A Pepe Beúnza le conocemos todos y todas por su lucha en favor de la Paz y por su apuesta por la Noviolencia:
Pueden conocerse su trayectoria y opiniones a través de diversos vídeos y libros:
LA UTOPÍA INSUMISA DE PEPE BEUNZA | 174 páginas |
Una objeción subversiva durante el franquismo | ISBN: 978-84-88455-08-6 |
Pedro Oliver Olmo | 10,00 € |
Virus |
El valenciano Pepe Beunza con su negativa pública a realizar el servicio militar, en 1971, en plena dictadura, se convierte en el primer objetor político al ejército en el Estado español. Su acto de desobediencia civil, preparado meticulosamente, cuenta con una amplia campaña de apoyo que trasciende las fronteras del Estado; y sentaría las bases de un incipiente movimiento antimilitarista que daría lugar, con el tiempo, a un potente y exitoso movimiento de insumisión.
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La societat noviolenta. Converses amb Pepe Beunza |
Escrito por Pere Ortega |
La societat noviolenta. Converses amb Pepe Beunza.
Publicado por el ICIP la colección HERRAMIENTAS de Paz, Seguridad y Justicia, en la editorial Icaria, Barcelona, 2012
Este libro es fruto del diálogo entre Pere Ortega y Pepe Beunza, primer objetor al servicio militar obligatorio por motivos ideológicos el año 1971.
Autor: Pere Ortega (Coordinador del Centro Delàs de estudios para la paz)
Lengua: catalán
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Pero, aunque conocemos lo que ha hecho y dicho Pepe Beúnza durante mucho tiempo, defendiendo el derecho a la Paz, practicando la Noviolencia y la desobediencia civil, hablando a otros sobre la urgencia y la necesidad de buscar modelos no armados de Defensa, etc., me parece interesante que nos detengamos en leer, lentamente, sintiendo el fondo ético que da origen a sus reflexiones, un texto suyo, reciente, donde él recuerda lo vivido y donde alienta a seguir trabajando por ideas ética y políticamente tan sencillas como viables, a saber, que es posible una defensa alternativa noviolenta y que es posible superar el peligroso mito de que los ejércitos defienden la paz.
Le he pedido permiso a Pepe Beúnza para publicar esta reflexión suya (ya publicada en una revista catalana) y me ha contestado literalmente: "Por supuesto. Yo escribo muy poco y lo hago para que tenga toda la difusión posible. Además como todos mis escritos, se puede retocar, añadir. quitar o mejorar. Así que no tienes ningún problema. Salió publicada en catalán en Septiembre en la revista ciutats constructores de pau (ciudades constructoras de paz) pag. 24 editada por el Ayuntamiento de Sant Boi del Llobregat y es un número monográfico con motivo de unas jornadas. Solo se publicó la mitad pues era muy extenso. Así que tienes la primicia del artículo completo. Y no tiene ningún problema de difusión y copia. Yo lo enviaré a los amigos pues puede servir para recordar en las charlas sobre la historia de la objecion-insumision. Puedes ver la web https://ciutatsconstructoresdepau.wordpress.com/"
El talante alegre, sencillo, apasionado, esperanzador, luchador, honesto, directo, lleno de energía y humildad de Pepe Beúnza conecta directamente, de una manera natural, con el espíritu de compromiso y entrega de la Noviolencia. Y ese es el diáfano espíritu que respira cada línea de este texto que ahora aquí se da a conocer en su versión completa, con su permiso.
Su mensaje es, aunque humilde, muy antiguo y muy poderoso: no matarás.
LA OBJECION DE CONCIENCIA
La persona que dice no a lo que considera una obligación
injusta, lo hace públicamente y acepta las consecuencias, desarrolla una fuerza más poderosa que un
estado, un dictador o una ley. Así entiendo yo la objeción de conciencia.
Siempre se paga un precio, a veces pequeño, pero según en
qué circunstancias, puede significar la libertad o la vida. En este caso el
efecto dominó puede ser tan importante que consiga que las leyes injustas
desaparezcan o los tiranos caigan. No siempre se gana pero la dignidad personal
y el ejemplo quedan tan evidentes, que algo cambiará aunque se tarde tiempo.
Es difícil teorizar sobre la objeción de conciencia pues
en principio es una decisión personal
arriesgada, y hay tantas objeciones como
objetores. Es por eso que escribo sobre
la que mejor conozco que es la objeción al servicio militar obligatorio. Si la objeción se convierte en colectiva, la
acción se politiza y el tiempo de cambio
se acelera.
MOTIVOS PARA RECORDAR
En el Estado Español la campaña de objeción a la mili duró
treinta largos y duros años (1971-2001) pero creo que valió la pena y es necesario explicarla por tres motivos.
El primero es que la razón por la que muchos objetamos, sigue siendo
actual. Ningún ejército nos puede defender de un ataque con armas atómicas
biológicas o químicas y seguimos gastando miles de millones de euros en
ejércitos para beneficio del negocio de la guerra. Con la cuarta parte de lo
que el mundo gasta en armas se podría eliminar el hambre, dar salud y cultura a
todos, agua potable y dignidad, pero despilfarramos en armas que en el mejor de
los casos serán para chatarra y en el peor para construir nuestra propia tumba.
Nos hemos vuelto locos, unos un poquito por no defender
la vida con más fuerza y otros que son los que mandan, totalmente. Hay acumuladas en
el mundo armas atómicas para destruirlo quince veces. ¿Donde está la cordura?
Cualquier niño que venga a este mundo en vez de recibir,
como sería lógico, comida, amor, refugio, cultura y todo lo que hace la vida
humana, recibe quince condenas a muerte, esperando a que un loco empiece a
apretar unos botones.
Pero la fuerza de la vida y el amor ganan y por eso aun
estamos vivos.
El segundo motivo es que fue una campaña noviolenta que
salió bastante bien (en las luchas sociales nunca se gana del todo). Cuando
estaba solo y perdido en la cárcel de Valencia, ni en los momentos más
optimistas, podría haber soñado que en treinta años acabaríamos con la mili con
un balance tan espectacular: casi un millón de objetores, treinta mil insumisos
dispuestos a ir a la cárcel y unos mil años de cárcel cumplidos. La campaña se
convirtió en una magnífica escuela de cambio social para los que participamos y
de la que se puede aprender mucho. Las victorias animan y ayudan a seguir.
El tercero es que no hay conquistas para siempre. Lo
estamos viendo ahora. Con la excusa de la crisis-estafa estamos perdiendo a
pasos de gigante, derechos laborales, de salud,
educación etc. que creíamos asegurados.
Si no seguimos luchando contra el militarismo y por el
desarme, cualquier día desaparecerá este bonito planeta que llamamos tierra y
que hemos convertido en un polvorín.
ETAPAS DE LA CAMPAÑA
Para investigar y conocer la campaña de objeción habría
que dividirla en cuatro etapas. Objeciones individuales (1971-75), objeciones
en grupo y servicios civiles (1975-84), insumisión (1984-96), insumisión en los
cuarteles (1997-2002). Estos datos son del libro "En legítima
desobediencia, tres décadas de objeción, insumisión y antimilitarismo" de
Editorial Traficantes de Sueños. Libro a todas luces imprescindible para poder
entender cómo fue posible tanta heroicidad insumisa.
En 1970 había en las cárceles españolas unos 150 testigos
de Jehová por no querer hacer la mili, declarándose
objetores. Fuimos a hablar con ellos para organizar una campaña de denuncia
pero nos dijeron que no porque esperaban
el Armagedón (fin del mundo) que estaba próximo y que ellos no hacían política.
Con gran pesar vimos que no podíamos contar con los testigos y que nuestra
campaña debía ser diferente. Entonces decidí que sería objetor noviolento.
Yo vivía en Valencia y estudiaba ingeniería agrícola en
la universidad. El movimiento antifranquista era muy activo y me incorporé a
las actividades del sindicato
democrático de estudiantes. La policía me detuvo un par de veces así que adquirí
una cierta experiencia en la lucha por
los derechos humanos.
En verano viajaba en auto-stop a Francia para trabajar y
respirar libertad. En uno de esos viajes conocí la comunidad del Arca, fundada
por Lanza del Vasto que era discípulo de Gandhi. Allí aprendí muchas cosas
totalmente desconocidas en nuestra reprimida sociedad, entre ellas la objeción
de conciencia.
En el código de justicia militar no existía el delito de objeción
pues para un militar franquista era
impensable que alguien rechazara el "gran honor" de ser soldado. A
los objetores se les condenaba por desobediencia al no querer vestir el
uniforme y una vez cumplida la condena se les llevaba de nuevo al cuartel para
hacer la mili y se les volvía a condenar por desobediencia reincidente hasta
que cansados de ellos, después de diez o quince años de cárcel se les enviaba a
casa.
Me preparé lo mejor que supe y en enero de 1971 me
declaro objetor de conciencia noviolento y me meten en el calabozo del cuartel
del pueblo de Marines en Valencia.
En ese momento empieza una campaña de apoyo internacional,
coordinada por Gonzalo Arias, que
habíamos preparado viajando por toda Europa con los Amigos del Arca, la Internacional de Resistentes a la Guerra
(WRI) y el Movimiento Internacional de la Reconciliación (MIR). De esa manera
se da a conocer un problema que estaba totalmente escondido entre la cantidad
de derechos humanos que pisoteaba el franquismo.
El gobierno influido por la presión internacional y las
campañas de apoyo promulgó una ley por
la que se condenaba a los objetores a una sola pena de tres años de cárcel. A
mí me condenaron en dos consejos de guerra y después de dos años de cárcel y
quince meses en un batallón disciplinario en el Sahara me enviaron a casa.
En ese tiempo surgieron otros objetores noviolentos,
Jordi Agulló, Joan Guzman, Víctor Boj, Rafa Rodrigo y suponemos que algunos
otros pero como lo hacían de manera individual solo sabemos de los que se
coordinaron con la campaña.
Pese a la represión del gobierno se hicieron numerosos
actos de protesta y denuncia. No solo en el extranjero donde los grupos de
objetores asumieron nuestra lucha con gran simpatía y solidaridad sino también
aquí. Recogidas de firmas, ayunos, manifestaciones, encartelados, pintadas
etc.etc.
Después de varios años nos dimos cuenta de que era necesario
amplificar y fortalecer la objeción y para eso decidimos organizar un grupo de
objetores. Es importante explicar que la mili tenía aceptación popular. Los
padres decían a los hijos que en la mili los harían hombres y la foto del hijo
jurando bandera ocupaba un lugar destacado del comedor de las casas. Por eso,
para que se pudiera entender lo que significaba nuestra objeción y el célebre,
siempre actual y poco repetido "Gastos militares para gastos
sociales", nos fuimos a vivir a Can Serra, un barrio de Hospitalet
(Barcelona) con muchas carencias sociales pero de gente luchadora.
Allí organizamos
una guardería y un centro social para la gente mayor. A los amigos de más
confianza les explicábamos, que hacíamos aquellos trabajos en vez de ir a la
mili para que entendieran la objeción como algo positivo. Después de varios
meses, cuando en el barrio ya se nos conocía, en navidad de 1975 los objetores
de Can Serra hicieron un manifiesto público negándose a ir a la mili,
informando de lo que hacían en el bario y el porqué. Fueron detenidos y
llevados al penal militar de Figueres, pero la semilla estaba echada. Se
incorporaron más jóvenes y se organizaron servicios civiles en diferentes
ciudades. La objeción se extendía como gota de aceite y las campañas de apoyo a
los objetores presos eran de una gran imaginación y eficacia. También eran
otros tiempos. Franco había muerto en Noviembre del 75 y llegaban vientos de
libertad.
Vino la Amnistía, volvieron a detener a más objetores y a
ponerlos en libertad hasta que por un decreto se dejó de perseguir a los
objetores situándolos en una especie de
limbo jurídico de incorporación aplazada. Esto permitió un gran crecimiento de
la objeción. Eran tiempos de mucha esperanza pero difíciles. La libertad se
conquistaba día a día. En Valencia, con el grupo de objeción organizamos una librería
inspirándonos en la barcelonesa L'Arc de Santa María, para vender libros
pacifistas difíciles de encontrar y también como centro de reunión y
coordinación. Reunimos el poco dinero que teníamos y pusimos mucha ilusión y
trabajo. Se llamaba Agre-Dolç y era una librería pequeña pero muy eficaz. Al
poco tiempo, los fascistas, una noche nos tiraron unos cocteles molotov y la
quemaron. Lo denunciamos a la policía
aunque sabíamos que protegían a los fascistas. No nos dimos por vencidos,
organizamos una venta de libros quemados y con ayuda de amigos volvimos a abrir
la librería. Volvieron a quemarla y ya no tuvimos dinero para volverla a abrir.
Los seguros no cubrían atentados y el gobierno solo ayudaba a las víctimas de
atentados de la izquierda.
Eran tiempos duros pero la objeción crecía de manera
espectacular y teníamos mucho trabajo. No había tiempo para lamentaciones. En
1984 se publicó el reglamento de objeción de conciencia y empezaba una nueva
etapa.
El gobierno, con una gran torpeza hizo un reglamento
pensando en contentar a los militares y en vez de resolver un problema, creó
otro del que pronto se arrepentirían
pues no se imaginaban el vendaval de heroísmo que se les enfrentaría. El
reglamento fue rechazado por la mayoría de objetores y así surgió la insumisión. INSUMISO. Que palabra más
hermosa ¡¡ El que no se somete¡¡. Todos deberíamos ser insumisos. Era difícil
explicar lo que quería decir objeción de conciencia pero insumiso se entendía
enseguida.
El reglamento era como un castigo para los que no
quisieran hacer la mili y se les obligaba a realizar una prestación social del
doble de tiempo que la mili. Era un pequeño avance y entre la cárcel (no todos
estaban preparados) y la mili muchos jóvenes aceptaron la ley pero otros muchos
recogiendo el relevo de la lucha
antimilitarista, se declararon insumisos.
FIN DE LA MILI
Los insumisos vieron que peligraba su campaña pues las
absoluciones silenciaba el problema y de una manera brillante cambiaron de táctica.
Decidieron que puesto que la mili era un problema militar
era a ellos a los que había que implicar. Estamos en 1997 y empieza la
insumisión en los cuarteles.
La idea consistía en ir a la mili y después de una semana
marcharse desertando públicamente y declarándose insumiso. Era un problema muy incomodo pues además de
que obligaba a organizar la poco gratificante burocracia del consejo de guerra,
la deserción creaba mucho malestar por la repercusión que tenía entre los
soldados, poco convencidos de la bondad de la mili.
Los Consejos de Guerra se utilizaban como altavoz para
amplificar la denuncia del militarismo y era emocionante ver a los insumisos
decirles de todo a los militares que les juzgaban y que éstos no tenían más
remedio que escucharlo. La insumisión pagaba un duro precio pues se les
condenaba a dos años cuatro meses y un día de penal militar.
La objeción y la insumisión tenía en aquella época un
crecimiento tan espectacular que los militares temieron que en algún reemplazo
no se presentara nadie por lo que no tuvieron más remedio que acabar con el
servicio militar obligatorio. Estaba previsto que la mili fuera voluntaria en
2012 pero se tuvo que adelantar de manera improvisada a 2001. En el año 2002
salieron los últimos valientes insumisos de la cárcel. Se decretó la amnistía
para 4000 insumisos procesados y 20 insumisos desertores. No nos dio tiempo para celebraciones, empieza la guerra
de Irak y los locos se apuntan. Hay que sembrar sentido común.
Me gustaría copiar
un panfleto precioso que repartíamos
en 1993 y que recuperé antes de que se perdiera, para celebrar el decimo
aniversario del fin de la mili:
Decía así:
En el año 71 a.c. moría en
Lucania, en plena batalla contra los romanos, el ex esclavo Espartaco, después
de haberse liberado de la esclavitud,
junto a más de cien mil compañeros como él. Los romanos victoriosos,
ejecutaron a seis mil de los prisioneros clavándolos en la cruz. Toda aquella
gente murió convencida de que algún día la esclavitud desaparecería de la
tierra. Creyeron que alguno lo había de intentar.
EL TIEMPO LES HA DADO LA RAZON.
En época de la Inquisición,
muchas personas murieron en la hoguera por no renunciar a sus creencias. Sabían
que algún día la persona tendría el derecho de creer en cualquier religión o de
no creer en ninguna. Prefirieron morir en defensa de este derecho.
EL TIEMPO LES HA DADO LA RAZON.
A principios de siglo,
muchas mujeres sufragistas inglesas sufrieron persecuciones y cárcel, solo porque
pedían el derecho al voto femenino.
Sabían que algún día, la mujer tendría el mismo derecho a votar que el hombre.
Pero alguien debía intentarlo.
EL TIEMPO LES HA DADO LA RAZON
Hoy en día, hay jóvenes que se
niegan a hacer el servicio militar y son perseguidos. Saben que nadie, ni el
propio Estado, tiene derecho a
retenerlos contra su voluntad, ni que sea por poco tiempo.
Creen también –como aquellos
antepasados- que llegará el día en que no se podrá alistar a ningún joven para
hacer un servicio militar o de cualquier otra clase sin contar previamente con
su consentimiento.
EL TIEMPO LES DARÁ LA RAZON.
COLECTIVO DE PADRES Y MADRES DE
INSUMISOS.
Este
documento se repartía en 1993. En aquellos momentos dramáticos, más de 200
insumisos estaban en la cárcel y 3000 más estaban procesados pendientes de juicio. Hoy diez años después, la mili
obligatoria ha dejado de ser una pesadilla y los jóvenes pueden dedicar ese
tiempo a disfrutar de la vida, del amor y a seguir luchando por una sociedad más
justa y pacífica. Hemos cumplido más de mil años de cárcel pero creemos que ha
valido la pena. Aun queda mucho por hacer pero de momento
EL
TIEMPO NOS HA DADO LA RAZON
Moraleja: Las leyes injustas se pueden cambiar. Esa es la
base de la estrategia de la Desobediencia Civil.
TEORÍAS DEL CAMBIO
Ya que estamos con el tema, valdría la pena hacer un poco
de teoría noviolenta.
La noviolencia política tiene cinco fases que a veces son
cronológicas y a veces de manera creativa se superponen. Son: Colaboración,
Denuncia, No cooperación, Desobediencia civil y Solución alternativa.
COLABORACION.- El noviolento no es un broncas que siempre
busca problemas con la autoridad, al contrario. Cuando se sufre o se conoce una
injusticia lo primero que se hace es hablar con el responsable para que conozca
el problema, comprender nosotros su punto de vista y pedirle que solucione el
conflicto y que nosotros le ayudaremos. Pocas veces da resultado por lo que se
pasa a la segunda fase.
DENUNCIA PUBLICA.- Hay injusticias que permanecen porque
no se denuncian. Siempre ha sido así, nos dicen. Hay que despertar a los
dormidos y crear una conciencia de justicia. En sociedades democráticas con
libertad de opinión se pueden utilizar muchos medios de denuncia pública con
poco riesgo. Incluir el humor en la denuncia la hace mas pedagógica. En otras
sociedades la denuncia de la injusticia puede costar la vida. Hay que ser
prudente y medir las fuerzas.
Hay quien confunde una manifestación con la toma del
poder y acaban quemando o rompiendo objetos. De esa manera, la manifestación en
vez de servir de denuncia de una injusticia y crear simpatías, crea confusión y
miedo, bien aprovechado por la prensa del poder para desprestigiar la causa de
la manifestación.
NO COOPERACION.- Es la siguiente fase. Ningún tirano, ningún
dictador, ninguna injusticia puede durar sin la colaboración por acción
(beneficio de unos pocos) o por omisión (el miedo de muchos). No debemos decir
que "tenemos lo que nos merecemos" porque no es lo mismo nacer en
Nigeria que en Suiza. Con esa frase desmotivamos a la gente con la terrible
culpa cristiana que nos dice que hay que resignarse porque ya tenemos lo que
nos merecemos. Todo lo contrario, podemos y estamos obligados por nuestra
dignidad de personas, a construirnos una vida de libertad y solidaridad y
defendiendo esos valores ya los vivimos en nosotros. Se puede ser muy libre en
la cárcel. Como decía Camilo Mejía, desertor en la guerra de Irak "Estoy
confinado a una prisión, pero me siento más conectado que nunca con toda la
humanidad. Detrás de estos barrotes soy un hombre libre porque escuché a un
poder superior, la voz de mi conciencia..."
La no cooperación, la huelga de brazos caídos puede poner
en fuga a un tirano.
DESOBEDIENCIA CIVIL.- Es una tema que está de moda y por
eso conviene explicarlo bien. Se confunde a veces con la noviolencia pero es
una de sus estrategias.
Es un desafío al poder. Lleva riesgo y hay que prepararse
bien. Consiste en escoger una ley que mayoritariamente se entiende como injusta
y se desobedece públicamente. Se aceptan
las consecuencias y se ocupa la cárcel como universidad de los pobres y altavoz
de la campaña.
Si participan un buen numero de desobedientes se consigue
la victoria.
SOLUCIÓN ALTERNATIVA.- Es la parte más difícil y la más
necesaria. Ya se dice que es más fácil
predicar que dar trigo. Consiste en poner en práctica, según nuestras
posibilidades, aquello que pedimos al
poder. Gandhi organizaba comunidades donde se vivía según lo que pedía al
invasor británico. Dicho de otra manera según lo expresa Andrie Lorne
"Nosotros mismos tenemos que ser el cambio que queremos ver en el
mundo"
Esto nos obliga a ser realistas. Si otro mundo es
posible, hay que empezar a construirlo ya.
LOS MITOS DE LA DESTRUCCION
Con la lucha noviolenta no siempre se gana, depende de
muchos factores, pero siempre se avanza, se aprende, nos hacemos más sabios y
mejores para la siguiente campaña, pero lo que hay que machacar en la cabeza de
la gente es que sin lucha siempre se pierde.
Cuesta avanzar, a veces di charlas a un público de solo dos personas, pero no conozco otro camino. Me
desconcierta que muchas veces cuando defendemos el desarme unilateral como única forma de supervivencia, nos preguntan lo que
haríamos si nos invadiera un ejército enemigo. Yo los miro como si me preguntaran por una
invasión de marcianos pero es una preocupación tan extendida que hay que
responder.
Es muy importante desmontar dos mitos. El primero es que
los ejércitos defienden a los pueblos. Si repasamos la historia del ejército
italiano o francés durante los últimos doscientos años no parece que hayan
defendido al pueblo muchas veces, y si repasamos la del ejército español es
como para salir corriendo cada vez que veamos un soldado. Los ejércitos
americanos, rusos, o chinos no salen mejor parados. Si es cierto que ese mito
alimenta el negocio de la guerra para lo que se necesitan enemigos reales o
ficticios.
El segundo mito, es que la violencia resuelve conflictos.
Vivimos en una sociedad en la que se nos quiere imponer la violencia, la
competitividad, la velocidad, la moda enfermiza, el culto a tener y todas esas
enfermedades pero por suerte la mayoría
sigue siendo sensata. La violencia engendra más violencia
Cuando estalla un conflicto cogemos las ametralladoras,
cuando lo lógico sería utilizar la razón,
el sentido común, la compasión, la
calma, la justicia, cualidades que nos hacen personas y a las sociedades más felices. Las
guerras lo destruyen todo y perdemos tiempo y dinero en preparar la próxima,
que con tanto negocio, seguro que llega.
SEGURIDAD, AMENAZAS Y OPORTUNIDADES
Es cierto que tenemos amenazas y necesitamos seguridad.
La pobreza, la injusticia, el paro, la falta de vivienda digna, las listas de
espera en los hospitales, la delincuencia organizada, la dictadura financiera,
la contaminación, el cambio climático y muchas más amenazas pero no vemos que el ejército pueda resolverlo y la policía
si no cambia bastante, no parece dar mucha seguridad a la gente de la calle.
Un pueblo sin ejército puede defenderse de una posible
invasión (y lo que es más importante, de un posible dictador). Para que sea factible, se necesitan
varios cambios sociales. El primero es
que la riqueza esté repartida y la sociedad tenga una estructura justa. Cuando
estaba preso y me interrogaba el capitán juez me preguntaba que haría yo si nos
invadiera el ejército francés. Era 1971 y le contestaba tonterías pero en el
fondo pensaba que ojala nos invadieran los franceses. Tendríamos libertad,
democracia, seguridad social enseñanza gratuita etc. etc. No sé
qué pensaba aquel capitán que debía defender yo de aquella España oprimida.
El segundo es una sociedad descentralizada con personas
acostumbradas a tomar decisiones en libertad, a depender de ellos mismos. Con
varios centros de poder difíciles de ocupar.
El tercero es una sociedad entrenada en las técnicas de
la noviolencia, acostumbrada a defender sus derechos y a desobedecer órdenes
injustas.
Pocos adversarios querrían invadir un país con esas características.
Sus propias tropas desertarían. Que se lo pregunten al ejército ruso cuando
invadió Checoeslovaquia, que no daba abasto para reemplazar las unidades llenas de desertores, convencidos por una
población amable y luchadora.
Hay más ejemplos, casi todos improvisados pero que nos
dan una gran lección y nos llenan de esperanza. La caída del dictador Marcos de
Filipinas, la resistencia del pueblo danés a los nazis, las luchas de Gandhi
contra el mayor imperio colonial, la
revuelta de los generales en Argel en 1961, el putsh de Kapp (Alemania)
en 1920 y otros muchos que ya se ocupan de que queden bien escondidos entre
tantas hazañas bélicas para que las guerras no desaparezcan.
El psicópata Hitler enfrentado al psicópata Stalin nos
regalaron 25 millones de muertos. Con la ayuda de Hiroshima y Nagasaki suman
unos cuantos más. Espero que algún día aprendamos de la historia.
Como decía Gandhi: En la tierra hay suficiente para todos,
pero no para la codicia de unos pocos.
Pepe Beunza
Julio 2014