Lo que ocurre en Siria es una carnicería que está haciendo tambalearse todo
Oriente Medio y toda Europa. Pero, por ejemplo, ¿el control militar de países
como Egipto o Argelia, es menos preocupante?, ¿o quizás lo son el frágil
acuerdo alcanzado con Irán o la explosiva agresividad de Netanyahu?; ¿y el afán
gubernamental japonés en cambiar su constitución para ampliar su poder militar?,
¿y el avispero de las Coreas con China a un tiro de piedra?, ¿y Afganistán?, ¿y
la mano sucia, aún, de EE.UU en América Latina?, ¿y las múltiples tensiones
alrededor del golfo de Guinea?, ¿y las peligrosas tensiones al norte y al sur
de Ucrania y el Mar Negro?... podríamos seguir así hasta incluir en este
listado a más de medio planeta porque el mundo global en el que vivimos está
basado no en la razón, en el diálogo, en la solidaridad internacional, sino en
un capitalismo ferozmente belicista que usa la fuerza militar para imponer sus
intereses en cada centímetro de la Tierra. Ese omnímodo neocapitalismo se ha
vuelto políticamente camaleónico, transversal y permeable a ideologías y
estados de todo tipo. En el peligroso contexto de una crisis medioambiental
generalizada, unas mismas feroces reglas del juego rigen el destino de India,
Sudáfrica, Brasil, China, sureste asiático…
Ciertamente, no
todos los países tienen la misma responsabilidad en este apocalíptico estado
global de cosas. Unos cuantos (Pakistán, India, Israel, etc.) poseen arsenales
nucleares que podrían causar la destrucción de toda la biosfera. Algunos de
ellos practican la amenaza permanente contra todos -caso de la increíble
maquinaria militar de EE.UU. a lo largo y ancho de todo el globo-. Otros, como
Rusia o China, apuestan por políticas de rearme moderadamente progresivo,
alianzas e intervenciones militares y diplomáticas que forman parte de un mismo
juego de amenazas, forzadas oportunidades, pactos de explotación de mercados,
estrategias de apropiación de recursos diversos y fuentes de energía… El mundo
está gobernado por fuerzas económicas –entre las que el TTIP, por ejemplo, quiere
comportarse en la UE como un eficaz constructo– que usan una conocida mano de
hierro para abrirse paso en la jungla del tablero mundial: las armas, las
guerras, las amenazas militares. La OTAN, al igual que otras alianzas militares
en el mundo de hoy, es un machete occidental en manos de los países que quieren
seguir abriéndose paso para explotar las riquezas de este selvático sistema
internacional en el que, por el momento, sobrevive la especie humana. Antes con
el señuelo del peligro comunista y
ahora con el del yihadismo hasta en
la sopa, la OTAN sigue buscando apuntalar, manu militari, la primacía económica
de unos cuantos países y de unas cuantas multinacionales.
Las maniobras de la OTAN llamadas Trident Juncture 2015 que ahora se celebran en todo el territorio del estado español -más Portugal e Italia- no son más que un macroejercicio práctico militar, con algunas características ciertamente novedosas, en el contexto mundial que hemos descrito sucintamente. Es decir, no se trata sólo de estar preparados 'técnicamente' para actuar en caso necesario -por los motivos que sean- en todo el norte del continente africano o en todo el eje que iría desde Ucrania hasta Arabia Saudí, sino, sobre todo, de impactar en la opinión pública a favor de un estado de cosas donde el bloque democrático occidental se ve obligado a actuar militarmente en todo el planeta para asegurar que su red de explotación de recursos, mercados, fuentes de energía, estados vasallos, etc., sigue siendo políticamente viable y económicamente rentable.
Las maniobras Trident Juncture, donde el territorio del estado español -debido sobre todo a su posición respecto al Estrecho de Gibraltar- juega un cierto papel, vienen a ser la puesta en escena de una nueva mentalidad político-militar consistente en una vuelta de tuerca más en el proceso de depredación internacional de los más débiles y en la advertencia permanente a los otros grandes actores del mundo multipolar en el que nos toca vivir. La OTAN, que es un vestigio de la Guerra Fría hoy disfrazada de rambo antiyihadista, quiere servir aún para aglutinar militarmente las fuerzas occidentales y para lanzar a satélites secundarios de retaguardia como España, Italia o Portugal, hacia un belicismo mundial sin retorno.
Puede que el terrible
mundo que Samuel Huntington -ese intelectual del pensamiento único- se inventó parece que, a nuestro pesar, va
tomando cuerpo a lo largo y ancho de la geografía terráquea. Y puede ser que Francis
Fukuyama, el autor de El fin de la
historia y el último hombre, se quedara corto… y que, más allá o más acá de
las ideologías y las culturas, más allá o más acá del mundo feliz del
capitalismo y la democracia occidental, una pulsión belicista profunda, en un
contexto de crisis medioambiental global y de crecimiento demográfico explosivo,
esté sentando las bases de una conflagración mundial donde las armas nucleares
entrarían definitivamente en escena.
Hay que
comprender estas concretas maniobras Trident Juncture 2015 no en un escenario con
eje mediterráneo y reducible a una oposición simplista de EE.UU., los malos,
contra Rusia y contra el islamismo en África. Más bien, estas maniobras forman
parte de una ya no tan incipiente dinámica internacional donde, en una
belicista multidireccionalidad de conflictos armados -permanentes y de mayor o
menor intensidad-, podría abrirse paso un día, quién sabe, la última de todas
las guerras.
Creo que mi
visión no es pesimista ni, tampoco, irreflexivamente deslumbrada ante tesis,
ciertamente sospechosas de complicidad con el militarismo occidental, como las
de Fukuyama y Huntignton, sino que se limita a constatar un contexto mundial de
crisis multinivel donde la guerra, la posesión de armas de destrucción masiva, la
OTAN, estas supermaniobras Trident Juncture, el escudo antimisiles de EE.UU. en Rota, la
construcción de nuevas y sofisticadas armas por parte de Rusia y China, etc.,
se comportan como fríos instrumentos de una enloquecida concepción de la política
y de la vida compartida por todos los gobiernos de las potencias
internacionales.
Ser hoy
pacifista es adquirir conciencia de estos problemas, indignarse por ellos y
actuar políticamente para que, en nuestro caso, el gobierno y la sociedad
española no sigan por la senda del biocidio, es decir, la de los gastos militares multimillonarios y las relaciones internacionales fundadas en la fuerza de las armas de destrucción masiva que la OTAN promueve.
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UN LLAMAMIENTO CONTRA LAS MANIOBRAS DE LA OTAN VERTEBRA MOVILIZACIONES Y ACCIONES DE DESOBEDIENCIA CIVIL:
https://redantimilitarista.wordpress.com/2015/10/23/un-llamamiento-contra-las-maniobras-de-la-otan-vertebra-movilizaciones-y-acciones-de-desobediencia-civil/
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UN LLAMAMIENTO CONTRA LAS MANIOBRAS DE LA OTAN VERTEBRA MOVILIZACIONES Y ACCIONES DE DESOBEDIENCIA CIVIL:
https://redantimilitarista.wordpress.com/2015/10/23/un-llamamiento-contra-las-maniobras-de-la-otan-vertebra-movilizaciones-y-acciones-de-desobediencia-civil/