lunes, 21 de marzo de 2016

30º funesto aniversario de la OTAN.


30º ANIVERSARIO DEL REFERÉNDUM DE 12 DE MARZO DE 1986 EN QUE EL ESTADO ESPAÑOL, AL MARGEN DEL SENTIR MAYORITARIO DE LA POBLACIÓN, SE SUMÓ AL MILITARISMO DE LA OTAN.

Debido a la carrera armamentista y a las opciones belicistas que han desarrollado tanto el PP como el PSOE en los últimos 30 años, las organizaciones pacifistas, alarmadas ante la creciente espiral de violencia militar de los estados en distintos escenarios internacionales, no han podido dejar de recordar el doloroso aniversario del referéndum de la OTAN de 12 de marzo de 1986.

No es un mero ejercicio de memoria lo que les ha hecho volver a este asunto, es una denuncia de aquellos lodos lo que los ha hecho advertir a la ciudadanía de los absurdos barros bélicos con que ahora nos vemos no ya manchados, sino peligrosamente implicados: escudo antimisiles, Afganistán, Libia, Irak, Somalia, Malí, etc. El resultado real de aquel referéndum amañado ha sido la implicación de España en todas las guerras de la OTAN y, sobre todo, hacer saltar por los aires las ideas de neutralidad, paz y desarme de la mayoría de la población española; una población que, pese a todo, diría NO A LA GUERRA en marzo de 2003, poniendo contra las cuerdas el oscuro militarismo pro OTAN de José María Aznar.

En 1986, los dos grandes retos del estado español fueron la entrada en la CEE y en la OTAN. Para lo primero bastó la opción europeísta de las fuerzas políticas y de los intereses empresariales y financieros, para lo segundo, sin embargo, había que engañar al pueblo español con una finta especial: desvincular la imagen de Franco de las bases militares -construidas en 1953- que Estados Unidos había sembrado en el territorio. Es decir, había que hacer pasar las bases de Torrejón, Zaragoza, Rota y Morón, en vez de como una estrategia del dictador para obtener respaldo internacional y control político interno, como una apuesta de integración de la nueva España democrática en el área estratégica occidental. Se nos amenazó de mil formas diciéndonos que si no entrábamos en la OTAN nuestras perspectivas económicas se vendrían abajo y España quebraría. Y así el PSOE amañó un “OTAN, de entrada no” (uno de los ambiguos lemas de las elecciones generales de 1982) y la Alianza Popular del franquista Fraga Iribarne, simplemente para tratar de desestabilizar al adversario, optó por abstenerse.

El aparato del PSOE, que dudó bastante en si convocar o no el referéndum,  se entregó a fondo para convencer a los españoles y españolas de que la OTAN, finalmente, podría protegernos de los grandes conflictos que en la época se oteaban en el horizonte: la posible confrontación nuclear de los dos bloques. Y así, Felipe González, sin tener en cuenta que Gorbachov ya estaba reformando una parte del militarismo atómico de la Unión Soviética y que se avecinaba una época de distensión (hoy en día truncada por el contencioso de Ucrania) nos vendió esa gran mentira democrática con tres supuestas “condiciones” respecto a la permanencia de España en la OTAN: 1º) no inclusión de España en la estructura militar integrada de la OTAN, 2º) no instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español, y 3º) reducción progresiva de la presencia militar de EE.UU. en España.

Aquellas tres condiciones eran, ciertamente, el resultado de la misma fuerza del NO A LA OTAN, es decir, el PSOE se vio obligado a contemplarlas por la mayoritaria opinión pacifista de la población, pero supo darles un trilero vuelco político y conceptual con el objetivo de, finalmente, sortear el rechazo de la población a las bases, a EE.UU. y a la OTAN. Por escaso margen (52,54% de síes), el PSOE, con todo el aparato mediático de su lado y la connivencia de Alianza Popular, doblegó la voluntad del pueblo español y así el reino de España quedó, hasta hoy, dentro de la araña negra más mortífera de la historia: la OTAN.

No pueden olvidarse todas aquellas estrategias políticas de un estado social y de derecho que aparentó ser democrático al convocar un referéndum sobre política exterior y de defensa -aunque en realidad no podía negarse a hacerlo por la gran presión que el pueblo hacía desde abajo para que así ocurriera-, pero que se volvió contra la voluntad mayoritaria mediante una flagrante mentira que el PSOE, casi a última hora, impuso a todos, traicionando su propia trayectoria y los ideales de paz y desarme de la ciudadanía… sin contar el hecho de que ya el presidente Calvo Sotelo convirtió a España en el 16º integrante de la OTAN en 30 de mayo de 1982.

También es corrupción política, y de un carácter muy grave, el hecho de que aquellas tres condiciones hayan sido violadas una tras otra. Es decir: 1º) España acabó ingresando plenamente en la estructura militar integrada de la OTAN en 1 de enero de 1999, 2º) España ha seguido recibiendo submarinos nucleares en Rota y Gibraltar, sin contar con la total ocultación de datos acerca de otras posibles realidades técnicas relacionadas con armas de destrucción masiva en suelo español, 3º) España ha permitido el aumento de tropas en Morón y en Rota, más el escudo antimisiles en Rota, etc.

El coste económico de la permanencia de España en la OTAN ha sido muy alto, por ejemplo en la política de compra de armas: actualmente padecemos una deuda de unos 30.000 millones de euros por este concepto. Respecto a la participación española en las operaciones bélicas bajo amparo de la OTAN el erario español se ha dejado por el camino alrededor de unos 10.000 millones de euros desde 1990 hasta nuestros días. Además, el sostenido aumento del gasto militar español, o bien la resistencia de los presupuestos militares a no ser recortados, así como el incremento de las exportaciones españolas de armas -que suponen un claro detraimiento de recursos económicos para invertir en empleo civil- son consecuencias negativas de la permanencia de España en la OTAN. Y todo ello, sin contar con las consecuencias diplomáticas y pésima imagen que los países del norte de África tendrán de un estado español que se ha destacado a lo largo de estos años por su apuesta por el control militar estadounidense del mare nostrum.

En el conflicto sirio -en el que el PP y el PSOE no se han atrevido, tras los atentados de París, a enviar cazabombarderos- se está viendo cómo las estrategias de la OTAN se muestran inútiles para detener la sangría y la inmensa ola de refugiados que se está produciendo. Por tanto, debido a su inutilidad, a su inmenso coste económico y despilfarro de recursos, a las consecuencias políticas negativas en el plano internacional, a los cientos de miles de muertes que ha provocado durante estos años en tantos conflictos, a su contribución diaria al aumento de las tensiones militares en el mundo, creemos que la OTAN debe disolverse y dar paso al protagonismo de la solidaridad internacional entre los pueblos.

Europa no puede mantener una línea de política exterior y de defensa al margen de la OTAN si la OTAN sigue existiendo. Por ello, no hay que suscribir ninguna modalidad e integración de España en la OTAN y si España ya pierde mucho con la OTAN, la Andalucía bestialmente militarizada de hoy lo pierde todo. Recordemos este aniversario con tristeza y dispongámonos a intensificar el trabajo por la Paz, desde Andalucía, hacia todos los pueblos hermanos del Mediterráneo y Oriente Medio, haciendo un llamamiento a las organizaciones políticas de Andalucía a que trabajen por el desmantelamiento de las bases militares de Rota, Morón y Gibraltar.


En el 30º aniversario del referéndum de la permanencia de España en la OTAN repitamos alto y claro: OTAN NO, BASES FUERA.