con la deriva lo que provocó la perdida de control del avión, que realizó un aterrizaje de emergencia, aunque 176 personas resultaron fallecidas.

Las fotos muestran el estado del C-5 que se estrelló hoy en Delaware:>> La base aérea militar de Dover es a la que llegan, habitualmente, los aviones que transportan los ataúdes de soldados estadounidenses muertos en combate en Iraq o Afganistán. Véase:


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Pero este artículo se me ha vuelto largo y pastoso. Lo siento. ¿Acaso no he dicho ya que Cádiz es un nido de ametralladoras, una zona nuclear, una pista de despegue de inmensos aviones de guerra, una guarida de escorpiones tipo “escudo antimisiles”?. ¿No he dado a entender ya, clara y sobradamente, que esto es, poco más o menos, un campo de concentración o, más exactamente, un descomunal cuartel atómico?. ¿No he dejado claro que no exagero y que aunque nunca estuve en una guerra llevo 50 años con ella en las venas?. Pues entonces basta por hoy. No insisto más. Mis sueños de guerra, yo que nunca estuve en una guerra, terminan aquí.

Y quizás alguien que haya tenido la notable paciencia de seguirme hasta este punto concluya finalmente conmigo: los gaditanos y las gaditanas sí que, un día, descansaremos bien en paz.