Menos mal que este buen hombre está "retirado", porque si no ya nos habría metido en prisión (en el mejor de los casos) y dejado a pan y agua unos años en la mazmorra más honda y oscura. Lo que más asusta de su encendida arenga (véase: https://www.diariodesevilla.es/espana/paz-tuertos_0_2003861958.html) es esto: “...serían nuestros aliados quienes, como la Policía y la Guardia Civil en nuestras calles, tendrían que montar guardia para que a ellos [a los pacifistas] no les pase nada mientras, solos y no tan borrachos como les gustaría que creyéramos, sacan unos pocos votos de criticar a quienes les defienden”.
Parece una rústica llamada a que
se nos linche por la calle en cuanto se nos detecte. Aunque, en verdad, esta exagerada
interpretación mía la achaco más a la falta de habilidad literaria del exalmirante
que a sus verdaderas intenciones.
Admite el exalmirante que puede
haber un pacifismo de índole personal que merece, en su opinión, el
calificativo de "sincero". Pero como a los izquierdosos (en su
artículo: los tuertos borrachuzos) les da por hacer política con sus demoníacos
mensajes antipatrióticos, y además es fácil cazarlos en sus alcohólicas
astracanadas callejeras, en general hay que señalarlos por lo que son:
descarados cómplices del enemigo, que hablan de Paz pero para facilitárselo
todo a los que guerrean contra España.
Este exalmirante, habitual de
ABC, Trece, la caritativa COPE, etc., escribe un artículo explosivo (como es
lógico) arengando con vehemencia a la ciudadanía a cerrar filas (parafraseando
su ancestral lenguaje) en favor del rearme más descarado y el militarismo más
peligroso que hayamos conocido desde la Segunda Guerra Mundial hasta aquí. Y lo
hace utilizando la temible técnica del chivo expiatorio: los pacifistas
borrachos, mentirosos, antipatriotas, tuertos malencarados, etc.
El tiro (o artículo) no le sale
bien porque en España (de la que él parece autoerigirse en único dueño y
guardián legítimo) hay unos cuantos de millones de personas que lo han dicho
alto y claro muchas veces: NO A LA GUERRA. Pero a pesar de ello, el exalmirante
intenta su objetivo: una estruendosa y algo insultante andanada contra todos
aquellos que osamos pensar críticamente o, todavía peor, nos atrevemos a hablar
de Paz.
Sin duda se trata de un muy muy
mal ejemplo de militar, ya que exige a los pacifistas no hacer política, cerrar
sus borrachas bocazas, mientras que él despotrica y explaya sus opiniones
políticas en todos los medios de comunicación de derechas. Una demasiado grosera
contradicción.
Y es que el exalmirante ha caído, seguramente por su incontrolable ardor guerrero, en una
figura de la retórica militarista archiconocida: el argumento ad hominem,
intentando, como sea, demonizar al enemigo pacifista. Lo que no ha hecho es
razonar, con argumentos, acerca de por qué hay que optar por la guerra (quizás
una última guerra nuclear) en vez de por la Paz.
Pero lo peor de esta furiosa andanada
del exalmirante es que él ya se siente, parece ser, legitimado para actuar
(decir) como si hubiera una guerra abierta... lanzando el discurso de que hay
que barrer en la retaguardia a todos aquellos que puedan debilitar su propio
belicismo. ¿Se expresa así, tan toscamente, porque le asusta tener que tragarse,
otra vez, el NO A LA GUERRA de España?. Sí, de España. De una España que ha
aprendido a defenderse, precisamente, del militarismo de algunos (heroicos como
él) que quieren “salvar” al país poniéndolo en el ojo del huracán.
Sí, está claro que piensa que sus
palabras podrían atemorizar a los que no piensan como él. Pero pincha en hueso
por una razón sencilla y clara: es su destructivo discurso el que se autocoloca
fuera de los parámetros de la democracia, fuera del sentir mayoritario de la
ciudadanía (NO A LA GUERRA). Toda guerra es un crimen contra la humanidad.
A ver si el enemigo de España va
a ser este tipo de discursos belicistas del exalmirante.
Posdata: Ignoro, es verdad, si
este exalmirante también anda borracho por las calles y lo que no quiere, no sé por qué, es
cruzarse con nosotros los pacifistas y las pacifistas.
Fdo.:
Un tuerto borrachuzo que considera que lo que está ocurriendo en Gaza es un genocidio a manos del estado de Israel y la complicidad de la UE (España inluida).-