[apuntes de mi intervención en la mesa redonda sobre el 30º aniversario de la OTAN, celebrada en el Puerto de Santa María a instancias de Eco.Acc. y Colectivo de Noviolencia ELAIA-MOC en 10/03/2016; el título de aquella intervención no fue el de esta entrada, sino: Aún podemos salir de
la OTAN si hacemos que se convoque un referéndum sobre las bases militares]
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Agradezco a los organizadores
Ecologistas en Acción y Colectivo de Noviolencia Elaia-MOC que me han invitado
a participar en esta mesa redonda en El Puerto de Santa María hoy jueves 10 de
marzo en esta bonita Fundación Rafael Alberti. Muchas gracias también a los
asistentes por haber venido esta tarde aquí, así como a Carmen Calzado, Julio
Acale, Carlos Narváez y Andreas Speck.
Quiero empezar señalando algunas
fechas clave de la OTAN: 4 de abril de 1949 en que se firma el Tratado de
Washington, 1955 en que se crea el Pacto de Varsovia y 1995/1999 en que tienen
lugar las incursiones de la OTAN en Bosnia-Herzegovina y Serbia. Son fechas importantes
a las que habría que unir, pienso yo, un acontecimiento muy importante en la
trayectoria de la OTAN: la salida de Francia -y su libertad de movimientos
dentro de la OTAN- en 1966, siendo en 2009 que Francia anunció su plena
participación en las estructuras militares de la OTAN.
Luego, tras el atentado de las
torres gemelas en septiembre de 2001, vendrá la consabida invasión de Afganistán octubre de ese año (encargándole la ONU a la OTAN la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad, ISAF),
estando presente la OTAN también en la guerra de Irak, en 2003, con el
entrenamiento de fuerzas militares y en 2006 en la operación Medusa en el sur de Afganistán.
Esas breves notas que sintetizan
la historia de la OTAN indican algunas cosas sencillas: a) que la OTAN es una
alianza muy envejecida pero nada inactiva, b) que siempre tuvo una actitud
beligerante frente a un enemigo que no se comportaba aún, justo tras la S.G.M.,
con mentalidad de “bloques” y de guerra fría, c) que se puede ser occidental y
no estar en la OTAN, d) que la OTAN suspende -como hacen los golpes de estado-
la capacidad política y diplomática de la UE cuando le parece oportuno, y e)
que ya no se circunscribe a la acción militar en el hemisferio nor-occidental,
sino que sale fuera, es decir, actúa fuera de área.
También hay que señalar, por
obvio que sea, que son los Estados Unidos de Norteamérica quienes lideran sin
discusión posible la alianza de 27 estados, la mayoría pequeños, que conforman
la OTAN, siendo Francia y Reino Unido los únicos aliados que, junto al líder,
poseen armas nucleares. La Unión Europea no es nada, en materia militar, si se
la compara con la OTAN, es decir, en el artº 42, apartado 7, del tratado de la
UE se habla de asistencia mutua de carácter militar, pero condicionada a los
compromisos adquiridos en la OTAN:
Si un Estado miembro es objeto de una
agresión armada en su territorio, los demás Estados miembros le deberán ayuda y
asistencia con todos los medios a su alcance, de conformidad con el artículo 51
de la Carta de las Naciones Unidas. Ello se entiende sin perjuicio del carácter
específico de la política de seguridad y defensa de determinados Estados
miembros. Los compromisos y la cooperación en este ámbito seguirán ajustándose
a los compromisos adquiridos en el marco de la Organización del Tratado del
Atlántico Norte, que seguirá siendo, para los Estados miembros que forman parte
de la misma, el fundamento de su defensa colectiva y el organismo de ejecución
de ésta.
Pero el gran giro estratégico de
la OTAN, su intento de renovación hacia mayores cotas de beligerancia y
militarismo, hay que buscarlo en la cumbre que se celebró en Lisboa en 2010.
Fue aquí donde surgió un nuevo concepto estratégico (“global force”) fundado en
la globalización de esta alianza militar y donde prácticamente se desdibujan
los límites territoriales de quiénes han de pertenecer a ella, aunque
internamente se discute entre unos aliados que quieren una OTAN regional con
funciones clásicas de disuasión y defensa colectiva circunscrita a la región
euroatlántica, y otros aliados que buscan un enfoque integral (no solamente militar) a todo tipo de amenazas en
todo el planeta[1]
Y la OTAN, esto es
importante señalarlo, ha seguido creciendo a pesar de y porque la URSS se
desintegraba en 1989. Las adhesiones de Hungría, Polonia y República Checa en
1999; las de Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Rumanía, etc., en 2004;
las de Croacia y Albania en 2009. Ucrania, en 2008, presentó una solicitud de
ingreso -aún pendiente de la celebración de un referéndum en el país sobre tal
cuestión-. La OTAN ha llegado incluso a un acuerdo especial de cooperación y
acercamiento con Colombia, en junio de 2013.
En España el referéndum de la
OTAN de 12 de marzo de 1986 se celebró en un contexto especial. Recuerdo que
había un clima pacifista muy intenso fundado en tres ejes: a) lucha
generalizada en toda Europa contra la instalación de los euromisiles, b)
oposición a las bases militares norteamericanas en suelo español y al tratado
militar España-USA, y c) oposición al ejército franquista y al servicio
militar. Quizás fue ese clima, a pesar de la traición del PSOE de proponer, de pronto, el sí a la OTAN, el que
hizo que el voto favorable a la salida de España de la OTAN casi ganara el
referéndum.
El referéndum lo perdimos,
solamente desde el punto de vista cuantitativo, porque el PSOE amenazó a la
población diciendo que nos quedaríamos aislados económica y políticamente en el
mundo si no ingresábamos en la OTAN. Pero pesó también el hecho de haber
equiparado el alejamiento del pasado, es decir, del franquismo, con el
acercamiento a la OTAN. O sea, se quiso hacer pasar a la OTAN como el futuro y
a Franco como el pasado… metiéndonos, finalmente, en una dictadura militar
todavía peor, si cabía, que la del genocida Francisco Franco.
Quiero señalar aquí -porque este
asunto se ha comentado poco- que si Alianza Popular hubiera tenido una actitud
más decidida de apoyo a la OTAN, en vez del abstencionismo por el que optó, es muy
probable que los votos síes hubiesen sido muchísimos más de los que fueron. El
no a la OTAN estuvo a punto de ganar, entre otras razones, porque la Alianza
Popular de Fraga quería, con su sospechoso abstencionismo, provocar un clima de
fuerte inestabilidad política que le permitiera, de algún modo, desgastar al
PSOE. Incluso muchos y muchas votarían sí, simplemente, por sostener a Felipe
González en el poder y evitar que la derecha ganara puntos.
En Andalucía el avance de la OTAN
ha sido brutal desde 1986 hasta aquí, gracias al PSOE-A: reforzamiento de las
bases de Rota, Morón y Gibraltar. Reforzamiento que se ha concretado en un
incremento radical de efectivos (cientos de marines en Morón), buques y
sistemas de guerra sofisticados en Rota (escudo antimisiles), aumento del
tráfico de submarinos nucleares a través de la base de Gibraltar, etc. La
realización en territorio español y portugués de las grandes maniobras de la
OTAN Trident Juncture en el otoño
pasado lo dice todo. La sumisión de España a la OTAN es plena, como también lo indican así factores como el sostenimiento de un elevado gasto militar, o el intento de
vender armas a Arabia Saudí (buques de guerra a fabricar posiblemente en
Navantia-Cádiz), o la participación de cazabombarderos españoles en las
misiones de vigilancia aérea, frente a Rusia, en la zona de los países bálticos,
etc.
Las tres condiciones del
referéndum de la OTAN han sido violadas sin piedad, quedando España plenamente
integrada en la Alianza Atlántica con el gobierno de José María Aznar en 1997.
Solamente un referéndum (no dedicado a las autonomías, a Europa o a la
Constitución) en nuestra historia democrática… y salvajemente dinamitado por
los poderosos partidarios de la OTAN y las guerras.
Ahora vivimos en un mundo muy
diferente al de marzo de 1986; esto es, vivimos en un mundo completamente
globalizado donde, efectivamente, todos los conflictos son internacionales y
donde es cierto que existen ‘nuevos’ problemas como la proliferación nuclear o
los ataques terroristas como el ocurrido en París hace muy pocos meses atrás.
Nuestra alternativa tiene que ser la desmilitarización de los conflictos y la
activación de dinámicas de paz y de solidaridad en el contexto del Mediterráneo.
Debemos denunciar la operación mediática de la OTAN de machacar a la opinión
pública con el peligro yihadista sin otro objeto que justificar sus operaciones
en todo el norte de África y Oriente Medio.
Aún el impulso pacifista en
España es fuerte; y fruto de ello ha sido la ‘prudencia’ con la que se ha
comportado Mariano Rajoy al no atacar militarmente a Siria tras los atentados
de París. Es por ello, y por otras razones, que pienso que cabe la posibilidad
de que reactivemos una reivindicación del movimiento por la Paz de estos años
atrás: un referéndum para decidir sobre las bases militares de Rota, Morón y
Gibraltar. Quién sabe si esa sería la puerta para que, más pronto que tarde,
podamos salir de la OTAN por incumplimiento por parte del estado español de
aquellas tres condiciones del referéndum de 12 de marzo de 1986. OTAN NO, BASES
FUERA.
[1] Un
resumen periodístico de ese nuevo concepto estratégico en: http://elpais.com/diario/2010/11/18/internacional/1290034802_850215.html