Ojo al resumen de Europa Press, de ayer jueves 27/12/2012, sobre la declaraciones del Ministro de Defensa de España en el Congreso:
Sobre el gasto militar en "acciones exteriores" sabemos que el Ministro miente porque la mayor parte del presupuesto militar español está destinado actualmente a "intervenciones fuera de área".
¿O los cazabombarderos españoles que, en misiones de "reconocimiento previo", participaron en Libia para que después otros cazas bombardearan la zona están presupuestados en esas "acciones exteriores"?. NO; solo lo está el fuel que emplearon para hacer las pasadas...
¿O acaso el "buque de proyección estratégica" Juan Carlos I está considerado como un gasto en "acciones exteriores"?. NO, pero debería estarlo porque es un arma ofensiva claramente fabricada y concebida para acciones "fuera de área".
Y así un muy largo etc.
¿Las "acciones exteriores" solamente 766 millones de euros respecto a los alrededor de 20.000 millones de euros anuales del Ministerio de Defensa?. ¡¡Pero si hoy todas las Fuerzas Armadas Españolas están concebidas, programadas, financiadas y apoyadas políticamente por el PP y el PSOE para que se "proyecten en escenarios internacionales", al parecer, prioritarios "para nuestra seguridad".... como Afganistán¡¡.
Desvelar esta monumental mentira del Ministro en cuanto a los verdaderos gastos de España en operaciones militares en el exterior, tratando de hacernos creer que solamente son 766 millones, es importante por una razón: pone en evidencia que el Gobierno intenta desesperadamente engañar a la población acerca del papel de nuestras Fuerzas Armadas, que no es ya, ni de lejos, el que señala la Constitución Española (defender la integridad del territorio, repeler ataques, etc.), sino, de la mano de los países de la OTAN, apropiarse de los recursos, los mercados y los intereses geoestratégicos de esos "otros escenarios internacionales" a donde enviamos -cada vez con mayor asiduidad y en mayor cantidad- nuestras agresivas armas y nuestros 'humanitarios' generales.
Pero hoy ocultar el militarismo más descarnado no es fácil y la opinión pública está, a pesar de la crisis, o quizás gracias a ella, mucho más informada.
Y esto es lo que ya el Gobierno no logra ocultar (y la razón por la que se empeña en aparentar "transparencia" en el gasto militar): que su locura armamentista y belicista carece de sentido y es, en sí misma, un peligro social y un gravísimo atentado contra los Derechos Humanos en el mundo.