Por eso, entre otras razones, sabemos que las guerras y el militarismo no son una maldición de la humanidad escrita en nuestra sangre, sino una opción política, muchas veces una opción político-económica de las élites para asegurarse el poder.
Hoy más que nunca las élites, que obviamente no representan los intereses de la mayoría ciudadana, luchan para enriquecerse más y más a costa de millones de vidas humanas y de colocar a todo el planeta en un riesgo máximo de hecatombe nuclear.
El militarismo, los multimillonarios gastos militares, el rearme, las guerras y genocidios... todo esto se está haciendo ante nuestros ojos de momento de manera impune. Pero debemos responder con la máxima energía, con la máxima determinación, antes de que sea tarde.
Sobran los motivos para advertir a las élites y confrontar con ellas con un inamovible NO A LA GUERRA. Sobran los motivos, en España y en toda Europa, para una huelga general. En Italia ya han demostrado que la huelga general frente al militarismo a las guerras tiene sentido, es necesaria y es viable en la práctica. ¿Y en España cuándo?:
