En el mundo continúan existiendo decenas de miles de
armas atómicas capaces de reventar el planeta en mil pedazos, como es sabido,
varias veces. Puede verse al respecto el epígrafe 7 de este informe: http://www.sipri.org/yearbook/2012/files/SIPRIYB12SummaryES.pdf,
donde se citan 19.000 bombas atómicas, aunque hay quienes calculan que podrían
ser 22.000. Es decir, nuestro planeta es, por obra y gracia de ciertas almas de destrucción masiva
(científicos, altos mandos militares, cúpulas políticas, fríos industriales, etc.),
una especie de terrorista del sistema solar que lleva bajo el chaleco una
colosal cantidad de TNT radiactiva. La gente, los pueblos, la civilización
humana, la naturaleza, toda la vida sobre la faz del planeta, está en manos de
unas cuantas almas de destrucción masiva.
Me pregunto si el presidente
del sentido común, el sr. Mariano Rajoy, es o no un alma de destrucción masiva. Su afán, lo mismo que el del anterior
presidente, sr. José Luis Rodríguez, de colocar en la Base de Rota un escudo antimisiles (un eufemismo para
ocultar que se trata de un sistema de armas de ataque) indica claramente que
admite y participa en la estrategia nuclear. Pero quizás, quién sabe, su alma
no pretende nuestra destrucción masiva, sino solo la de quienes, en el lado de
los posibles enemigos, un día se vean expuestos al incontestable poder atómico
de nuestros aliados. Siendo así el problema -siendo otros los amenazados- no es
un tema preocupante, ¿no?.
El pasado sábado día 10/11/12 se publicó un
sorprendente artículo del exministro israelí de Asuntos Exteriores sr. Shlomo
Ben Ami en la prensa nacional. El artículo (http://elpais.com/elpais/2012/11/05/opinion/1352137495_705368.html)
se titula: “Cero armas nucleares, cero prejuicios” y consiste básicamente en
una crítica a la campaña pacifista internacional Global Zero (http://www.globalzero.org/) al tiempo que
en una defensa práctica de la posesión de armas nucleares por parte de Israel.
Para este exministro laborista, Israel no es un caso de proliferación nuclear;
Irán sí.
Shlomo
Ben Ami dice en él que la exigencia de abolición total de las armas nucleares
no es más que un “sueño de un mundo sin
armas nucleares” y que el problema principal no son los grandes arsenales de
EE.UU y Rusia sino el riesgo de la proliferación. Si la iniciativa Global Zero
quiere credibilidad y legitimidad entonces, dice Shlomo, ha de “concentrarse
en la amenaza que supone la multiplicación de estados nuclearizados”. El
autor también dice, es cierto, que “Israel
debe entender que su estrategia nuclear no es sostenible”, pero pone un
significativo ejemplo: mientras no se solucione el problema de Cachemira, India
y Pakistán no accederán a desnuclearizarse militarmente… aunque todavía no haya
países árabes con poder atómico que, en este sentido, rivalicen con Israel.
Expone
Shlomo Ben Ami en dicho artículo que la mayoría de quienes poseen armas
nucleares lo hacen para contrarrestar así la superioridad del poder militar
convencional de sus enemigos y da a entender muy claramente, a modo de
justificación, que este es también el caso de Israel y su arsenal atómico. Y
termina añadiendo que la pretensión árabe del desarme nuclear de Israel es
equivocada si no acepta previamente un determinado “concepto de seguridad amplio de la región”, aunque no hace ni una
referencia a qué clase de paz querría él para alentar a su nación a
desnuclearizarse, con lo que su artículo queda muy cojo.
Me ha alarmado este artículo por una razón principal: porque
creo que su autor está convencido –como posición de fondo– de que la posesión
de armas nucleares por parte de Israel es lo que hasta ahora ha frenado una
conflagración generalizada en la zona. Pero a mí me parece que esta creencia en
la supuesta eficacia de la llamada “disuasión nuclear” es, en sí misma, una gravísima
dificultad para alcanzar la paz. Tratar de colocar la pelota de la
responsabilidad de la desnuclearización de la región en el tejado de los países
árabes en vez de en el suyo propio, ¿no es una peligrosa pérdida de tiempo?.
Por otra parte, ¿ni una palabra en ese artículo sobre la cuestión palestina que no sea la indirecta comparación de las
justas causas de un pueblo, que sufre hasta límites indecibles, con el
comportamiento militar de Hizbolá?. En suma, ¿qué es lo que quiere justificar
Shlomo Ben Ami con eso de los ataques
misilísticos a gran escala por parte de Hizbolá?, ¿cosas como que es
comprensible que Israel posea ese arsenal atómico en legítima defensa ante, según
él cita también, el uso de armas químicas en la región?.
Creo que este artículo sobre las armas nucleares en
Oriente Medio tiene una gran significación. Porque bajo su pose supuestamente progresista
(la que se fomenta desde El País) se esconde
una peligrosa convicción –como he dicho– en la eficacia política de estas armas
y porque, a la vez, se muestra comprensivo, por omisión, con un posible ataque
militar occidental a las instalaciones nucleares iraníes.
Por mi parte, opino que la existencia de Israel
depende, precisamente, del desarme nuclear al que ha de proceder por la vía más
radicalmente urgente, del mismo modo que la comunidad internacional está en su
derecho de presionar (no por la vía militar) a Irán y a otros países para que
no se den más casos de “proliferación nuclear” (aunque este sea un concepto más
que discutible).
El escrito de Shlomo Ben Ami, dirigido a los países
árabes, suena a o hacéis lo que Israel
disponga en la zona o no desmantelaremos nuestro arsenal nuclear... Porque Israel
tiene derecho a la existencia, sí, pero sobran algunas almas de destrucción masiva en la cúpula del Likud (en lo que el
autor del artículo podría quizás estar de acuerdo) tanto como esa extraña paz
fundada en la eficacia diplomática de las armas atómicas. Tampoco el título del
artículo puede ser más desafortunado porque ¿es un prejuicio antijudío considerar
que la posesión de ese arsenal no garantiza ni la existencia del estado de
Israel ni la consecución de paz en la zona?; ¿es un prejuicio considerar que
esas armas constituyen una permanente amenaza de guerra contra los pueblos
vecinos y que, en consecuencia, son una losa sobre toda paz posible?, ¿es un
prejuicio advertir que será el “realismo atómico” quien podría traer sobre
Oriente Medio un inmenso desastre humano?.
Shlomo Ben Ami no suscribe la mentalidad belicista del
partido actualmente en el gobierno de Israel, pero su objetivo sigue siendo
claro: “obtener el apoyo internacional
que tanto Israel como Estados Unidos necesitan para enfrentar a Irán” (http://www.project-syndicate.org/commentary/ahmedinejad-nuclear-enrichment-air-strikes-war-by-shlomo-ben-ami/spanish)
Por su parte, España no es ajena, por supuesto, a la
concepción de la diplomacia europeísta
que con la mano izquierda habla de derechos humanos y con la mano derecha opera
con grandes arsenales atómicos gestionados por la OTAN. No hay más que leer lo
que aquí copio y pego (sacado de una página de nuestro Ministerio de Asuntos
Exteriores: http://www.maec.es/es/MenuPpal/Asuntos/Desarmeynoproliferacion/Paginas/Desarme.aspx)
… la no proliferación persigue
que ningún país aumente su capacidad armamentística, es decir, que se
mantengan tanto cuantitativa como cualitativamente los arsenales que ya existen.
… La no proliferación representa un “equilibrio” pactado en el que los países
de los que se trate posean una capacidad suficiente de autodefensa para la
seguridad nacional y se logren la paz y estabilidad internacionales.
Entonces, es obvio que “no proliferación nuclear” no significa
que no haya más armas nucleares en el mundo o que, por ejemplo, España no las
use mediante testaferros (es decir, mediante tratados de cooperación militar con países poderosos que sí las detentan), sino
que no las posean quienes no interesa que las posean. O, dicho de otro modo, la
“no proliferación nuclear” es un régimen de cosas impuesto -por la fuerza- por
los poseedores de los grandes arsenales y, además, un régimen sostenido con una
sola y engañosa idea clave (que Shlomo Ben Ami comparte): o la humanidad acepta
las armas nucleares que ya tienen China, Inglaterra, Francia, EE.UU., Rusia o que
se prepare para la destrucción causada por la fabricación y posible uso de
armas nucleares por parte de los estados
fallidos o desobedientes…
Pero esto, ¿no es una forma perversa y peligrosa de
seguir adelante con el juego de la amenaza atómica haciéndonos tragar ese falso
dilema como situación estática inapelable de la realidad nuclear militar en el
mundo de hoy?. La respuesta es sí y la conclusión esta: el estado de guerra permanente en el que vivimos tiene una lógica
interna que lo sostiene y dirige, a saber, la lógica de las almas de destrucción
masiva.
Termino esta breve reflexión señalando
algo muy relevante que todos conocen pero que se comenta demasiado poco: el
llamado “Consejo de Seguridad” de la Organización de las Naciones Unidas (cuyo
objetivo primero debería ser la paz entre las naciones) está compuesto actualmente
por China (con 240 ojivas nucleares), Reino Unido (con 225 ojivas nucleares),
Francia (con 300 ojivas nucleares), Rusia (con 10.000 ojivas nucleares) y EE.UU
(con 8.000 ojivas nucleares) (fuente: Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz).