sábado, 22 de diciembre de 2018

Cuando la policía adoctrina a los niños y el ejército a los jóvenes.


A los niños y a los jóvenes hay que respetarlos, educándolos en la autonomía personal, el espíritu crítico y el gusto por la convivencia democrática, pero sin adoctrinarlos policial o militarmente. NO hay que machacar las mentes de los niños y los jóvenes ni con juegos de violencia (https://www.elsaltodiario.com/planeta-desarmado/consumo-videojuegos-socialización-militarismo-violencia) ni con mensajes que subrayan la "necesidad" de la violencia "reglada" para poder vivir en paz. Cuando observamos estas cosas, que rozan claramente el adoctrinamiento -vía espectáculo-, pensamos que la democracia hace aguas y que los derechos humanos peligran:


Que la policía es la solución a los problemas de la convivencia social, sobredimensionando las cuestiones de la seguridad ciudadana, la vigilancia disuasoria, el orden público y la capacidad de coerción del estado es un gravísimo error que podría conducir al aumento de la violencia social. La Policía Nacional no muestra en sus exhibiciones cuáles son las causas de la violencia que combaten, no explican nada y no contextualizan nada... solamente enseñan cómo se ejerce, profesionalmente, la violencia contra los delincuentes o contra los disidentes y críticos. Su mensaje ante los niños es sencillo: nuestros métodos garantizan la paz social, es decir, la convivencia democrática es cosa nuestra.

Es conocido el ambiente de disgusto social que existe frente a los casos de violaciones, las peticiones de cadena perpetua, el clima de inseguridad frente a las acciones terroristas, etc. Es un clima social que se comprende dado el inmenso dolor que producen las muertes, por ejemplo, de mujeres a manos de asesinos. Como también es sabido (a los resultados de las últimas elecciones en Andalucía habría que remitirse) cómo estos hechos están siendo explotados políticamente por quienes menos confían en la democracia y apuestan firme por el antiguo "palo y tentetieso", es decir, por una sociedad donde vuelva la "mano dura" no ya solo en lo que se refiere al tratamiento de la delincuencia y los actos criminales, sino también, en términos generales, respecto a cómo organizamos nuestra sociedad y cómo queremos ejercer nuestras libertades. Optar por una sociedad de "la patada en la puerta" sería un retroceso que podría conducirnos rápidamente a un marco político de telecontrol sin medida.

En Jerez, "coincidiendo" junto a Juvelandia (https://www.youtube.com/watch?v=77g7VpK_Cfg), la policía ha vuelto a hacer acto de presencia incluyendo exhibiciones de tácticas antidisturbios:


Es lo mismo que hace el ejército (aunque a Juvelandia Jerez esta vez menos mal que no han venido) respecto a miles de jóvenes gaditanos continuamente, o cada vez que se tercia la ocasión, para intentar enrolarlos y para aparecer ante ellos como "garantes de la Paz":


No estoy de acuerdo con esta "acción social" del ejército, de captación constante de jóvenes a los que ofrecen empleos malpagados, y de las policías, que adoctrinan entre líneas enseñando a los niños un sentido de la obediencia al estado que tiene poco de democrático. Porque los problemas (algunos de ellos muy graves) con los que vivimos deben ser tratados por los profesores y profesoras en las aulas. Los problemas del terrorismo, o del machismo, o de las diferencias con otros pueblos y estados, etc., deben ser abordados, cuando de niños y jóvenes se trata, por pedagogos y educadores, no por quienes se atribuyen, indebidamente, la seguridad ciudadana y la Paz mundial.