sábado, 17 de marzo de 2018

Partido Popular o la convulsión de la sociedad sin miramientos.


En la manifestación del sábado por el centro de la ciudad reclamando pensiones dignas y en la del día 8 de marzo, también por el centro de Jerez, ha ocurrido algo que conviene destacar y valorar: que mucha gente está denunciando ya, de modo directo, a un gobierno corrupto, ineficaz, incompetente y contrario a los intereses generales del país. El gobierno del PP ha quedado contra las cuerdas, aunque se ve que antes de que “M. Rajoy” convoque elecciones, que es lo que está demandando la ciudadanía, vamos a tener que echar lejía en sus tóxicas poltronas.

Estamos en un momento de colapso social. Los jóvenes desempleados, a decenas de miles, andan por Europa buscando trabajo. La crisis del modelo territorial se encona cada vez más. Las deficiencias en los sistemas sanitario y educativo claman al cielo. Los casos de corrupción se cuentan por centenares. El desfalco de la hucha de las pensiones ha sido áspero, oscuro, hiriente. El país se retuerce de dolor mientras el PP se atrinchera, de muy mala manera, en la bancada azul.

Efectivamente, lo único que ha sabido hacer bien el Partido Popular es convulsionar a la sociedad hasta un punto que ya veremos si no descarrilamos todos por cualquier vía poco edificante. La tensión en las familias es muy grave, las dificultades para llegar a final de mes son más que patentes. Existe un profundo cansancio de todos, mezclado con ganas de protestar, pero con un sentimiento de impotencia de fondo muy peligroso. El PP ha sabido despertar fantasmas profundos de la sociedad española, fantasmas que tienen que ver con la inutilidad de la política y de la democracia. Técnicas muy conocidas de conversión de la democracia en papel mojado han sido puestas en marcha por un PP sin alma, sin rumbo, sin otro objetivo que enriquecer a los ricos y arrinconar a los pobres. Feo panorama donde el estado no es más que una sucia herramienta en manos de los poderosos que todavía sostienen al PP en el gobierno.

Ante esta violenta explosión programada de los intereses generales del país, es decir, de las necesidades públicas que han sido sacrificadas en favor de las especulaciones de unos pocos, no cabe otra cosa que un gran giro social que recupere el norte y encarcele a quienes ejecutan y defienden el desmantelamiento no ya solo del estado del bienestar, sino también el cumplimiento de los derechos humanos más elementales, como el derecho al trabajo. Como decía el 15M en 2011, se nos está humillando, se está jugando sin contemplaciones con nuestra dignidad. Nada más peligroso.

Al PSOE ni se le ve ni se le espera. Ya este partido dio de sí bastante, todo lo que podía dar de sí una socialdemocracia abiertamente entregada al neoliberalismo, con las reformas laborales que llevó a cabo, con los pactos con la banca, con la OTAN y quien sabe qué más. La foto de Felipe González en un yate siendo bronceado mientras fuma un puro lo dice todo. El actual cerco contra Pedro Sánchez del viejo aparato del PSOE no es más que una consecuencia de esa tétrica y reveladora foto.

Pero lo que me importa señalar aquí y ahora es cómo el Partido Popular, la derecha rancia española de siempre heredera directa del franquismo, ha jugado a convulsionar a la sociedad -ayudado por el silencio del PSOE- sin ningún miramiento. Cómo en muy pocos años el Partido Popular nos ha lanzado a todos a una situación caótica donde la desesperación y la falta de futuro están generando efectos devastadores en amplísimas capas de la sociedad. Su forma de tratar la crisis catalana a base de violencia policial y cárceles lo dice todo, es decir, deja claro cómo entiende la política el Partido Popular y cómo “resuelve” los problemas cuando surgen.

Toda esta situación es extremadamente grave y preocupante. La gente está en el ojo del huracán que ha desatado el PP. La ciudadanía se siente permanentemente convulsionada por unos ministros que no dicen la verdad, que desmantelan los intereses públicos y que, encima, hacen cosas más que hirientes como despellejar a los pensionistas, es decir, nuestros mayores… sin mencionar la devastación laboral que sufre la juventud.

Pero lo que intento decir es que les da exactamente igual lo que nos pase. Porque están preparados para llevar las cosas a su terreno, es decir, el de la cárcel y la acción policial contra los disidentes. O dicho de otra manera todavía más clara: el PP ha dinamitado la democracia y nos ha lanzado al resbaladizo mundo de las dictaduras encubiertas. A los telediarios ideologizados hasta vomitar me remito.

Hay que movilizarse más, hasta que el PP se vaya y la democracia quede a salvo.