La experiencia está siendo dura en muchos sentidos. El número de personas fallecidas está siendo espeluznante. La deslealtad de las derechas (autoras de los recortes en sanidad durante años) hacia el gobierno está siendo brutal y, como han dicho varios líderes políticos, miserable. La resistencia de la ciudadanía, sorprendente. La lección que el sector profesional sanitario está dando a toda la sociedad, inolvidable.
Todos nos hacemos muchas preguntas, en medio del dolor, la preocupación y el miedo, respecto al futuro inmediato. Las consecuencias económicas, en un contexto de injusticias sociales galopantes que ya conocíamos, van a ser muy duras, muy negativas incluso a pesar de los esfuerzos del gobierno por paliar el golpe.
Sin embargo, por varias razones, el continuo y chirriante lenguaje bélico de Pedro Sánchez en su discurso contra el coronavirus es un flaco favor a una solución social a la crisis pandémica en que vivimos. Recordemos que el gasto militar español asciende a decenas de miles de millones de euros, más la deuda militar pendiente, y que la mayoría de las tareas que la UME está realizando la podían realizar perfectamente trabajadores civiles contratados al efecto. Que no se nos olvide lo más obvio: el despliegue del ejército por las calles y plazas de toda España es, como la ciudadanía muestra con su comportamiento ejemplar, completamente innecesario. No necesitamos moral militar para "vencer a este enemigo que nos invade", sino recursos para la ciencia y para los profesionales sanitarios. No es la disciplina militar lo que nos conducirá a superar esta grave crisis, sino simplemente la responsabilidad de la ciudadanía y, sobre todo, la profesionalidad demostrada de los sanitarios.
Como en todas las crisis, se otean con cierta claridad las soluciones y las vías alternativas para avanzar en justicia, en solidaridad, en apoyo mutuo, en cuidados, en fraternidad, en defensa de lo público. Porque ya es indiscutible, por obvio, lo que se logra por la vía de los recortes y del robo a las arcas públicas que muchos años de corrupción han perpetrado contra, entre otras víctimas, el sistema público de salud. Las políticas neoliberales nos han desplumado sin piedad y ahora amplias capas de la sociedad están al borde del abismo.
Como en todas las crisis, se otean con cierta claridad las soluciones y las vías alternativas para avanzar en justicia, en solidaridad, en apoyo mutuo, en cuidados, en fraternidad, en defensa de lo público. Porque ya es indiscutible, por obvio, lo que se logra por la vía de los recortes y del robo a las arcas públicas que muchos años de corrupción han perpetrado contra, entre otras víctimas, el sistema público de salud. Las políticas neoliberales nos han desplumado sin piedad y ahora amplias capas de la sociedad están al borde del abismo.
El camino que se nos presenta está claro: economía verde, defensa de los derechos humanos, apuesta por la cultura y la ciencia, derechos de la mujer, cuidado sostenible del medio ambiente y desarme. Sí, desarme, desmilitarización... es decir, puesta en marcha de un sistema de relaciones internacionales que no consista en la guerra promovida por los poderosos en defensa de sus particulares intereses materiales mientras millones y millones de seres mueren de hambre o de enfermedades que podrían evitarse.
La Paz, me refiero al desarme, cese de guerras, cese de producción y exportación de armas, desnuclearización, desmantelamiento de grandes bases militares, etc, es el camino a seguir. No solo una tregua limitada temporalmente, un necesario alto el fuego inmediato en todos los frentes, sino que necesitamos una Cultura de Paz y un sistema de relaciones internacionales y una voluntad política firme de no seguir, por poner un ejemplo, en esta suicida línea:
...cazabombarderos españoles ensayando en Estados Unidos en esta semana ... ¿para qué?: