Los días
10 y 11 de octubre asistí en el palacio de Congresos de Sevilla al Foro Social Temático Español
2009, el cual se celebró bajo el título: “Espiritualidades y éticas para otro mundo mejor posible”, un Congreso al que se inscribieron más de mil personas. No pude ir a la manifestación del lunes en Sevilla bajo el lema: “Por la Madre Tierra y contra la mercantilización de la vida” y tampoco fui nada más que a uno de los 130 talleres que se ofertaron a los participantes… de modo que mi visión, y este resumen del Congreso, es no solo subjetiva sino parcial. No obstante, creo haber captado el espíritu del mismo; y ese espíritu, más lo que yo vi y oí, es lo que quisiera contar aquí hoy.
Los principios del Congreso pueden resumirse en la letra de su himno: “Aquí otro mundo es posible, si queremos…”. Esteban Velázquez, un sacerdote jesuita que ha sido uno de los cerebros de este Congreso, dijo, parafraseando a Ernesto Cardenal, en una entrevista: “los tiempos son tan malos que debemos dejar la pasividad para tiempos mejores”. Ya en estos eslóganes se intuyen esos principios, pero se exponen mejor en esta llamada Declaración de Sevilla que lleva por título: “Poder transformador del amor”: “La humanidad y la Vida en el planeta están en peligro a causa del actual sistema capitalista deshumanizado y depredador, por el individualismo y la sacralización del mercado que alimenta los valores de egoísmo, avaricia, vanidad y envidia que impregnan a todas las sociedades del mundo. La mercantilización de todos los aspectos de la vida lleva a la humanidad a sufrir hambre, miseria, enfermedad, paro, migraciones masivas, violencia y muerte. El cambio climático consecuencia de la forma de vivir en el actual sistema pone en peligro la supervivencia de la Vida en la Tierra. El gobierno del mundo se detenta desde un poder nebuloso, oculto, ilegítimo y dictatorial que tan solo defiende sus propios intereses privados, los de una minúscula parte de la humanidad. La acumulación de las riquezas del mundo en sus manos nos ha impuesto los principios seudomorales que hoy nos corrompen desde el interior, siguiendo los cuales hemos exaltado algunas de las cualidades humanas más dañinas, colocándolas como virtudes sociales. Esta acumulación de riqueza ya no puede ser el valor que dé importancia social. Necesitamos grandes cambios en los códigos morales que den a los motivos monetarios su verdadero valor. El amor al dinero como posesión tiene que ser reconocido como una morbosidad repugnante, como una enfermedad mental. Necesitamos una profunda revolución ética y espiritual.”
Conferencia inaugural. El teólogo de la liberación, de la Universidad de Lovaina, François Houtart, inició el Congreso con una muy sugerente ponencia donde explicó largo y tendido que estamos asistiendo a una profunda y peligrosa crisis de civilización. Señaló claramente que la vía de tratar de “humanizar el capitalismo” es un error y una pérdida de tiempo, que lo que hay que hacer es construir una sociedad nueva bajo parámetros nuevos. Indicó claramente esos parámetros: 1) No explotación y destrucción de la Naturaleza y no apropiación privada de los recursos básicos para la existencia humana, 2) el criterio para producir y consumir ha de ser el uso y la necesidad de la gente, no el afán especulativo, 3) hay que generalizar no cualquier clase de democracia, sino la democracia participativa como fórmula de organización social, y 4) hay que pasar a sociedades multiculturales respetando la biodiversidad de culturas, tradiciones, religiones, saberes…
Alzar la voz. El profesor Mbuyi Kabunda, de origen congolés y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Basilea, recalcó el hecho del crecimiento actual de las profundas desigualdades entre los países pobres y los ricos e hizo un llamamiento, sin ambages, a la desobediencia civil y a la oposición a un sistema que no tiene piedad con los “desfavorecidos” (es decir, con las víctimas que el sistema programa con una frialdad más allá de lo humano).
Posible y necesario. La profesora y catedrática de ética Adela Cortina habló del sujeto personal que ha de protagonizar un cambio a un mundo mejor posible y dijo, a mí esto fue lo que más me llamó la atención de su ponencia, que, a su manera de ver, un mundo diferente y justo no sólo es posible, sino necesario. Yo, modestamente y callado en mi silla, pensaba para mí: y urgente.
Conocer los problemas. La activista y escritora francesa Agnes Bertrand hizo una exposición muy jugosa y clara sobre los mecanismos mercantiles, financieros y económicos en general que usan la Organización Mundial de Comercio y las reuniones conocidas como “rondas de los GATT” o países ricos. A modo de siniestro ejemplo explicó cómo a través de las patentes occidentales de seres vivos (como las semillas) se está produciendo una catástrofe agrobiológica en muchos países pobres que han perdido sus mejores tierras para cultivar ahora transgénicos y producciones que hunden a millones de campesinos en la miseria. Lo que se está haciendo, con el consentimiento de los gobiernos occidentales que callan de manera cómplice, con el mercado internacional alimentario (es decir, subir de forma bestial los precios) es una de una inhumanidad comparable al genocidio practicado por los nazis con el pueblo judío. Sobrecogidos, aún oímos algunas palabras más de Agnes pidiéndonos integridad mental y moral, lucidez y confianza… para transformar este mundo ruinoso en otro mejor posible.
Derechos básicos. En este Congreso también se oyeron voces (voces de mujeres valerosas y conscientes) de los “sin techo” de Sevilla, de las mujeres que han sido maltratadas por los hombres, de los excluidos de Sevilla (como la comunidad gitana), de los inmigrantes, etc. No hablaban de utopías (que también) sino de derechos básicos que esta sociedad democrática no cumple, como el derecho a la vivienda, al empleo, a la salud…
Una espiritualidad comprometida. Yo asistí al taller “Historia de algunos movimientos Zen en España y su aportación a la ética y al compromiso social”. Una ponente de este taller, Ana María Schlutter, dijo claramente (oído, cocina, a todos los practicantes de religiones intimistas, escapistas, fundamentalistas, etc.) que hay que ir a las raíces de los problemas sociales desde la raíz personal, es decir, desde el corazón. Usar la religión o la espiritualidad o la ética sólo para encontrar un sosiego personal… es un error. Un “verdadero despertar”, dijo Ana María (cristiana y practicante de zen), debe llevar a un compromiso con los desheredados y pobres de la tierra.
Conclusiones. A mí me parece que las conclusiones básicas a las que ha llegado este Congreso son, en términos generales, dos: 1) activar en nuestros corazones un mecanismo profundo de escucha para oír la llamada, una llamada en tono de urgencia, de la Madre Tierra así como del valor y de la dignidad de los seres humanos, y 2) que esta llamada, una vez oída, debe producir no solo la exigencia de justicia social sino también de un cambio ético personal. Para más información sobre lo que este congreso dio y dará de sí les animo a visitar http://www.forosocialte2009.org, así como http://www.rebelatecontralapobreza.org