miércoles, 19 de diciembre de 2018

El clima de violencia que nos envuelve.

Un clima de violencia generalizada y de desasosiego y de intolerancia y de corrupción y de crisis y de angustia y de rabia en todas direcciones se despliega ante nuestras narices voluptuoso, creciente, sórdido, sobre la mente colectiva. Es palpable en cada esquina. Solo hay que observar (por poner un solo ejemplo) este ridículo, en plan Berlanga en "Bienvenido Mr. Marshall", vídeo del actual bisoño secretario general del Partido Popular:


El vídeo, sin duda, da vergüenza ajena... ¿Volvemos a la imagen del legionario de pelo en pecho y una lata de sardinas en los frentes del norte de África a morir por la patria como ejemplo de la etiqueta de hispanidad rancia, Santiago y cierra España?. Aquí la ola conservadora que nos invade es peligrosa porque está conectando de modo directo con las ascuas vivas del franquismo (de lo cual hay un sinfín de ejemplos: como el manifiesto de algunos altos mandos militares que se posicionaron recientemente a favor del legado político-militar de Franco). Todo esto es peligroso y vergonzoso, profundamente vergonzoso. El machismo creciente y sus continuos asesinatos, ahora amparados por una campaña antifeminista de las derechas, es otro síntoma de a dónde se nos quiere hacer llegar para encarcacelarnos otra vez en la mohosa España vieja, arcaica e inquisitorial de tiempos pasados.

Talmente, este revuelto panorama parece una respuesta planificada de los poderosos frente a la resistencia que la sociedad europea en su conjunto ha presentado, en multitud de frentes de lucha, a la descomunal vuelta de tuerca que las finanzas internacionales han querido practicar sobre todos nosotros, tras la caída del muro de Berlín, para pulverizar, en definitiva, el que llamaban estado del bienestar. Están apostando por hacer añicos la democracia y están tomando ventaja.

Por tanto, nos encontramos expuestos ahora no solamente a un auge de la ultraderecha, sino a un gran viraje hacia la derecha de todo el arco político parlamentario, un profundo movimiento tectónico que, a su vez, es fruto de un magma psicosocial que algunas hienas (léase por ejemplo José María Aznar) están sobrecalentando en beneficio de los de siempre. Sobrecalentamiento que se nota también, de forma clara y sin tener que ir muy lejos, en el creciente gasto militar de los países de la OTAN a las órdenes de Trump el demente.

A las gentes de izquierda que hemos de resistir y responder ahora a este repunte de los fascismos y autoritarismos y militarismos, qué lejos nos quedan ya, quizás, estas imágenes de donde extraíamos ganas, energías y convencimiento para luchar por la Justicia, la Paz y los Derechos Humanos: