domingo, 18 de noviembre de 2012

La Noviolencia activa, opción personal y política

La Paz es un ideal humano difícil. En estos días asistimos, una vez más, a la puesta en marcha de operaciones militares de extraordinaria dureza –en general contra población civil indefensa– del gobierno de Israel hacia Palestina. Y ello a pesar de la gran presión internacional para que cesen esas actuaciones tipo “Operación Plomo fundido” (enero 2009), presiones que no han logrado aún que el gobierno de Israel, que detenta unas 100 ojivas atómicas, abandone su enloquecido comportamiento.

Aquí, la presencia de las grandes bases de Rota, Morón y Gibraltar, o el tránsito de submarinos y buques militares con enorme poder destructivo, son otro ejemplo de que la Paz, en todas partes, no es un objetivo fácilmente alcanzable. Las fábricas de armas en Andalucía (General Dinamics en Alcalá de Guadaíra, Navantia en la Bahía de Cádiz, Airbus Military en Sevilla, etc.), junto a la instalación del escudo antimisiles en la Base de Rota, hacen de nuestra comunidad autónoma un territorio fuertemente militarizado y preparado para que España, la OTAN y EE.UU continúen sus intervenciones humanitarias por todo el Mediterráneo y Oriente Medio.

España negocia la venta a Arabia Saudí de un total de 3.000 millones de euros en tanques y continúa así su senda de crecimiento exponencial de ventas de armas, situándose en uno de los primeros productores y vendedores de armamento en todo el mundo. Por otra parte, su abultada deuda militar, estimada en unos 30.000 millones de euros, junto a un tímido recorte del gasto militar (muchísimo menor que el que sufren los ámbitos de la Educación o la Sanidad) terminan de dibujar un sórdido panorama belicista por parte del estado español, es decir, por parte de los gobiernos del PSOE y el PP que en La Moncloa se han sucedido. El Movimiento por la Paz, sin embargo, no ha dejado en estos años de oponerse a esta línea belicosa de los distintos gobiernos de Aznar, Zapatero, etc., y ha mostrado en numerosas ocasiones su capacidad de resistir a esa tendencia armamentista gubernamental, además de exponer a la opinión pública sus alternativas a favor de la Paz, el Desarme y la Cooperación Internacional.

La Paz es un ideal humano difícil de alcanzar, ciertamente; y mucho más en estos tiempos donde la llamada crisis -en realidad, una ofensiva de ciertos poderes para imponer criterios económicos y políticos muy antisociales- azota con tanta violencia a la ciudadanía mediante políticas de austeridad dictadas por los mercados. La Noviolencia no es que esté de moda. Lo que está de moda es todo lo contrario: competitivismo, implantación de un orden social muy conservador, belicismo, ausencia de democracia real, golpe de estado económico, etc. En suma, quebrantamiento de la idea de los Derechos Humanos como guía de la convivencia social y su sustitución por el ordeno y mando de los poderes financieros y las  multinacionales.

En este contexto, quienes, como las organizaciones que componen la Red Antimilitarista y Noviolenta de Andalucía, tratan de poner en marcha iniciativas sociales y políticas concretas por la Paz y el Desarme no lo tienen fácil. Es por ello que me alegro de que en la provincia de Cádiz continúen surgiendo propuestas como la I Jornada de la Paz en el Campus Universitario de Jerez para el día 23 de noviembre, o el Máster en Cultura de Paz y Conflictos (UCA), etc. Porque lo cierto es que la Paz, como objetivo ético y político prioritario en el mundo de hoy, merece muchísima más atención de la que se le presta, ya que junto a la lucha por la Justicia y los DD.HH., o por el Medio Ambiente, o por la superación del patriarcado, etc., es, tal como se dice en el folleto anunciador de dicha Jornada, una auténtica necesidad.

Es verdad que la Paz tiene muchos aspectos y ángulos de abordaje: la transformación interior hacia una personalidad más equilibrada y rica, la puesta en marcha de todo un enfoque cultural alternativo, la acción política a favor del Desarme y la ausencia de guerras, la exigencia de que la Justicia acabe socavando las estructuras sociales violentas, etc. Todos estos ámbitos (ética, cultura, política, ciencia, espiritualidad, etc.) deben conectarse entre sí si se quiere avanzar hacia la Paz. Gandhi dio vida a esto al conectar ámbitos aparentemente alejados entre sí, el compromiso espiritual y el político:  Para contemplar cara a cara el Espíritu de la Verdad, uno debe ser capaz de amar la menor expresión de la creación como a uno mismo. Y un hombre que aspira a eso, no puede permanecer fuera de cualquier manifestación de la vida. Por ello, mi devoción a la verdad me llevó al campo de la política; y puedo afirmar sin el menor asomo de duda, y por supuesto con toda humildad, que aquellos que sostienen que la religión nada tiene que ver con la política, no conocen el significado de la religión” (Gandhi: Mis experiencias con la verdad). Para muchos de nosotros, lo que Gandhi –y otros más cercanos como Gonzalo Arias– expuso e hizo es un referente de enorme actualidad y utilidad para el mundo de hoy en los caminos concretos hacia la Paz. Por eso me permito terminar con una recomendación a la lectura de un pequeño libro sobre la Noviolencia activa que recoge muy bien las líneas directrices de su pensamiento aplicadas a la dura situación que vivimos en estos momentos: Noviolencia y transformación social, de Pere Ortega y Alejandro Pozo (ed. Icaria).