martes, 20 de diciembre de 2011

Oda a la no-noviolencia.

sofia-y-alia-gervasio-sanchez
La Junta Militar de Egipto, quizás con las armas
que le vendió Zapatero entre 2005 y 2008
por valor (que se sepa) de unos 3 millones de euros,
se enroca con saña, ahora mismo, en el poder...
Blindados, municiones, armas cortas y de calibre
Superior… qué gran amistad la de Mubarak y Zapatero.

A mí, que vivo junto a la Base de Rota teóricamente
protegido por un escudo antimisiles, submarinos nucleares, etc.,
acaba de ocurrírseme una palabra nueva: no-noviolencia.
Se me ha ocurrido al leer este artículo de Gervasio Sánchez
cuyo enlace me ha enviado una atenta amiga:
Y como yo la he inventado me permito definirla así:
<<posicionamiento o actitud de un noviolento de corazón que,
teniendo plena consciencia del inmenso daño que hacen los poderosos
que se dedican a fabricar las guerras, pierde por unos momentos las formas
y, sin dejar de decir verdades como puños, llama cobardes a los violentos
y a quienes los secundan con políticas, leyes u omisiones cómplices
que fomentan el belicismo y la muerte de seres humanos>>.
Entonces, no se le podría aplicar a Gervasio Sánchez el calificativo
de violento por perder un poco los estribos, sino, como digo, el título
de no-noviolento, es decir (me permito repetirme) persona de corazón
noviolento que, arrebatado por justa pasión y pleno conocimiento,
arremete con palabras -de forma indignada- contra quienes siembran
de muerte
este planeta.

Muy muy cerca de la más genuina noviolencia está Gervasio;
Lo creo así porque sé que una persona que ha escrito eso
Que él ha escrito aceptaría también, de buen grado, que la persona
José Luis Rodríguez Zapatero (hoy ex-presidente de España)
y su familia fuesen con él -como Gervasio pide en su escrito-
juntos, de viaje, por lugares como Libia, Afganistán, Irak, Guinea...
Sé que alguien que escribe lo que ha escrito Gervasio Sánchez
no dudará en responder si el ex-presidente en persona
le pide explicaciones. Con toda seguridad y con toda verdad,
Gervasio acudirá dispuesto al diálogo. Sí, tiene mucho de noviolento;
y da, con su denuncia, una lección ética a tantos y a tantas que callan
ante el negocio millonario de las guerras.

Pero llamar COBARDE (con mayúsculas)
a una persona que solo obedecía a otros aún más poderosos
para que exportara armas a diestro y sobre todo a siniestro,
a lo largo y ancho de este planeta nuestro ya tan herido,
-a pesar de que quizás podría ser encañonado
por alguien tan protegido como un ex-presidente de España-
convierte a Gervasio, según creo, en un no-noviolento.
Con vehemencia sí, pero sin ánimo de humillar, ni denigrar,
ni esconderse tras unas duras palabras, ni tratar de vengar a nadie;
con enfado sí, pero sin violencia, sólo con datos que todos conocen
dice Gervasio la verdad... con un estilo no-noviolento. Gervasio
insulta, sí, pero mantiene un principio clásico de la noviolencia:
intentar hacer florecer en el adversario la razón y la humanidad
mediante, en su caso, una propuesta sincera de viajar juntos
y comprobar hechos. En suma, no es un violento ni un noviolento,
sino un no-noviolento que no consiente que la Paz y la Justicia
sean falseadas de un modo impune.

Filigranas etimológicas aparte, qué diferencia inmensa entre Zapatero
y Gervasio... el uno que consintió un espectacular comercio de armas
y el otro, el periodista no-noviolento, que a cuerpo descubierto,
exponiéndose él mismo a la peligrosa ira del anterior, escribe
un texto en defensa de la Paz. A Rodríguez Zapatero le amparan,
por ahora, las leyes, a Gervasio Sánchez la Ética de la vida digna,
la Ética que, sin ambages, se indigna justamente.

También Jesucristo tuvo algún arrebato no-noviolento
…al expulsar a latigazos a los mercaderes del templo;
Jesucristo –una persona cabalmente noviolenta– fue
Alguna vez, indignado, momentáneamente, un no-noviolento.
…Y muchos otros y otras, como la inolvidable poeta Gloria
Fuertes (de nombre tan exacto):
"Hay que decir lo que hay que decir pronto,
de pronto,
visceral,
del tronco;
con las menos palabras posibles
que sean posibles los imposibles.
Hay que hablar poco y decir mucho
hay que hacer mucho
y que nos parezca poco:
Arrancar el gatillo a las armas,
por ejemplo".


(Cristóbal Orellana, lunes 19-12-2011)