El pasado viernes día 3 por la tarde tuvo lugar en una de las aulas del campus de Jerez una charla de varios destacados componentes del grupo ATTAC, una organización cuyos “objetivos primordiales —entre ellos la reivindicación de establecer un impuesto a las transacciones financieras destinado a obtener fondos de ayuda a la ciudadanía— persiguen organizar a la sociedad civil para poner freno a la dictadura de los poderes económicos, ejercida a través de los mecanismos de mercado. Una tarea a escala internacional que exige organizarse localmente para actuar a escala local y global”. El objetivo de esta charla fue presentar el grupo local de ATTAC en Jerez, recientemente constituido. Acudieron unas 200 personas y entre los ponentes se oyeron las voces de Fernando Moreno, Teresa Pérez, Carlos Martínez y Juan Torres. Entre el público asistente había mucha militancia política y sindical de Jerez, participantes en la acampada de la Plaza del Arenal, jóvenes universitarios, etc.
Carlos Martínez, presidente de ATTAC-España, dijo en su intervención que esta crisis no es solo financiera y económica, sino también política y sistémica. Recalcó el hecho de que la democracia, con la crisis económica, se está resintiendo peligrosamente. La pérdida de derechos sociales y sindicales y el fenómeno de la desregulación de lo público dan prueba de ello. Se ha instaurado una “dictadura de los mercados” que está logrando que los gobiernos, cómplices de la situación, se comporten como “manijeros” contra los derechos democráticos, dijo. Carlos Martínez propuso en su intervención que la ciudadanía se reapropie de la vida política y de lo público. Al mismo tiempo que elogió las lecciones de conciencia cívica y política de los levantamientos democráticos en el mundo árabe, denunció la crisis de gobernanza fomentada por los mercados y la tiranía de las directrices antisociales del G-20. Subrayó, como lo ha hecho el movimiento 15-M, que las personas no somos mercancías en manos de políticos y banqueros y que la exigencia de democracia real ya tiene que aumentar acudiendo, en la calle, a los llamamientos de las movilizaciones que están en marcha y de otras que hemos de organizar inmediatamente.
Teresa Pérez, catedrática de Derecho del Trabajo que forma parte del Comité Científico de ATTAC, habló sobre la perspectiva de género aplicada a la realidad social actual y a las nuevas exigencias de democracia por parte de los movimientos sociales, levantamientos democráticos, etc., que están exigiendo cambios estructurales. Recordó a todos y a todas que las mujeres están sufriendo esta crisis mucho más que los hombres. A manera de ejemplo, señaló cómo en la última estadística de descenso –estacional– del desempleo se ha comprobado que 53.000 hombres encontraron trabajo frente a sólo 22.000 mujeres que también lo hicieron. Teresa señaló que la precariedad laboral afecta sobre todo a las mujeres y que, como consecuencia de la crisis, se las está volviendo a relegar al mundo de los cuidados y de los servicios, lo que representa un retroceso social grave. También lamentó el formalismo de leyes que favorecen teóricamente la igualdad pero que luego se aplican mal, así como hechos tan negativamente significativos como la supresión del Ministerio de Igualdad, subsumido en el de Sanidad “como si las mujeres fuésemos enfermas”, denunció sin ambages Teresa.
Muy interesante fue también la intervención del economista Juan Torres, presidente del Comité Científico de ATTAC. Reveló cuáles son los mecanismos financieros concretos a través de los cuales las grandes corporaciones financieras están doblegando a la ciudadanía a través de políticas sumisas dictadas, en franca complicidad con los mercados, por los gobiernos europeos que aplican las “medidas de ajuste”, los “planes de rescate”, etc. El mecanismo, en resumidas cuentas, es sencillo: el Banco Europeo concede dinero público a la banca privada a un 1% y la banca privada compra la deuda pública de los estados imponiéndoles a estos unas tasas de interés de más de un 5%; razón por la cual, para poder pagar estos nuevos préstamos, los gobiernos dictan medidas absolutamente antisociales con destino a “ahorrar” o, hablando en plata, para hacer posible un gigantesco robo de recursos públicos que en realidad nos pertenecen a todos y a todas. Y lo mismo hace la banca con los empresarios que han de comprarles el dinero para mantener sus producciones y el empleo, es decir, imponerles tasas de interés absolutamente desorbitadas si se tiene en cuenta que a ellos, a los bancos, prácticamente se les regaló el dinero, el dinero procedente de las arcas públicas (en el caso de España, por ejemplo, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, FROB). Juan Torres defendió una política económica de nacionalización de la banca, se opuso a la dañina privatización de los servicios públicos y animó a todos los indignados a reaccionar, en la calle, exigiendo profundos cambios sociales, económicos y políticos. También se refirió Juan Torres a que las personas decentes no podemos admitir que diariamente mueran de hambre en el mundo 35.000 personas como resultado de los aumentos –fruto de la especulación más fría– en los precios de los alimentos básicos. Lo dijo muy claro: no podemos callar ante estos crímenes económicos.
Para mí, el resultado de todas estas reflexiones, y el llamamiento explícito que hicieron todos los ponentes, fue que hay que salir a la calle y tomar las plazas y barrios; que todos formamos partes del movimiento 15-M, el cual es algo todavía más amplio que Democracia real ya o que las acampadas, a las que desde luego hemos de apoyar. Carlos Martínez aludió a grandes protestas sociales que se están organizando en toda Europa y puso ejemplos de países (como Argentina) donde la presión social ha logrado reconducir las cosas a favor de los intereses de la sociedad y no del Fondo Monetario Internacional. El movimiento 15-M está avanzando en España y en otros países más allá de siglas y banderas de partidos, sindicatos, ONGs, indignados, desempleados y desempleadas, trabajadores en precario, jóvenes sin futuro, pensionistas… está avanzando más allá en el sentido de que todos juntos, sin distinciones, somos el 15-M y que, sin duda, vamos a llevar las cosas hasta un punto en que la política descaradamente antidemocrática y antisocial de los bancos y del sistema político cambie radicalmente.
Un fuerte sentimiento de dignidad social se ha puesto en marcha. Es un sentimiento pacífico, pero imparable.