El miedo no es la solución.-
Me ha sorprendido este artículo
de Rafael Poch (https://rafaelpoch.com/2024/03/28/la-ruptura-del-canon-y-sus-consecuencias/)
en donde, resumidamente, viene a decir: 1) la situación internacional es de extrema
gravedad, y 2) volvamos al miedo de la amenaza de mutua destrucción asegurada (MDA)
como solución que vuelva a contener a las partes, en evitación de un holocausto
planetario vía conflagración atómica. En ningún momento, lo que me parece
alucinante, habla Poch de la vía del desarme nuclear, del desmantelamiento de
arsenales. Una humanidad y un medio ambiente mundial libre de la amenaza
atómica no le parecen ninguna prioridad, la prioridad le parece volver a los
cauces de la Guerra Fría para que los "contendientes" no nos frían a
todos ahora.
Podría haberse referido al
Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares (https://es.greenpeace.org/es/sala-de-prensa/comunicados/el-tratado-sobre-la-prohibicion-de-las-armas-nucleares-cumple-tres-anos-en-vigor-en-el-momento-de-mayor-amenaza-nuclear-desde-la-ii-guerra-mundial/)
suscrito ya por casi 100 países, pero no ya no lo propone como senda a seguir,
sino que ni lo menciona.
Dice literalmente: "Se
constata que la condición de Rusia como superpotencia nuclear ya no da miedo.
Ese miedo que evitó, por disuasión, la guerra nuclear en el pasado, y que, por
tanto, es imperativo recuperar hoy para evitar una catástrofe". Es decir,
ya que estamos (ahora y en otras ocasiones que Poch cita) a punto de una
hecatombe mundial vía Hiroshima general, volvamos a rezar, a encomendarnos, a
la eficacia disuasoria de Hiroshima y el exterminio radiactivo... En vez de la
muerte segura, debemos elegir la más segura agonía: volver la OTAN a la
moderación y Rusia a evitar sus alardeos... es decir, volver a la eficacia de
la amenaza de MDA basada en el respeto de las partes a los pactos de no
agresión. Según Poch, una tercera guerra mundial se evitará manteniendo el
miedo, esto es, la eficacia disuasoria de la amenaza de MDA, es decir,
volviendo a la Guerra Fría y los tratados del “canon” atómico.
Pero la lógica interna de este
tipo de razonamiento desde luego es inexistente y, siendo generoso, dicha forma
de razonar y expresarse sólo podría considerarse "coherente", ya que
se funda (explícitamente) en el miedo para proponer el miedo... Pero, ahora sí,
empleemos nosotros la lógica y atengámonos a los hechos: el miedo es un arma
militar de poca eficacia cuando la espiral de la violencia se enrosca más de la
cuenta, como ahora. El miedo no frena al Pentágono. El miedo hará que Putin
reaccione. Y este miedo nos podría, en consecuencia, hacer saltar por los
aires. El miedo, Sr. Poch, nos ha traído hasta aquí; luego no es la solución
frente a un militarismo que no tiene miedo.
¿No será más lógico acudir a la
raíz de ese miedo biocida (la existencia misma de la estrategia nuclear) para,
mediante el tratado de prohibición, hacer desaparecer la posibilidad de un
Armagedon?, ¿no será más lógico, sensato y realista exigir la ciudadanía a sus
muy muy irresponsables élites dirigentes el fin definitivo de las armas
nucleares y el armamentismo más salvaje?, ¿no habrá que dejar de volver a ningún
sitio supuestamente seguro para, de una vez, avanzar hacia la Paz sin miedo por
la vía, necesaria, inevitable, del pacifismo?.
El NO A LA GUERRA no es solamente
evitar que los líderes desaten una carnicería, es que no la puedan desatar. Las
guerras no surgen de la nada, no son actos puntuales, sino efectos de
situaciones (con fundamentos históricos, políticos y económicos) que conducen a
ellas. El miedo no frena al militarismo, el miedo es el combustible del militarismo.