El ejército acude a los institutos de enseñanza de Jerez para dar charlas sobre Cultura de Defensa; convoca concursos escolares de narraciones sobre intervenciones humanitarias; monta su stand propagandístico en los espacios públicos de ocio juvenil (Juvelandia); organiza festivales aéreos para exhibir sus cazabombarderos (en Cádiz, cada septiembre); asiste a muchos actos culturales y religiosos (como algunos desfiles procesionales de Semana Santa); negocia con sus propiedades en el término municipal, caso del Rancho de la Bola, con idea de que paguemos sendas cantidades para recuperarlas al uso público (fue el caso de los cuarteles de La Asunción y Tempul); la UCA y el Mºde Defensa organizan en Jerez -justo hace un mes- unas Jornadas de Comunicación y Seguridad para explicar la crisis del Sahel (intervención en Malí)… pero, a cuenta de este asombroso despliegue, me pregunto: ¿no tendría el Ministerio de Defensa que dejar en paz un poco a Jerez para que la ciudad pueda concentrarse, por ejemplo, en solucionar problemas como el del paro?, ¿no tendría el Ministerio de Defensa que dejar respirar un poco a la provincia de Cádiz?.
En las páginas web de la ONU (por ejemplo: http://childrenandarmedconflict) se leen numerosas iniciativas en todo el mundo para atajar el problema del reclutamiento de cientos de miles de niños que son empleados en los conflictos armados. La resolución nº 1612, y su llamado mecanismo de vigilancia, habla sobre esta alarmante cuestión. “Se entiende por niño soldado todo menor de 18 años de edad vinculado con una fuerza armada o un grupo armado que haya sido reclutado o utilizado por una fuerza armada o un grupo armado en cualquier capacidad, incluidos los niños, tanto niños como niñas, aunque sin limitarse a ellos, utilizados como combatientes, cocineros, cargadores, espías o para fines sexuales” (Fuente: Principios de París sobre la participación de niños en los conflictos armados 2007).
Sé que no es el caso ni la intención, por supuesto, de lo que pretenden las Fuerzas Armadas en ese lugar de ocio infantil y juvenil, pero es obvio que, al fin y al cabo, lo que sí se está haciendo es acercar a los niños y a los jóvenes a las guerras como vías prioritarias, eficaces, etc., de resolución de los conflictos. Y es verdad que esto no es, directamente, convertir a nadie en soldado, pero sí influenciar en la mente de los niños y de los jóvenes para que justifiquen las guerras (presentadas como intervenciones humanitarias).
(Acto, a iniciativa de la Red Antimilitarista y Noviolenta de Andalucía, a las puertas de Juvelandia, en el recinto de ferias y congresos de Jerez, en protesta por la persistente y negativa presencia de las Fuerzas Armadas en este tipo de espacios de ocio infantil y juvenil, 03/01/2014, 17:30h.)