martes, 13 de mayo de 2014

¿"Salvar" un inútil portaviones de guerra que costaba 30 milllones de euros anuales?; no, gracias.


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Me ha sorprendido muy negativamente el atrevimiento de un par de senadores, los señores Manuel Altava (PP) y Emilio Álvarez (PSOE), de querer convertir lo que queda del portaviones de guerra “Príncipe de Asturias” en un museo naval anclado en alguna ciudad española que se ofrezca para ello. La iniciativa ha sido cariñosamente publicitada por el periódico ABC (nota 1).

Estos senadores se han atrevido a escribir en el manifiesto público que han lanzado que: “Hoy, sin embargo, se ha decidido dar de baja un magnífico barco que, con las actualizaciones pertinentes, podría haber seguido prestando un servicio excelente a la Armada y a la seguridad y la defensa de España y nuestros aliados”… sin tener en cuenta lo que costarían esas actualizaciones y la multimillonaria deuda del Ministerio de Defensa (30.000 millones de euros) y que el mantenimiento anual de este mastodóntico barco de guerra estaba costando 30 millones de euros anuales (véase al respecto: nota 2)



Estos senadores [que a posta ignoran el estado de emergencia social en que nos encontramos] buscan, es evidente, que se reabra el debate sobre los escasos recortes del presupuesto militar tocando el corazón de los españoles con esta sensiblona campaña de “salvar el Príncipe de Asturias”. Mal asunto. Nefasto asunto. Una prueba, entre otras muchas, de lo mucho que trabajan estos dos partidos por la Paz, la paz que traen las guerras que ellos organizan.



Los senadores, además de alentar la protesta de algunos sectores a favor de un aumento de los gastos militares, añaden sin pestañear: “sí nos preocupa hondamente que el buque que mejor ha simbolizado la España moderna, democrática y tecnológica, la de la plena integración de las Fuerzas Armadas en la sociedad de la que forman parte, la España de los últimos cuarenta años, vaya a ser desguazado y vendido a trozos por el peso de su metal…” ¿Esta frase es un llamamiento encubierto, aparentemente sensiblero, a los estamentos militares para que se opongan al gobierno y reclamen dinero, poder político y reconocimiento social?. 


¿La ciudadanía del siglo XXI debemos considerar las armas de guerra que EE.UU, tras el Dédalo, aprobó para nuestro país “como el monumento simbólico representativo de la España de mayor progreso económico y social de nuestra Historia”?. 


Dios mío, qué pretensión tan anodina y falta de sentido de la realidad la de estos dos senadores [que trabajan en el Senado] queriendo convertir ese buque de guerra en el símbolo de nuestra democracia…  me parece algo comparable, equiparable, a lo que, quizás, querían decir la reina y Pedro Morenés cuando, no hace mucho y en un acto de indescriptible surrealismo, inauguraron el monumento a Gandhi junto al Congreso de los diputados. Vamos, que Pedro Morenés es un seguidor de Gandhi y un descomunal buque de guerra es el gran símbolo de nuestra democracia. Dios mío. Dios mío.


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(nota 1):

(nota 2):