En la manifestación del sábado
por el centro de la ciudad reclamando pensiones dignas y en la del día 8 de
marzo, también por el centro de Jerez, ha ocurrido algo que conviene destacar y
valorar: que mucha gente está denunciando ya, de modo directo, a un gobierno
corrupto, ineficaz, incompetente y contrario a los intereses generales del
país. El gobierno del PP ha quedado contra las cuerdas, aunque se ve que antes
de que “M. Rajoy” convoque elecciones, que es lo que está demandando la
ciudadanía, vamos a tener que echar lejía en sus tóxicas poltronas.
Estamos en un momento de colapso
social. Los jóvenes desempleados, a decenas de miles, andan por Europa buscando
trabajo. La crisis del modelo territorial se encona cada vez más. Las
deficiencias en los sistemas sanitario y educativo claman al cielo. Los casos
de corrupción se cuentan por centenares. El desfalco de la hucha de las
pensiones ha sido áspero, oscuro, hiriente. El país se retuerce de dolor
mientras el PP se atrinchera, de muy mala manera, en la bancada azul.
Efectivamente, lo único que ha
sabido hacer bien el Partido Popular es convulsionar a la sociedad hasta un
punto que ya veremos si no descarrilamos todos por cualquier vía poco edificante.
La tensión en las familias es muy grave, las dificultades para llegar a final
de mes son más que patentes. Existe un profundo cansancio de todos, mezclado
con ganas de protestar, pero con un sentimiento de impotencia de fondo muy
peligroso. El PP ha sabido despertar fantasmas profundos de la sociedad
española, fantasmas que tienen que ver con la inutilidad de la política y de la
democracia. Técnicas muy conocidas de conversión de la democracia en papel
mojado han sido puestas en marcha por un PP sin alma, sin rumbo, sin otro
objetivo que enriquecer a los ricos y arrinconar a los pobres. Feo panorama
donde el estado no es más que una sucia herramienta en manos de los poderosos
que todavía sostienen al PP en el gobierno.
Ante esta violenta explosión
programada de los intereses generales del país, es decir, de las necesidades
públicas que han sido sacrificadas en favor de las especulaciones de unos
pocos, no cabe otra cosa que un gran giro social que recupere el norte y
encarcele a quienes ejecutan y defienden el desmantelamiento no ya solo del
estado del bienestar, sino también el cumplimiento de los derechos humanos más
elementales, como el derecho al trabajo. Como decía el 15M en 2011, se nos está
humillando, se está jugando sin contemplaciones con nuestra dignidad. Nada más
peligroso.
Al PSOE ni se le ve ni se le
espera. Ya este partido dio de sí bastante, todo lo que podía dar de sí una
socialdemocracia abiertamente entregada al neoliberalismo, con las reformas
laborales que llevó a cabo, con los pactos con la banca, con la OTAN y quien
sabe qué más. La foto de Felipe González en un yate siendo bronceado mientras
fuma un puro lo dice todo. El actual cerco contra Pedro Sánchez del viejo
aparato del PSOE no es más que una consecuencia de esa tétrica y reveladora
foto.
Pero lo que me importa señalar
aquí y ahora es cómo el Partido Popular, la derecha rancia española de siempre
heredera directa del franquismo, ha jugado a convulsionar a la sociedad
-ayudado por el silencio del PSOE- sin ningún miramiento. Cómo en muy pocos
años el Partido Popular nos ha lanzado a todos a una situación caótica donde la
desesperación y la falta de futuro están generando efectos devastadores en
amplísimas capas de la sociedad. Su forma de tratar la crisis catalana a base
de violencia policial y cárceles lo dice todo, es decir, deja claro cómo
entiende la política el Partido Popular y cómo “resuelve” los problemas cuando
surgen.
Toda esta situación es
extremadamente grave y preocupante. La gente está en el ojo del huracán que ha
desatado el PP. La ciudadanía se siente permanentemente convulsionada por unos
ministros que no dicen la verdad, que desmantelan los intereses públicos y que,
encima, hacen cosas más que hirientes como despellejar a los pensionistas, es
decir, nuestros mayores… sin mencionar la devastación laboral que sufre la
juventud.
Pero lo que intento decir es que
les da exactamente igual lo que nos pase. Porque están preparados para llevar
las cosas a su terreno, es decir, el de la cárcel y la acción policial contra
los disidentes. O dicho de otra manera todavía más clara: el PP ha dinamitado
la democracia y nos ha lanzado al resbaladizo mundo de las dictaduras
encubiertas. A los telediarios ideologizados hasta vomitar me remito.
Hay que movilizarse más, hasta
que el PP se vaya y la democracia quede a salvo.