Esa pieza mágica sobre la que se sostiene el actual militarismo del PP, heredero directo del abrazo de las Azores, el más agresivo de la historia de España, es, ni más ni menos, que la llamada -por ellos- Cultura de la Defensa. La cual "Cultura" nació hace unos 25 años atrás como respuesta del aparato del estado español frente a la exitosa campaña contra la mili obligatoria, contra la OTAN, contra la guerra de Irak (2003), contra el "intervencionismo humanitario" y los crecientes gastos militares de entonces, etc.
Tras la caída del muro de Berlín y la desaparición mediática del peligro comunista y la guerra nuclear, los medios de comunicación de masas se han encargado, ahora, de argumentar hasta la saciedad que el peligro yihadista justifica el increíble gasto militar de los países de la OTAN y las guerras contra Libia, Irak, etc. Todo está permitido ahora, tras los atentados de las torres gemelas y los recurrentes asesinatos de los 'lobos solitarios' que no son tan solitarios, para que la OTAN actúe a su antojo sobre Oriente Medio. Abandonar a los sirios y cercar con concertinas las fronteras de Europa está bien... militarizar el Mediterráneo como nunca antes se había hecho está bien... ocupar todo Oriente Medio porque aquellos son "estados fallidos" está bien... intervenir en la sombra (o al sol) en Turquía y Egipto está bien... guardar silencio respecto a la situación Israel-Palestina está bien... dar cobertura a Arabia Saudí a cambio de petróleo está bien...
Nunca olvidemos que lo que ocurre hoy es fruto de un pasado colonialista en realidad no muy lejano, un pasado en el que Inglaterra, Francia y Alemania, y por supuesto España e Italia, hacían de las suyas en en toda África y Oriente Medio. Ese pasado hoy se traduce en cosas concretas como esta:
Tras la caída del muro de Berlín y la desaparición mediática del peligro comunista y la guerra nuclear, los medios de comunicación de masas se han encargado, ahora, de argumentar hasta la saciedad que el peligro yihadista justifica el increíble gasto militar de los países de la OTAN y las guerras contra Libia, Irak, etc. Todo está permitido ahora, tras los atentados de las torres gemelas y los recurrentes asesinatos de los 'lobos solitarios' que no son tan solitarios, para que la OTAN actúe a su antojo sobre Oriente Medio. Abandonar a los sirios y cercar con concertinas las fronteras de Europa está bien... militarizar el Mediterráneo como nunca antes se había hecho está bien... ocupar todo Oriente Medio porque aquellos son "estados fallidos" está bien... intervenir en la sombra (o al sol) en Turquía y Egipto está bien... guardar silencio respecto a la situación Israel-Palestina está bien... dar cobertura a Arabia Saudí a cambio de petróleo está bien...
Nunca olvidemos que lo que ocurre hoy es fruto de un pasado colonialista en realidad no muy lejano, un pasado en el que Inglaterra, Francia y Alemania, y por supuesto España e Italia, hacían de las suyas en en toda África y Oriente Medio. Ese pasado hoy se traduce en cosas concretas como esta:
Este interesante vídeo es digno de análisis. En él un periodista español, Miguel Ángel Aguilar, secretario de la Asociación Europea de Periodistas, que airea su antifranquismo y su buena relación con el general demócrata Manuel Gutiérrez Mellado para dar fuerza a sus argumentos políticos, cuenta campechanamente la 'nueva' visión de la Defensa... sobre todo queriendo alejar las raíces de apoyo a la dictadura de unas Fuerzas Armadas cuyo pasado reciente ha sido ser mano derecha del general Franco. En su discurso Miguel Ángel Aguilar, de un modo sutil, asimila periodismo con democracia -así en general- y aboga por una estrecha relación entre FAS y periodistas especializados que van a explicar a la ciudadanía sobre todo para qué sirven los gastos militares... haciendo una mención irónica contra los ecologistas -en el minuto 11- que critican la omnipresencia de las FAS en anuncios y campañas gubernamentales. Aguilar defiende en el minuto 12 -quizás contrariamente a lo que el PP espera oír en ese tipo de foros- la prudencia, tras los atentados de París, de no intervenir directamente en Siria y elogia "el sentido del honor" -a la vieja usanza- como clave de la sujeción del poder militar a civil. Eso sí, añade que de la misma forma que el ejército ha de ser leal a la Constitución así la ciudadanía debe ser leal a su ejército... labor en la que los periodistas se esforzarán.
Pero acercar la ciudadanía a unas FAS en un mundo hiperglobalizado no es fácil porque en la mente de esa ciudadanía existe una ecuación no fácilmente soluble: que donde están los ejércitos están las guerras y que España no está en guerra con nadie, luego a qué vienen tantas tropas españolas en misiones internacionales, como las llaman nuestros eufemísticos gobernantes.
Miguel Ángel Aguilar, demasiado preocupado por el pasado reciente, no acierta a darse cuenta de que las FAS no podrán ser bien vistas por la ciudadanía de hoy si, tomando como excusa el yihadismo hasta en la sopa, se pretende seguir interviniendo, como en el pasado colonialista que conocemos, en tantos y tantos países. Bueno, "intervenir" como en Libia o "no intervenir" como es el caso de Siria o "intervenir a medias" como en el caso del territorio sirio-iraquí del Estado Islámico.
Los intereses económicos a los que están asociados las FAS españolas de hoy, hiperdirigidas en general por el Pentágono, no son bien entendidos por los españoles. O dicho de otro modo: enviar a las FAS españolas a las costas de Somalia para que las empresas pesqueras occidentales puedan pescar allí sin sufrir actos de piratería es algo que no puede sostenerse con un argumentario político fácil y creíble. Los cayucos de los somalíes son un gran peligro para la humanidad... la ocupación militar de la zona por parte de los ejércitos de la OTAN no es otra cosa que "seguridad y defensa". Ahí queda eso.
Y si no lo comprenden pues tráguense esta gruesa píldora filosófica de las fuerzas armadas españolas consideradas, en conjunto, como una "persona" soñadora, amorosa, honesta, respetuosa, sensible, grande, comprensiva, comprometida con las "acciones correctas"...
Y si no lo comprenden pues tráguense esta gruesa píldora filosófica de las fuerzas armadas españolas consideradas, en conjunto, como una "persona" soñadora, amorosa, honesta, respetuosa, sensible, grande, comprensiva, comprometida con las "acciones correctas"...
La clave de bóveda sobre la que se sostiene el militarismo del PP es, en suma, una Cultura de Defensa que intenta mezclar el viejo patriotismo español ("no debimos irnos del Sahara") con la nueva filosofía de que el intervencionismo militar en todas partes es "por nuestra seguridad y bienestar", o sea, no que las FAS están al servicio de determinados intereses económicos internacionales, sino que nos protegen y permiten que siga en marcha nuestro alto tren de vida -que no puede subsistir sin apropiarse de recursos de todo tipo en otros países-. Vaya, que somos unos desagradecidos -o directamente unos cómplices de mil peligros inminentes- si no apoyamos a las FAS y, sobre todo, a las belicistas directrices políticas del PP. Y en definitiva: que el critique los enloquecidos gastos militares es susceptible de ser tratado como desleal, antiespañol, cómplice...
¡¡¡ hay que tener Cultura de la Defensa !!!
¡¡¡ hay que tener Cultura de la Defensa !!!