miércoles, 8 de septiembre de 2021

Que los árboles no nos impidan ver el bosque


La involución general a la que asistimos en los ámbitos político, social, moral, cultural, etc., es la propuesta reactiva que pone en juego el sistema para debilitar la democracia e imponer nuevos modelos de control autoritario. Modelos que impidan definitivamente a la ciudadanía luchar frente al cambio climático, poner en entredicho el sistema de producción y consumo, acabar con el militarismo, frenar a las élites corruptas, etc.


La involución religiosa amparada por la cúpula eclesial, el escandaloso anacronismo monárquico, el despertar del neofranquismo, las actitudes xenófobas, la presencia troglodita de Vox en la escena mediática, la virulencia casposa de los medios de intoxicación, etc., son elementos conexos de un plan para que LO ESENCIAL no sea puesto en entredicho.


Ya antes de que apareciera el neofascismo rupestre que incluso podría llegar en España al Consejo de Ministros, estaba la sociedad europea sorprendida por una globalización radical y una depauperación generalizada...


Es decir: que los árboles no nos impidan ver el bosque, que los movimientos tácticos (racismo, neofranquismo, iglesia tridentina, etc.) no nos impidan reconocer la estrategia de fondo: la puesta en marcha de una DISTOPÍA AUTORITARIA de proporciones dantescas bajo la excusa de que la democracia no logra arreglar los problemas.


(Nota: la total degradación de la justicia española es un aviso a navegantes...)


Y que nadie se llame a engaño... Los autores de este futuro distópico (que se nos avecina a tanta velocidad) podrían poner en marcha su comodín preferido cuando se han visto en apuros en otras ocasiones : una guerra mundial de consecuencias devastadoras para la humanidad.


En resumen: en esta fase biocida del CAPITALISMO, de depredación total, las élites se han propuesto ACABAR CON LA DEMOCRACIA y con el ideal de los Derechos Humanos.