lunes, 7 de enero de 2013

¿Una "disuasión versosímil" en defensa de los intereses de España?

El rey de España, un político de este país que acumula una considerable credencial de mala fama (por los casi 1.800 millones de euros en que se estima su fortuna personal; por su papel nada neutral ni moderador -sino entregado a las políticas neoliberales-; por sus cacerías de elefantes; por las pingües actividades de su yerno; porque fue elegido para ocupar la Jefatura de Estado por un general golpista como Franco, etc.), nos acaba de lanzar este apocalíptico mensajepascual: que esta crisis podría generar “problemas de seguridad” (véase:

Es decir, que como resultado del descalabro económico, político y social organizado desde arriba, podría darse el caso de que España se viese envuelta (de modo muchísimo más vehemente y directo de lo que ya lo está -en Líbano, Somalia, Afganistán, etc.-) en otra guerra… o bien que entráramos en un estado de cosas donde quizás la “unidad de España” quedase en entredicho (porque Euskadi o Cataluña o Andalucía, o las tres juntas, pusieran sobre la mesa otro modelo de estado -de tipo republicano confederal, por poner un ejemplo-). Pero ahí estarían tanto las Fuerzas Armadas como también la Guardia Civil (Civil) para solucionar, con toda profesionalidad y sin caer en provocaciones (esto lo ha dicho el nada diplomático Ministro de Defensa que tenemos), los problemas “de seguridad”.
Recordemos el rígido y contundente artº 8.1. de la Constitución Española:


Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional...

La solución propuesta por Juan Carlos de Borbón en la Pascua Militar de este año es muy clara: hay que aumentar los gastos militares de Fuerzas Armadas y Guardia Civil -incluso ahora que el caos social es insufrible y que el Mº de Defensa acumula 30.000 millones de euros de deuda que se detraerán de Educación y Salud- para ADVERTIR a quien se atreva a pensar en cambiar el orden de cosas establecido, o a quien pudiera tener alguna intención de atacarnos militarmente aquí o en medio del océano Pacífico… [En España, en la Antártida, África, los Balcanes, en la mar y en los cielos…”, en palabras del Ministro de Defensa sr. Morenés en el mismo acto de esta nerviosa, de puntillas y socialmente vacía Pascua Militar 2012: http://www.defensa.gob.es/gabinete/notasPrensa/2013/01/DGC-130106-Pascua-Militar.html]

Para mí este es el concepto clave de su discurso, discurso-de-un-rey-que-advierte, de este año: “disuasión verosímil”.


Es decir:

-S.M. quiere que España siga cumpliendo con las directrices de gasto militar dictadas por la OTAN.
-S.M. quiere que sigamos comprando los cargueros estratégicos A-400-M o los cazabombarderos Eurofighter.

-S.M. quiere que sigamos participando en todas las guerras y misiones que nos encomienden desde el Pentágono en favor de la “estabilidad internacional”.

-S.M. quiere que paguemos sin rechistar la deuda de 30.000 millones de euros que ya tenemos contraída con quienes fabricaron un montón de armas y nos las vendieron.

-S.M. quiere que tengamos dos submarinos de combate más, que vendamos tanques a Arabia Saudí...

... S.M. quiere, quizás, tener acceso al Premio Nobel de la Paz… porque este es el nuevo (viejísimo) nombre de la Paz aquí en España: “DISUASIÓN VEROSÍMIL”, a saber, armarse hasta los dientes con un cada vez mayor y más sofisticado poder de destrucción para que nadie no ya se atreva, sino ni siquiera imagine que podría atacar (o atentar) contra el territorio o los intereses de España en cualquier rincón de este planeta. Y no sólo más dinero de los contribuyentes para más poder militar convencional, sino, particularmente, también para nuevos misiles teledirigidos, guerra ciberespacial, préstamo del territorio para la nueva guerra de las galaxias de Obama, sofisticados drones, guerra de satélites, etc.

Porque es sabido que para disuadir eficazmente hay que ostentar, de modo continuo, una gran e imparablemente creciente fuerza militar ‘de calidad’; del mismo modo que para convencer al hipotético enemigo de la verosimilitud de dicha amenaza bélica hay que invertir mucho dinero (el pedestre quid de esta Pascua Militar) en más armas y más misiones por la estabilidad internacional

Pero sintetizo ya (usando ya un lenguaje más claro -que el rey no emplea-): S.M. aboga ahora por la AMENAZA como principio rector de la Defensa y por la DEFENSA DE LOS INTERESES DE ESPAÑAcomo eje vertebrador de la política Exterior. Y, esto es una novedad, se acabaron las proclamas publicitariamente humanitarias y de ‘puesta en valor’ de los derechos humanos o la democracia en el mundo; no, no, ahora toca, sin tapujos, “la defensa de los intereses de España” (mercados, materias primas, fuentes de energía, comercio, alianzas con empresas, inversiones…). ¿Está claro, o no, para qué ha de servir la “Defensa”de España?.

Ah, y otro matiz importante: que la defensa de España ya no es la defensa de España a la que se refiere la Constitución de 1978… ahora es otra cosa cualitativamente muy diferente: es una cuestión estratégica, es decir, una ficha en el dominó de la “estabilidad internacional” a cuyo interesado servicio quedamos sujetos hasta nueva orden.

Dicho matemáticamente: el militarismo que el rey de España nos comunica de parte de los de arriba es directamente proporcional a la crisis que se nos impone, dividido por los miles de millones de euros anuales en armas y más y más armas que hemos de pagar de nuestros bolsillos. Ar.
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Notas:
1.- Sobre la fortuna del rey de España véase: