El absoluto horror causado por el estado de Israel a la población palestina tiene una clave relacionada con la propia completa inhumanidad en tiempos de guerra, es decir, cómo mantenerse completamente inhumano sin sufrir por ello daño ético en las propias filas.
La respuesta que da este profesor
judío, Ron Dudai, de la Universidad Ben-Gurion University del Néguev, es: la “pureza
de las armas” y la construcción directa de la posverdad negando, sin más, las
pruebas del genocidio. Estas dos armas de guerra son las que, en gran medida, sostienen
y explican esa total inhumanidad del ejército de Israel y de las fuerzas
políticas sionistas que están practicando el genocidio.
Quizás se podría añadir una tercera para intentar explicar de algún modo la infinita cobardía de bombardear a una población civil indefensa y hambrienta, ya tan severamente diezmada.
Se trataría del recurso histórico-moral a la “guerra mesiánica”: el pueblo de Israel sufrió el holocausto, luego el pueblo de Israel tiene derecho ahora a practicar el holocausto sobre otros, en venganza, “restaurando su estado”. Es decir, para gestionar con eficacia esa total inhumanidad es necesario seguir inculcando, promoviendo, sosteniendo, un fanatismo profundo de “guerra mesiánica” sionista como supuesto desquite del holocausto, la diáspora y la persecución milenaria de los judíos en distintas partes del mundo. En definitiva: una radicalmente perversa reversión del status de víctima (Auschwitz, Dachau, Mauthausen…) para la justificación de la TOTAL INHUMANIDAD contra un pueblo inocente e indefenso, Palestina, al que exterminar ahora. Una venganza mesiánica, irracional, absoluta e injustificada contra quien no causó el holocausto pero sí pone en entredicho el proyecto sionista.
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