jueves, 8 de agosto de 2019

Las bombas atómicas garantizan el cambio climático y el fin de la democracia.


Las bombas atómicas (ONU: https://www.un.org/es/disarmament/wmd/nuclear/) garantizan el cambio climático por tres razones:

1ª.-Cuando estallan, como en Hiroshima, Nagasaki y diversos ensayos y accidentes nucleares, rocían su alta toxicidad por todo el planeta (S. Luque: https://www.lavozdelsur.es/terrorismo-nuclear/),

2ª.-Cuando no estallan, actúan como agresivas guardianas de un orden mundial que está basado en la depredación de los recursos naturales por los más fuertes y en la degradación medioambiental generalizada,

y 3ª.-porque para costearlas, construirlas y mantenerlas se despilfarran recursos ingentes (por ejemplo: 400.000 millones de dólares para la renovación del programa nuclear nrteamericano 2017-2026, véase: http://www.centredelas.org/ca/armamentisme/4040-panorama-actual-y-perspectiva-de-futuro-de-las-armas-nucleares) que podrían ser dedicados a la protección ambiental de nuestro necesitado planeta; además de sostener un entramado de centrales nucleares, a las que están vinculadas, extraordinariamente peligrosas para el medioambiente.

Los vínculos entre las armas atómicas, la política atómica de las grandes potencias, y el cambio climático son obvios. Este sistema capitalista de agotamiento, por sobreexplotación, de los recursos naturales y de lapidamiento sin compasión de los derechos humanos de millones de seres es un sistema que está salvaguardado, en primera instancia, por las armas atómicas. Las organizaciones ecologistas, aunque no queriendo -quizás para no alarmar demasiado- mencionar el riesgo del uso de armas nucleares tácticas (https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-47065033), lo dicen claro y alto:

"Al mismo tiempo, el agua también es necesaria para la producción energética, como revelan los datos de la IEA de 2010, según los cuales el 15 % del consumo mundial de agua dulce se utilizó en la producción de energía, principalmente en la refrigeración de centrales térmicas de carbón y nucleares"


(véase "Caminar sobre el abismo de los límites": https://www.ecologistasenaccion.org/35291/informe-caminar-abismo-los-limites/
https://www.ecologistasenaccion.org/wp-content/uploads/adjuntos-spip/pdf/informe-abismo-limites.pdf)

La actitud del gobierno español en esta materia es simplemente miserable: se ha negado a firmar el tratado de eliminación de las armas nucleares (véase al respecto: https://www.eldiario.es/politica/Gobierno-Tratado-Armas-Nucleares-Podemos_0_737726366.html). Las bases de Rota y Morón, es decir, el tratado militar de "cooperación" entre EEUU y España, pesa más que cualquier decisión que al respecto pudieran tomar los parlamentarios y parlamentarias en el Congreso. Aquí se obedece lo que ordene el Pentágono y punto en boca.



Por asombroso que parezca, hay todavía quien se pregunta (acusando a los actuales japoneses de pacifistas ingenuos) si, dado que el imperialismo militarista japonés de entonces era un peligro para toda Asia, arrojar las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki no fue sino, frente a la opinión extendida de que fue un acto genocida, una acción de guerra:
https://www.elmundo.es/opinion/2019/08/06/5d4863fb21efa087228b4912.html

Si no hay un gran movimiento ciudadano que se plante frente la política nuclear, civil y militar, de los estados más poderosos entonces las cosas empeorarán y volveremos a una Guerra Fría más mortífera:
https://elpais.com/internacional/2019/08/02/actualidad/1564738930_735901.html