Cuando nos reuníamos en el Taller de Paz en los años 90 ya algunos habíamos cumplido los 30 años. Nuestra energía era muy grande. Nuestro ímpetu por intentar aportar un granito de arena a las soluciones que el mundo necesitaba y necesita era imparable. Con Nacho Villamor, con Sebastián Muñoz, con Paco Cuevas, y con tantos otros y otras que pasaron por el Taller de Paz, nos esforzábamos 24 horas al día por hacer lo imposible por implicarnos, y bien que lo lográbamos, en los trabajos (insumisión, educación para la Paz, marchas a Rota, denuncia de los gastos militares, etc.) que entendíamos podían conducir a los pueblos a la tan ansiada Paz.
Nacho y yo hablábamos a veces sobre historia contemporánea, sobre los Balcanes, sobre la caída del muro de Berlín, etc. Los libros de E. Hobsbawn y de E.P. Thompson le gustaban. Recuerdo que los mapas, la expresión gráfica de los acontecimientos históricos, le parecían objetos pedagógicos y de conocimiento de mucho interés. Las cosas "geografiadas" le parecían más verdaderas. Recuerdo su no conformarse con explicaciones simplistas de los acontecimientos, su mirada siempre a vista de águila, de conjunto y a la vez precisa en los detalles, a la hora de intentar comprender los sucesos de la gran política, la geoestrategia, especialmente los conflictos armados.
Y esta vino a ser la aportación, determinante, que Nacho hizo al muy dinámico Taller de Paz: no actuar, como pacifistas, por impulsos, por emociones, sino por razones, por argumentos, por un proceso que tenga en la comprensión profunda de los aspectos complejos de la realidad su fundamento. Y siempre en el debate: su estilo pausado, su voz queda, su elegancia incansable en el tono, su apuesta por la formación permanente, sus ganas de oír a los otros y animar al conocimiento colectivo, su pasión por la verdad fruto del análisis crítico de sus componentes, factores, raíces. Sin querer, era profesor. De los de verdad, de los que te inoculan ganas de aprender.
Pronto hará 5 años de su muerte. Una dolorosa pérdida solo compensada por la permanencia de su mensaje, de su dulce estilo, de su valioso recuerdo.
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18 centros públicos de Jerez premiados premiados por promover proyectos de paz y convivencia. Entregados los IV Premios Nacho Villamor para la Paz y la convivencia:
