sábado, 11 de marzo de 2017

¿Por qué está tan nerviosa la derechona de siempre?.

La derechona de siempre, la derecha oligárquica y rancia de siempre que ha gobernado este país desde 1874 hasta aquí, vuelve a estar ostensiblemente nerviosa. La socialdemocracia corbatera postransición ídem de ídem. Las señales de este nerviosismo son tantas que no puedo entretener demasiado al lector presentándole un rosario muy largo de las mismas. Quienes jalean el racismo y la xenofobia son una de estas señales. Quienes encubren, con mil artimañas, los casos de corrupción política más graves son otra señal. Una Casa Real desnortada, tocada por la corrupción y con un nivel cero de credibilidad, es otra. Una ley electoral denunciada por activa y por pasiva por todos es otra. Los telediarios ultragubernamentalistas, la lacerante inutilidad de las medidas para combatir el paro y la precariedad, el anuncio del incremento de los gastos militares, el robo a mano armada de la caja de pensiones del estado… ¿Sigo?.

Todo parece tener una explicación sencilla. El boom-bluf que los poderes financieros organizaron, a cubierto de un estado sumiso y cómplice, estalló en mil pedazos hace pocos años y ahora viene la bancarrota de las arcas públicas, vilmente saqueadas, como consecuencia urdida de la debacle. Que este desfalco de los intereses sociales está planeado fríamente por los de siempre -es decir, por los poderes de siempre y la conocida casta de siempre a su servicio- es fácilmente comprobable cuando, como en estos años, padecemos en nuestras propias costillas cómo se nos recortan derechos sociales y recursos económicos públicos para vivienda, dependencia, empleo, cultura, solidaridad, educación, sanidad…

Pero la derechona está nerviosa por tres razones claras y principales: porque la situación social sigue siendo tan explosiva como insostenible, porque el ascenso de Unidos Podemos es imparable y porque los casos de corrupción son ya tan graves, tan numerosos y tan centrados en el núcleo duro dirigente del PP que no es posible ya seguir llamando a esto democracia. Las costuras de la Transición -no me referiré ya al caso catalán- han reventado hace tiempo. Este barco va a la deriva y la derechona lo sabe no ya bien, sino con la precisión fría de un relojero que sabe cuándo va a sonar la alarma. La derechona sabe que podría pasar algo no controlable por ella. Es posible que, realmente por primera vez desde hace 40 años, pierdan el manejo directo de los mecanismos del poder. Por eso está nerviosa.

En esta crisis -como la llaman los periodistas progubernamentales que amenazan a ciertos partidos políticos sin aportar ningún tipo de pruebas- hay ahora dos factores que consideramos fundamentales. El primero es la reacción ciudadana en las calles. Y el segundo es la guerra interna del PSOE. Los grandes sindicatos no parecen querer alentar ninguna huelga general, pero se la están jugando para siempre con su falta de nervio para enfrentarse a quienes explotan a los trabajadores sin piedad. Pero las protestas ciudadanas, estudiantiles, etc., no cesan. Hay muchos ejemplos… como el de las protestas sociales contra los recortes sanitarios en Andalucía. Unidos Podemos, curiosamente, no aprieta el acelerador en la calle; mantiene cierta calma aguardando acontecimientos. Sea como sea, la inquietud de la gente, el sufrimiento de la mayoría que no llega a fin de mes ni de lejos, la desesperación de quienes siguen sin empleo, el asco que anida en el corazón de los jóvenes que se ven forzados a trabajar fuera del país… todo ese magma trabaja sin cesar frente al PP y frente a un PSOE fosilizado cuyos máximos dirigentes ocupan, panzas agradecidas, las asesorías de las empresas del IBEX.

Respecto a la guerra entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, junto a la bancarrota electoral sufrida en los últimos comicios, habría que decir que viene muy bien al cambio que se avecina. El PSOE está completamente roto. Por algo será y difícilmente va a recuperarse en el ambiente social y político por el que atravesamos. Más le vale alejarse del camino que sigue el PP o caerá en el más definitivo de los ostracismos. Si gana la partida Susana Díaz, Unidos Podemos ascenderá porque la presidenta de la Junta de Andalucía dará mil muestras de su consolidado conservadurismo político, generando una fuerte reacción social en su contra y en contra del PSOE fósil de Felipe González. Si gana Pedro Sánchez, Unidos Podemos ascenderá porque Pedro Sánchez se verá obligado a pactar con la fuerza morada.

Es normal que la derecha, a quien solo le queda ya parte del aparato judicial, más la fuerza disuasoria de la policía y de los telediarios más falsos de estos 40 años de postransición, esté nerviosa. La derechona de siempre sabe que se le acaba el tiempo a una velocidad que le asusta, sabe que las urnas podrían darle una sorpresa a no mucho tardar.

Mientras se produce la llegada de un nuevo y ansiado 14 de abril, solo nos queda a la izquierda seguir luchando por la dignidad, la democracia y el bien común. Nos queda recrecer nuestra esperanza, nuestras vías ya abiertas de trabajo alternativo frente al todo va bien que el incalificable Rajoy pretende que nos traguemos.

Adelante.