martes, 18 de diciembre de 2012

25 tesis sobre la violencia

Me han parecido llenas de sabiduría (aunque matizaría algunas de ellas) las 25 tesis sobre la violencia del psiquiatra y ensayista alemán Friedrich Hacker (1914-1989). Esas 25 tesis aparecen al inicio de su libro Agresión (nota 1), el cual fue publicado en Viena en 1971. Pero no por tener más de 40 años han perdido actualidad, pues la tendencia humana a la violencia no es, desgraciadamente, un tema pasado de moda, así como tampoco lo son la sagacidad, precisión y hondura de dichas tesis.


Pienso que la suma de esa tendencia (en parte natural y en parte cultural) de la violencia humana junto a la capacidad tecnológica de destrucción que hoy la Ciencia ha puesto a disposición de los estados, constituyen un panorama que no solamente nos alarma a todos por su peligrosidad real sino que, además, nos impele, desde la ética y la política, a la contestación social y a la construcción inmediata de alternativas.

La reflexión sobre la violencia es un tema central para el mundo de hoy. La opción por la Noviolencia requiere que profundicemos más y más sobre la violencia: qué es, cómo se expande, cómo se la manipula políticamente, cómo se desarrolla en cada período histórico, cómo se estructura, cómo se encauza o se modifica, etc. Marx dijo que la violencia es la partera de la Historia… aunque también podría convertirse, esto lo sabemos -sobradamente- desde la explosión de Hiroshima, en la enterradora de la Historia. Aceptarla, ya cándidamente, ya interesadamente, como algo “natural” (en el sentido de necesaria e inevitable) es la antesala del desastre, pues una aceptación acrítica de ella puede mover a la pasividad resignada ante los violentos (sobre todo ante aquellos que ostentan una inmensa capacidad de violencia).

La violencia es un tema extraordinariamente complejo que tiene raíces biológicas, culturales, económicas, políticas, históricas, éticas, espirituales, psicológicas, personales, colectivas, etc. Es un fenómeno de gran significación para la Humanidad hoy más que nunca porque, como he dicho, los grandes arsenales de destrucción masiva activos en el mundo representan una amenaza para toda la vida en el planeta de proporciones apocalípticas (por mucho que frases así no gusten a los espíritus acomodaticios y amigos del bueno, no hay que exagerar).

Las págs. 429-444 (un diálogo del autor con el filósofo alemán Herbert Marcuse) del mencionado libro pueden leerse aquí:


Quizás estas tesis puedan servir de texto para el debate en grupos, centros educativos, Jornadas, etc. Por eso las copio aquí.

(Nota 1: Véase Friedrich Hacker: Agresión, Ediciones Grijalbo, Barcelona, 1973, págs. 15-18: “Tesis sobre la violencia”)

TESIS SOBRE LA VIOLENCIA

1

La violencia es el problema cuya solución presenta ella misma.

2

Los problemas que sólo pueden resolverse con violencia deben ser planteados de nuevo.

3

La violencia pura y simple es la manifestación visible, desatada, <<libre>>, de la agresión. No toda agresión es violencia, pero toda violencia es agresión.

4

La violencia es contagiosa como el cólera; debe su virulencia a la apariencia de justificación, que la hace epidémica.

5

La violencia es también lo que se siente justificado como antiviolencia.

6

La violencia, prohibida como delito, es preceptuada, rebautizada y justificada como sanción.

7

La justificación produce y hace progresar lo que quiere negar y esconder: la propia violencia.

8

La violencia justificada induce a la imitación, tanto de la justificación como de la violencia.

9

La legitimación de la violencia se sirve de la trampa de las denominaciones; la propia violencia se describe y se siente como derecho natural, deber, defensa propia y servicio a objetivos superiores.

10

La negación y represión de la propia agresividad, proyectada sobre el enemigo, hace más verosímil lo que llamamos contrario a la violencia y lo que sentimos como lo contrario de la violencia.

11

La violencia es simple; las alternativas a la violencia son complejas.

12

La antítesis de la complejidad es la simplificación agresiva, no la simplicidad a secas. El precio de la simplificación es la violencia.

13

El enmascaramiento y el freno de la agresividad para dominar la violencia se convierten en causa y justificación de la violencia.

14

La ardiente explosión de la violencia es respecto a la fría acción planeada de la violencia como el síntoma respecto a la estrategia.

15

La estrategia puede originar y aprovechar los síntomas; en la aplicación estratégica de la violencia sistemática, la manipulación dispone de una expresión espontánea.

16

La razón es sólo una alternativa a la violencia cuando no se convierte en su justificadora y en su cómplice.

17

La educación violenta para la no violencia implica la habituación al método, no a la intención educativa, y eterniza así la violencia que quiere evitar.

18

La necesidad de la violencia, creada violentamente, se presenta como su condición natural.

19

Las excepciones a la prohibición de la violencia se convierten en reglas del uso de la violencia.

20

La renuncia total a la violencia, predicada o impuesta sólo a los demás, oculta la propia agresión y prepara el uso de la violencia mediante su justificación como no violencia.

21

Sólo los poseedores, y no los desposeídos, de la violencia pueden impedir la brutalización y la escalada de la violencia mediante la abstinencia y la limitación de la violencia.

22

La violencia es el secreto mensaje de los medios de comunicación; en sus modelos para resolver conflictos se estimula el uso justificado, anticipado e incluso preventivo de la violencia. El héroe no es menos brutal, sino que lo es con más éxito y, a menudo, con más rapidez.

23

Para legitimar la violencia suelen descartarse sus alternativas. No se debe recurrir al desprestigio, sino al abandono de modelos y rótulos; no a la exigencia, sino a la promoción de la tolerancia, dada la complejidad de toda estrategia realmente madura.

24

La violencia no tiene lenguaje; el que la entiende simplemente es un autómata mental y un analfabeto del sentimiento.

25

Se puede aprender de la violencia sin imitarla o sin inclinarse a ella.