Interesante y claro libro, escrito en 2003 y publicado en español en 2007 por Robert Hindle y Joseph Rotblat (1908-2005), en la editorial OXFAM, acerca de la realidad de la guerra en un mundo globalizado como el nuestro.
Las conclusiones del libro son estremecedoras: "En el momento de escribirse este libro, en el año 2003, la situación general del mundo dista de ser óptima: de hecho, el peligro nuclear es mucho mayor de lo que cabría esperar 14 años después del final de la carrera armamentística nuclear. Con el final de la guerra fría y la desaparición de la división ideológica entre Este y Oeste, el peligro inminente de que haya un holocausto nuclear ha disminuido, pero no ha desaparecido, y ahora parece que vuelve a estar en aumento" (p. 238)
"A menudo, ideales seculares de patriotismo y derechos territoriales están inextricablemente entrelazados con ideales religiosos, de modo que el respaldo de la guerra justa tiene su origen en una mezcla de lo sagrado y lo secular. Ello se puede ver, en su expresión más extrema, en la creencia de algunos israelíes de derechas de que ciertos territorios pertenecen al pueblo judío por derecho divino" ( p. 94)
El libro incluye planteamientos que no todo los pacifistas aceptarían: "Mantenimiento e imposición de la paz. Como hemos observado, la intervención a menudo implica el uso de la fuerza militar. Con frecuencia se distingue entre mantenimiento de la paz e imposición de la paz. El mantenimiento de la paz implica que los ya han llegado a un acuerdo, pero que es necesario garantizar que éste se está implementando y que se seguirá haciendo. El despliegue preventivo de fuerzas militares debe conllevar una total objetividad e implica que no se hará uso de la fuerza excepto en caso de incumplimiento. Naciones Unidas utilizó con éxito el despliegue preventivo entre 1992 y 1999 para impedir la hostilidad en la antigua Yugoslavia" (pp. 227-228)
El libro aborda también cuestiones sensibles como el derecho humano a la democracia: "Por lo tanto, la promoción de la democracia debe ser un objetivo importante de la comunidad internacional. Como veremos más adelante, esto puede resultar problemático en Estados que se han proclamado independientes hace poco. Las condiciones de la transición democrática pueden conllevar muchas dificultades, incluyendo un riesgo considerable de disensión interna. La falta de una infraestructura adecuada puede facilitar que una persona ambiciosa tome el poder e implique al país en disputas internas o externas. Y podemos argumentar también que la promoción de la democracia no significa la imposición de Estados aparentemente democráticos en los países del Tercer Mundo por interés propio de los Estados poderosos" (pp. 148-149). No ponen en duda los autores, al parecer, que tampoco puede hablarse de democracia en países como, por ejemplo, España, donde los poderosos mantienen a gran parte de la población en la miseria, habilitando leyes policiales duras, controlando los medios de comunicación, saqueando las arcas del estado, imponiendo una educación competitiva y poco humanista, degradando los servicios públicos, etc.
(p. 232)
Los autores se mantienen críticos respecto al pacifismo que no admite intervenciones militares de ningún tipo:
Los autores muestran una oposición radical a las armas nucleares:
(p. 28)