Las explosiones atómicas de
Hiroshima y Nagasaki sobre centenares de miles de personas indefensas es algo
que no podemos olvidar por dos razones. Una porque tanto dolor no debe ser
olvidado si no queremos caer en una inhumanidad cómplice, igual que no debemos olvidar
el holocausto nazi o la guerra de Vietnam. La otra es porque nuestros gobernantes siguen sosteniendo
arsenales atómicos inmensos que penden sobre nuestras cabezas en una proporción
muchísimo mayor que en 1945.
Los políticos que hoy están justificando
y alentando la estrategia nuclear de la OTAN, de Rusia, etc., están cometiendo
un acto mucho más que grave, un acto que afecta a toda la humanidad. Los políticos
que en Andalucía justifican la presencia de armas nucleares en nuestra tierra,
dando apoyo a los militares norteamericanos o ingleses que las usan desde las
grandes bases militares, están atentando contra toda la humanidad. Ellos apenas quieren hablar de este tema, pero muchos y muchas sabemos lo que están dejando hacer.
No debemos caer en la inhumanidad.
Las armas de destrucción masiva no tienen justificación posible. No debemos
admitirlas, ni justificarlas, ni financiarlas. No podemos dejar que se sigan
usando precisamente desde Andalucía contra otros países (algunos de los cuales
también las tienen). Es obvio que nuestros gobernantes están ciegos al no
querer prescindir totalmente de este tipo de armas. Su irresponsabilidad es
total. Están poniendo en peligro a millones de seres humanos y al propio
planeta.
Los andaluces y las andaluzas
debemos denunciar la locura de los inmensos gastos militares y, desde luego,
por la parte que más nos toca, el casi inimaginable arsenal de muerte que
Estados Unidos y Gran Bretaña pasean por nuestras costas. El día 8 de agosto, en
el pueblo de Rota, en la XIVª Marcha del Silencio, a partir de las 8 de la
tarde, expresaremos nuestros sencillos pero firmes deseos de Paz. Ven con
nosotras.
Interesante artículo sobre los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki:
http://www.lapizarradeyuri.com/2015/08/06/las-ciudades-que-se-salvaron-y-las-gentes-que-no/
